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Como hemos mencionado en las anteriores entradas de blog de esta serie sobre Ciudades y Salud, la desigualdad en América Latina y el Caribe (ALC) va más allá de la disparidad de ingresos. También afecta a la salud de su población.
Una reciente monografía del BID documenta otra dimensión de la desigualdad en la región: la desigualdad en la exposición a la contaminación atmosférica y acústica. La contaminación atmosférica y acústica son dos de los principales riesgos ambientales para la salud, por lo que una exposición desigual podría provocar desigualdades en materia de salud. Además, dado que la contaminación atmosférica y acústica perjudica al capital humano y a los resultados económicos, la exposición desigual a la contaminación ambiental también podría exacerbar las desigualdades de ingresos y riqueza existentes.
¿Cómo afecta la contaminación urbana a la salud?
La contaminación atmosférica tiene importantes efectos negativos sobre la salud. Por ejemplo, los niveles elevados de contaminación atmosférica por partículas provocan un aumento de los ingresos hospitalarios y de las visitas a urgencias. También produce un aumento de síntomas respiratorios, de la exacerbación de las enfermedades respiratorias y cardiovasculares crónicas, del empeoramiento de la función pulmonar, así como de la mortalidad prematura. Es un hecho que la calidad del aire ha mejorado significativamente en la mayoría de las zonas de ALC en las últimas décadas. Sin embargo, más de 100 millones de residentes de la región están expuestos a niveles de contaminación atmosférica superiores a las Directrices de Calidad del Aire de la Organización Mundial de la Salud.
Aunque la contaminación atmosférica está ampliamente reconocida como un importante problema de salud pública, la contaminación acústica suele considerarse una molestia. Sin embargo, los efectos de la contaminación acústica sobre la salud son importantes desde el punto de vista médico y social. La contaminación acústica, en particular la del tráfico rodado y la de los aviones, está relacionada con la hipertensión arterial y las cardiopatías isquémicas como criterios de valoración cardiovasculares en los países desarrollados. Este tipo de contaminación ha aumentado debido al crecimiento de la población, la urbanización y la ampliación de las redes de transporte. Aunque no hay datos completos para la región de ALC, la Organización Mundial de la Salud clasifica la contaminación acústica del tráfico como el segundo riesgo ambiental más importante para la salud en Europa.
¿Existe una desigualdad en la exposición a la contaminación entre los barrios ricos y los pobres?
En todo el mundo hay evidencia de que los grupos socioeconómicos más bajos están más expuestos a la contaminación atmosférica y acústica. ALC no es una excepción. Un estudio publicado en 2015 documenta que las zonas de Santiago de Chile con menor nivel socioeconómico tienen un 21% más de días con calidad de aire insalubre que otras zonas de la ciudad.

El BID, en su misión de mejorar la vida de los habitantes de la región, publicó recientemente una monografía titulada Ciudades inclusivas: Ciudades saludables para todos. En el capítulo 8.5 se analizan los resultados de un estudio de caso sobre Santiago de Chile. En esta publicación se analiza la exposición a la contaminación atmosférica y acústica en las comunas del área metropolitana de Santiago de Chile, documentando correlaciones gráficas entre la exposición a altos niveles de contaminación atmosférica y acústica ambiental, y los indicadores de características socioeconómicas.
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En consonancia con el estudio publicado en 2015, las correlaciones gráficas ilustran que existe una exposición desigual a la contaminación por estatus socioeconómico a nivel de comuna.
El gráfico 1, panel A.2, muestra que las comunas más ricas, medidas por el ingreso per cápita de los hogares, están menos expuestas a altos niveles de contaminación del aire. Sin embargo, no encontramos evidencia del mismo patrón para la contaminación acústica (Panel A.1 de la Figura 1). Asimismo, las comunas con un mayor porcentaje de población que cotiza a la seguridad social (un indicador de empleo formal), otro indicador de un mayor nivel socioeconómico, están menos expuestas a la contaminación atmosférica y acústica (véanse los paneles B.1 y B.2 de la figura 1).
Figura 1: Contaminación acústica y atmosférica frente al estatus socioeconómico
A. Renta familiar per cápita

B. Porcentaje de la población que cotiza a la seguridad social

¿Cómo podemos reducir las desigualdades causadas por la contaminación atmosférica y acústica en nuestras ciudades?
El primer paso para reducir las desigualdades causadas por la exposición a la contaminación atmosférica y acústica es entender la escala y el alcance del problema. El segundo paso es aplicar esta comprensión para diseñar políticas públicas.
Medir los niveles de contaminación acústica y ambiental:
El camino hacia un futuro mejor comienza con una mayor y mejor medición y seguimiento de la contaminación atmosférica, y acústica ambiental. En 2016, solo cerca de la mitad de los países de ALC contaban con redes de monitoreo terrestre de la contaminación atmosférica, y estas solían estar ubicadas únicamente en algunas de las ciudades más grandes. Del mismo modo, muy pocas ciudades del mundo recogen datos sistemáticos sobre la contaminación acústica. La ampliación de la red de monitoreo terrestre de la contaminación atmosférica y acústica puede hacerse a través de monitores reglamentarios y sensores de bajo costo para la medición de la contaminación atmosférica y acústica.
Diseñar políticas públicas:
Los gobiernos municipales deben dar prioridad a la contaminación atmosférica y acústica en el diseño de políticas y la planificación urbana. Los responsables de las ciudades deben incluir consideraciones de desigualdad. Asimismo, los planes y políticas para reducir la contaminación atmosférica y acústica deben desarrollarse con un enfoque conjunto para reducir la exposición y promover la equidad.
Afortunadamente, las políticas para mejorar la contaminación atmosférica y acústica aportan beneficios adicionales más allá de las mejoras en la contaminación ambiental y sus impactos en la salud. Por ejemplo, los bosques urbanos pueden reducir la contaminación atmosférica y acústica, a la vez que proporcionan otros numerosos beneficios, como sombra, zonas de recreo, disminución de la temperatura localizada, reducción del uso de energía en los edificios cercanos y secuestro de carbono.
Para saber más sobre las ciudades y la salud en nuestra región, descargue la monografía Ciudades inclusivas: Ciudades saludables para todos.
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