El aislamiento preventivo ha mostrado ser una herramienta eficaz para evitar la expansión del Covid-19. Habiendo logrado aplanar la curva de contagios y, con ello, prevenir el colapso del sistema de salud, la mayoría de los países de América Latina y el Caribe están avanzando hacia la reapertura de las actividades económicas, sociales y culturales. En esta nueva etapa de la lucha contra Covid-19, el desafío será garantizar la reapertura que no desencadene un rebrote del virus.
Las técnicas de análisis de red pueden ayudarnos a comprender mejor dichos patrones, evidenciando vínculos entre zonas que, a priori, pueden parecer distantes en la geografía, pero que se encuentran estrechamente unidas por el caudal de movimientos entre ellas. En este artículo, utilizamos las redes de movilidad de Bogotá y Santiago a fin de ilustrar el potencial que esta perspectiva puede tener para contribuir a diseñar políticas eficaces de reapertura de las actividades en época de Covid-19. En particular, analizamos la conectividad de las localidades de Kennedy en Bogotá y de Puente Alto y Santiago Centro en Santiago, donde los contagios se han multiplicado recientemente.
Bogotá
La localidad de Kennedy en Bogotá posee más de 1.200.000 habitantes y alberga el centro de Acopio Corabastos, la central mayorista más importante de Bogotá. A raíz del incremento acelerado de casos activos de Covid-19 (1.639 casos al 29 de mayo), la Alcaldía declaró una cuarentena de emergencia para esta localidad a partir del 1 de junio y por los siguientes 14 días ¿Qué rol tiene Kennedy en la movilidad en Bogotá? La respuesta a esta pregunta puede contribuir a brindar lineamientos para el monitoreo de la salud pública una vez finalizada la cuarentena.
La Figura 1 muestra la red de transporte público, a nivel de localidad, que conecta directamente con Kennedy. Esta localidad posee un rol importante en la red, dado que moviliza alrededor del 20% del total de pasajeros del área metropolitana en un día típico, además de los numerosos movimientos de carga relacionados con el mercado central. Si bien Kennedy posee conexiones con múltiples zonas, interesa resaltar aquellas con mayor caudal de viajes y, en consecuencia, mayor potencial de expansión del virus. Así, desde la perspectiva topológica, Kennedy se encuentra estrechamente conectada con: (1) Bosa, en el sur de la ciudad (340.132 pasajeros diarios); (2) Puente Aranda (219.682); (3) Chapinero, al norte de la ciudad (183.346); y (4) Engativá y Fontibón, en la zona occidental de la ciudad (181.128 y 170.242 pasajeros, respectivamente).

Nota: El tamaño de los nodos representa la cantidad total de pasajeros que envía la localidad en un día típico. El tamaño del vínculo representa la cantidad de pasajeros entre localidades. La intensidad de color azul representa los casos activos de Covid-19 al 29 de mayo del 2020.
Santiago de Chile
El aumento acelerado de contagios en las primeras semanas de mayo hizo que el 15 de mayo las autoridades declararan una cuarenta total en Santiago. El 28 de mayo, Puente Alto y Santiago Centro son las comunas con más casos activos de Covid-19 en la Región Metropolitana, con 1.461 y 1.230 casos, respectivamente. Similar al caso de Bogotá, indagamos aquí la topología de la movilidad en Santiago, para contribuir a brindar lineamientos de monitoreo de la salud pública una vez finalizada la cuarentena. La Figura 2 ilustra la red de viajes en el Metro de Santiago en un día laboral. Las estaciones Plaza de Puente Alto y Universidad de Chile son las estaciones de Metro con mayor número de viajes en las comunas anteriormente mencionadas.
Estas estaciones poseen un rol diferente en la red. Con 70.230 viajes en un día laboral, Universidad de Chile es un claro nodo central de la red. Plaza de Puente Alto (41.598 viajes) posee un rol secundario. Por ende, el potencial de transmisión de Universidad de Chile a toda la red es exponencialmente mayor que el de Plaza de Puente Alto.

¿Qué nos sugiere el análisis topológico de la movilidad para estas ciudades?
Por un lado, que la conectividad en la red puede no estar directamente relacionada con la cercanía geográfica. Bogotá nos muestra que, por estrechas conexiones de Kennedy con zonas en el sur (Bosa), norte (Chapinero) y occidente (Engativá y Fontibón), sería recomendable un monitoreo atento de eventuales contagios en dichas localidades, que podrían haber sido originadas en Kennedy.
La configuración entre nodos principales y secundarios, como en el Metro de Santiago, sugiere un atento monitoreo y despliegue de mecanismos de control sanitario en las estaciones que actúan como nodos centrales. Si se encuentran en zonas de alto contagio, como es el caso de Universidad de Chile, y de otros nodos centrales que están conectados a ella (Tobalaba, Estación Central y Manquehue), podrían propagar el virus hacia zonas más periféricas en la topología de la red.
Las técnicas de análisis de red -frecuentemente utilizadas para el estudio del transporte aéreo y marítimo, pero menos en el transporte urbano- pueden arrojar importantes resultados que nos ayuden a comprender mejor los patrones de movilidad.
En el caso de COVID-19, contribuye a implementar medidas eficaces de control y de mitigación de expansión del virus a través de la movilidad urbana. Por supuesto, estas acciones deben acompañar medidas de mitigación de contagio en el uso del transporte público, tal como abordado en este blog recientemente.
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