Por Leslie Stone
Usted está de pie en la fila esperando su turno para pasar por los detectores de metal en algún edificio gubernamental en América del Sur. Mientras su cartera pasa por la máquina de rayos X, usted ya sabe lo que ocurrirá después. “¿Señorita, qué es esta cosa en su bolsa?”. Usted trata de explicarles a los guardias de seguridad lo que es un extractor de leche y que no se trata de un artefacto explosivo, a pesar de que a los extractores de leche también se les llama “bomba” en ese país.
Volver a trabajar cuando una se encuentra todavía en período de lactancia conlleva un conjunto de desafíos si se quiere tener éxito en esta tarea. Y si a ello se añaden los viajes de trabajo, las cosas se vuelven aún más difíciles. Existen muchas maneras en que los empleadores pueden apoyar la lactancia: licencias de maternidad más largas (considerándose opciones con o sin remuneración), horarios temporales de medio tiempo, opciones de teletrabajo, guarderías en el lugar de trabajo, salas de lactancia equipadas, acceso a consultas con especialistas en lactancia, tiempo oficialmente establecido para extraer la leche materna y políticas de viaje posparto.
Tener un espacio privado y tiempo para extraer leche materna en la oficina constituye una pieza importante en el éxito de la lactancia para aquellas madres que regresan al trabajo. Pero ¿cómo puede un empleador asegurarse de que también haya ese tiempo y espacio fuera de la oficina? El retorno prematuro al trajín de los viajes de trabajo durante la lactancia va más allá de ser un simple inconveniente: constituye además una dificultad y un riesgo de salud o de infección (mastitis). Es complicado para una madre combinar las reuniones en varios lugares con un horario regular de extracción de leche que le permita mantener la provisión necesaria, a la vez que intenta encontrar un espacio privado (e idealmente limpio) para realizar dicha extracción. Si bien esta publicación se refiere a las experiencias de las madres lactantes del BID, la misma puede aplicarse fácilmente a cualquier empleador de cualquier lugar que contrata mujeres, particularmente cuando exigen viajes de trabajo.
Visualice estas situaciones reales y tenga en cuenta lo siguiente: (1) Hay aspectos psicológicos de la lactancia que requieren que usted esté mentalmente relajada para que la función de “subida de leche” marche bien y la leche fluya antes de que pueda darse paso a la extracción. Imagínese a usted misma en estos lugares y situaciones no tan privadas, ajustando las piezas plásticas del extractor a sus senos durante 20 minutos y tratando de sentires RELAJADA. (2) Teniendo en cuenta el tiempo y la energía que se necesita para extraer la leche y dado que se trata de la COMIDA de su hijo, probablemente usted querrá guardar su leche y llevarla de vuelta a casa.
Durante su vuelo de diez horas desde Washington DC hasta el Cono Sur, usted tiene que extraerse leche algunas veces en su asiento de avión, por debajo de su manta de avión, mientras el pasajero de edad avanzada del asiento de al lado le pregunta qué está haciendo y usted rápidamente responde que se trata de un tratamiento especial para el asma. O al asistir a reuniones de trabajo en el Ministerio de Protección Social, usted necesita pedir prestada la oficina del Viceministro para extraerse leche debido a la falta de espacio y de conexiones eléctricas en el baño, mientras él espera AFUERA. Imagine hacer una visita de campo de último momento al otro lado de una isla del Caribe sin su extractor de leche a mano, lo cual resulta en dolor severo, congestión y un conducto de leche obstruido al finalizar el día debido a que se saltó algunas sesiones de extracción. Luego intente pedir permiso en el restaurante del hotel para almacenar toda la leche extraída en el refrigerador, ya que el que está en su habitación no enfría lo suficiente. Imagínese tratando de transportar la leche extraída en su vuelo de regreso en un enfriador portátil, solo para que luego los agentes de seguridad del aeropuerto le digan que tiene que ponerla en su equipaje registrado o bien tirarla a la basura, ya que se trata de un líquido no autorizado. Peor aún, imagínese extraerse leche religiosamente 6 veces al día durante los 5 días de viaje y que al llegar a casa su bebé se niega a seguir lactando, con lo cual concluye el período de la lactancia mucho antes de lo que usted había planeado.
Después de muchas lunas, el Banco acaba de aprobar dos importantes políticas de lactancia. Dichas políticas apoyan a las trabajadoras que retornan al trabajo después del parto y que continúan amamantando a sus hijos: tiempo oficial de lactancia (de hasta 2 horas por día para extraer la leche materna, siguiendo el modelo de la política de UNICEF) y restricción de los viajes posparto (de hasta un año después del parto, siguiendo el modelo de la política del FMI). Las nuevas políticas del BID siguieron a la construcción de una sala de lactancia de primera categoría en la sede del Banco. El acceso a estas políticas y a este espacio equipado constituirá un cambio de vida para algunas de las empleadas del BID (aproximadamente el 11% del personal) que toman licencia de maternidad cada año, ahora y en el futuro.
El BID debe asegurarse de que estas políticas de lactancia sean igualmente accesibles para todas las mujeres en todas sus oficinas y también debería considerar la aprobación de una política de viajes posparto para el personal masculino, dada la importancia de la presencia física de la pareja durante las primeras semanas después del nacimiento a fin de apoyar la lactancia materna.
Leslie Stone es Economista Especialista Senior en la Oficina de Evaluación y Supervisión (OVE) del BID, donde trabaja desde el año 2012. Leslie empezó en el BID como Joven Profesional en 2003 y previo a incorporarse como evaluadora de OVE, fue durante 7 años especialista en Protección Social y Salud. Leslie tiene un doctorado en Demografía por la Universidad de Pennsylvania y es madre de tres hijos.
Luz Caballero dice
Excelente!!!