El crecimiento demográfico, la acelerada urbanización y la falta de planeación de muchas ciudades de América Latina y el Caribe (ALC) han favorecido la vulnerabilidad a desastres naturales como inundaciones, deslizamientos o sequías que se presentan cada vez de manera más extrema como consecuencia del cambio climático.
Algunos de estos eventos están asociados al exceso de agua lluvia, mientras otros a su escasez. Las políticas urbanas consideran fundamental prevenir estos acontecimientos para el desarrollo sostenible de las ciudades, pero la infraestructura tradicional puede resultar costosa y poco práctica en algunos contextos. Ante esto, las ciudades sensibles al agua lluvia le dan valor a prácticas alternativas de bajo costo y mantenimiento, muchas veces descentralizadas pero fruto de un trabajo colectivo entre expertos, comunidades y autoridades locales.
Prácticas como sistemas de recolección de agua lluvia toman el recurso para su uso; y sistemas de drenaje de agua pluvial capturan el agua para transportarla controladamente, limpiarla naturalmente y finalmente depositarla en grandes cuerpos de agua. Pero ¿qué beneficios puede traer esto para tu ciudad?
- Mitigación de desastres naturales
Las prácticas enunciadas anteriormente reducen la infiltración y sobrecarga de agua en el subsuelo, disminuyendo la probabilidad de inundaciones, hundimientos y deslizamientos.
En el 2004 el grupo MoSSaiC (Management of Slope Stability in Communities) puso en marcha su proyecto para la reducción de deslizamientos en laderas de la isla caribeña Santa Lucía. De la mano de autoridades locales, expertos y comunidades en amenaza, calcularon y diseñaron canales de concreto que interceptan la mayor cantidad de agua y la transportan de manera controlada hasta un cuerpo de agua mayor. En temporada de huracanes y en particular con el huracán Tomas (2010) se comprobó el éxito del proyecto en cuanto a la estabilización del terreno. Con estos canales, la infiltración del agua se redujo un 20% y actualmente, como parte del proyecto, se promueve también la captación de agua pluvial en cubiertas que según otras fuentes puede reducir el agua superficial hasta un 46%.
Es importante tener en cuenta que los drenajes de concreto no son la única opción y existen otros enfoques mas ecológicos como canales con piedras o vegetación que retienen grandes cantidades de agua y contribuyen a la estabilización del terreno.
Canales de concreto en Santa Lucía. Foto: MoSSaiC. / Canales ecológicos para mitigación de riesgos.
Sin embargo, los desastres asociados al ‘exceso’ de agua no son los únicos eventos naturales catastróficos en ALC; las sequías también amenazan a muchas comunidades de la región. En casos donde es posible, la recolección de agua lluvia para reserva y uso contribuye a mitigar el impacto de estos eventos.
- Fuente alternativa de agua
La calidad del agua lluvia es diferente en cada ciudad. Sin embargo, está catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un recurso de bajo riesgo biológico y químico. Es por esto que el agua pluvial puede ser usada directamente para actividades que no requieren agua potable y ser tratada fácilmente para su consumo.
Un ejemplo es la organización Isla Urbana en México que implementa sistemas de recolección de agua pluvial en cubiertas. A nivel doméstico y comunitario, se capta anualmente alrededor de 650 litros por m2 en un contexto donde el acceso al agua es irregular pero se presentan fuertes precipitaciones en algunos meses del año.
- Aumento de la calidad de la red hídrica urbana
Cuando el agua lluvia hace contacto con la superficie, se crean corrientes que pueden arrastrar basuras, químicos y otros contaminantes en el camino. Estas corrientes, conocidas como agua superficial, transportan la contaminación a quebradas, ríos y otros cuerpos de agua importantes para ciudades y regiones.
Una estrategia de drenajes para las ciudades puede evitar esta situación filtrando contaminantes de diferentes maneras antes de que se unan a la red hídrica urbana.
- Prevención de enfermedades
La falta de un buen manejo de agua lluvia resulta muchas veces en agua estancada y contaminada que crea el hábitat perfecto para bacterias y para mosquitos como el Aedes aegypti que contagia enfermedades como el Dengue o el Zika, que han tomado fuerza los últimos meses en ALC. Es importante recordar que los problemas de salud incrementan con el mal manejo de aguas residuales.
Igualmente, en casos donde hay escasez de agua o agua de mala calidad, la captación de agua pluvial puede ser destinada a actividades como la agricultura o lavado de alimentos, contribuyendo a la reducción de problemas de desnutrición o intoxicación por comida. Además, destinar el agua lluvia para actividades de limpieza personal, como por ejemplo el lavado de manos, reduce enfermedades como la diarrea hasta un 35%, según la OMS.
- Flexibilidad y adaptabilidad
Proyectos como MoSSaiC e Isla Urbana son prácticos y operan de manera descentralizada. Esto les permite expandirse fácil y rápidamente, adaptándose de forma más eficiente al ritmo y las necesidades de una ciudad. Además, sistemas de captación como el de Isla Urbana pueden ser transportados y adaptados a un nuevo lugar.
- Cultura del agua
Cuando los ciudadanos participan y se apropian de la captación y manejo del agua lluvia, “adquieren una relación directa con el ciclo del agua”. Programas con procesos participativos y educativos promueven el reconocimiento del agua lluvia como un recurso estratégico para el desarrollo urbano sostenible, la mitigación de riesgos y la capacidad de adaptación de las ciudades.
Cultura del agua por medio del arte. Foto: Isla Urbana y el proyecto educativo ConcentrArte.
- Reducción de costos por atención a desastres naturales
Atender los desastres naturales puede ser muy costoso para los gobiernos y los ciudadanos. El grupo MoSSaiC y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sostienen que la pérdida humana, económica y ecológica que resulta de los desastres naturales repercute enormemente en el Producto Interno Bruto (PIB) de los países Latinoamericanos. Con las prácticas implementadas en las comunidades de Santa Lucía, MoSSaiC demuestra que “por cada dólar invertido, regresan entre 2 y 4 dólares por la reducción de los impactos de los desastres”.
Sensibilizar a las ciudades en el manejo del agua lluvia por medio de prácticas colectivas y no convencionales constituye un gran paso hacia la dirección correcta: el desarrollo sostenible de nuestras regiones. ¿Conoces más beneficios? Compártelos aquí!
Manuela Palacio es arquitecta de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) y cuenta con una maestría en regeneración urbana de University College London (UCL). Manuela tiene experiencia como arquitecta en Colombia, México e Inglaterra; su trabajo más reciente esta enfocado al diseño y la planificación urbana que abarca componentes físicos, sociales, ambientales y económicos. También ha realizado estudios e investigaciones sobre la transformación de las ciudades por medio de prácticas que mejoran su capacidad de adaptación al crecimiento y el cambio climático. Previamente, ha sido parte de proyectos de regeneración urbana para el sector público, privado e instituciones sin fines de lucro.
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