Introducción
El problema de la inseguridad vial es uno de los más serios en las ciudades de América Latina y el Caribe. Cada año, la región sufre de más de 100,000 muertes causadas por siniestros viales, y este problema es aún más serio para las personas jóvenes y vulnerables, siendo las lesiones de tránsito la primera causa
Tendencias anticuadas y problemáticas
El paradigma convencional sobre la raíz del problema de la seguridad vial mencionaba que la causa principal de los siniestros viales es el error humano, y que la única forma de afrontar el problema es a través de campañas educativas y capacitación a los usuarios. Mientras este paradigma ha dominado la política sobre seguridad vial a lo largo de los años, el problema solo ha crecido, en buena parte debido a que se han ignorado factores claves como el aumento dramático en el número de automóviles, el crecimiento exponencial de infraestructura y desarrollo orientado a automóviles en las ciudades, falta de infraestructura segura para los usuarios más vulnerables (las personas caminando y andando en bicicleta), y la falta de regulaciones para moderar las velocidades en zonas urbanas y para forzar estándares de seguridad vehicular. Aparte de haber creado un entorno muy inseguro en las ciudades de Latinoamérica y el Caribe, estos factores han conllevado a muchos otros problemas interrelacionados como la falta de accesibilidad segura a las escuelas, la reducción de la actividad física, el congestionamiento, el aumento de contaminación, y el uso ineficiente de la energía.
¿La solución? Un Sistema Seguro
Hoy más que nunca, es importante que las autoridades cambien este paradigma y adopten un enfoque que afronte el problema de un modo sistémico que envés de enfocarse en el error humano, se centre en hacer más seguros los aspectos físicos de las vías, los espacios públicos y los aspectos regulatorios que determinan como los habitantes conviven en estos espacios con el fin de crear un entorno que garantice la movilidad y seguridad de todos los usuarios de las vías.
Este tipo de enfoque sistémico es conocido como “Sistema Seguro” el cual ya ha sido implementado en varias ciudades del mundo, dando resultados muy positivos en cuanto a la mejora de la seguridad vial.
Como definido en la publicación de WRI “Seguro y Sostenible,” (2018) las áreas de acción del enfoque de Sistema Seguro están integradas y van más allá de intentar persuadir a las personas de cambiar su comportamiento solamente a través de educación o cumplimiento de reglamentos. Éstas áreas de acción incluyen atender los factores subyacentes, como el uso de la tierra y planeación de la movilidad, para reducir la dependencia en los vehículos y promover medios de transporte seguros, saludables y amigables con el medio ambiente; gestión integral de la velocidad para obtener velocidades más seguras; intersecciones diseñadas que permitan a las personas cruzar de manera segura; diseño de vías que respondan ante el error humano; mejorar el transporte público; diseño y tecnología de vehículos seguros; y una mejor coordinación y calidad de los servicios de emergencia y cuidados tras los siniestros de tránsito. El enfoque de Sistema Seguro ha sido implementado en varios países a través de políticas públicas comúnmente conocidas como “Visión Cero”. La siguiente gráfica muestra los 5 principios, los 5 elementos clave, y las 8 áreas de acción del Sistema Seguro.
Los beneficios al medio ambiente y a la salud de las poblaciones que resultan por llevar a cabo cada área de acción suelen re-esforzarse mutuamente, creando un círculo virtuoso como el mostrado en la siguiente gráfica.
De acuerdo un análisis sobre muertes de tráfico en 53 países entre los años 1994 y 2015 realizado por WRI y mencionado en su reporte publicado recientemente, “Sostenibilidad y seguridad: visión y guía para lograr cero muertes en las vías,” los países que implementaron programas con el enfoque de Sistema Seguro fueron los que lograron la mayor y más rápida reducción en muertes de tráfico. Entre estos países sobresalen Suecia y Países Bajos, los cuales lograron reducir sus tasas de muertes de tráfico por 55 y 50 por ciento respectivamente dentro del periodo del estudio. El enfoque de Sistema Seguro puede ser adoptado en ciudades de América Latina y el Caribe, debido a que su tipo de programas e iniciativas no son muy costosas ni difíciles de implementar y además son ya parte de las agendas de los ministerios que conforman a los gobiernos.
Por ejemplo, países en la región pueden llevar a cabo algunas áreas de acción como el establecimiento de medidas de cumplimiento, leyes, y regulaciones para mejorar el estado de la seguridad vial en todas sus ciudades a través de un plan y una estrategia a nivel nacional que promueva la adopción de programas de Visión Cero en todos los niveles de gobierno. Bajo otro ejemplo, una ciudad donde el exceso de velocidad sea un problema grave y común, las autoridades pueden establecer políticas que establezcan reglamentos como límites de velocidad más bajos en zonas con mayor cantidad de usuarios vulnerables, como las zonas escolares, al igual que el hacer cumplir este tipo de reglamentos.
Iniciativas y áreas de acción pertinentes al enfoque de Sistema Seguro ya han sido implementadas o están en proceso de implementación en algunas ciudades de la región. Por ejemplo, en el año 2015, el Gobierno de la Ciudad de México incorporó aspectos de Visión Cero (fijando y haciendo cumplir nuevos límites de velocidad alineados con estándares internacionales, entre otros) en su Reglamento de Tránsito de la Ley de Movilidad, convirtiéndose en la primera ciudad de la región en implementar políticas de Visión Cero. En el 2017, la ciudad adoptó el concepto completo de Visión Cero a través de su Plan Integral de Seguridad Vial (PISV), y así mismo ha logrado establecer un marco legal de referencia para mejorar la seguridad vial, al igual que mejoras en su transporte público e infraestructura para peatones y ciclistas. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el WRI Ross Centro para Ciudades Sustentables (WRI) han tenido un papel importante en los logros de esta iniciativa en la Ciudad de Mexico a través del apoyo de proyectos de infraestructura vial e impartiendo talleres de capacitación.
Con el apoyo del BID y UNEP, Chile, Argentina, Ecuador, y Panamá, están desarrollando el programa “caminos seguros a la escuela,” el cual está compuesto de la creación de un kit de herramientas educativas para fomentar rutas seguras a centros educativos.
Otros avances importantes en la adopción del enfoque de Sistema Seguro se han logrado en la Ciudad de Bogotá, donde la administración distrital adoptó el enfoque de Visión Cero en el año 2017 a través de su “Plan Distrital de Seguridad Vial y de Motociclista 2017-2026” (Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., 2017). Con el apoyo de WRI a través de Iniciativa Bloomberg para la Seguridad Vial Global, la Secretaría de Movilidad de Bogotá ha logrado avances muy importantes como la implementación de infraestructura para ciclistas y peatones por toda la ciudad y la implementación de medidas para la gestión de velocidad, entre otras áreas de acción del Sistema Seguro.
Conclusión:
Mientras las economías en los países de América Latina y el Caribe siguen creciendo, así mismo crecerá el uso de los vehículos, y si las autoridades no se enfocan en gestionar el crecimiento urbano de forma ordenada y sostenible con calles más seguras y mejor acceso a distintos modos de transporte, los patrones actuales de desarrollo no sostenible y el crecimiento de muertes de tránsito continuarán. Por ello es importante que, antes de que se demasiado tarde, que los encargados de formular políticas cambien el modo convencional de afrontar el problema de la inseguridad vial y trabajen entonces bajos los principios del enfoque de Sistema Seguro; diseñando un sistema de movilidad comprensivo y seguro que perdone el error humano.
WRI y el BID continúan trabajando directamente con ciudades en la región para guiar a los ciudadanos y a las autoridades a que produzcan un entorno seguro y sostenible, y una fundación firme para que las tendencias económicas que se aproximan no perjudiquen, sino ayuden, a eliminar las muertes y lesiones graves de tránsito.
*Autores:
Claudia Adriazola-Steil. Claudia es la directora del programa de Salud y Seguridad Vial en WRI, donde se enfoca en realizar una estrategia global para aliviar los impactos en la salud pública mediante el diseño y planeación del transporte y desarrollo urbano sostenible. Claudia tiene más de 18 años de experiencia en el sector de movilidad y en particular cuenta con vasta experiencia en seguridad vial aplicando el sistema seguro y vinculando el trabajo en seguridad vial a la sostenibilidad del transporte, mejoría de la calidad del aire y salud y equidad en las ciudades. También tiene una especialización en Gestión de Transporte del Centro de Entrenamiento de Carl Duisberg en Colonia, Alemania, y Maestrías en Administración Pública y Relaciones Internacionales de la Universidad de Syracuse en Nueva York, EE.UU.
Alejandro A. Schwedhelm, AICP. Alejandro es un especialista en temas de transporte sostenible y sistemas de información geográfica (SIG) en los equipos de Movilidad Urbana y Salud y Seguridad Vial en WRI. El lidera y contribuye a la investigación, a la gestión y evaluación de proyectos. Anteriormente, Alejandro trabajó como especialista técnico en planeación urbana y SIG para una firma de consultoría en Washington, DC, y para ITDP y ONU-Habitat, donde participo en la realización de varios proyectos de desarrollo urbano y regional en Latinoamérica y el Caribe, África, y Asia del Sur. Alejandro cuenta con una Maestría en Planeación Urbana de la Universidad de Nueva York (NYU), y con una licenciatura en Sistemas de Información Geográfica de la Universidad de Georgia del Norte (UNG).
Referencias
“Decreto 813 de 2017 Alcalde Mayor,” Secretaría Jurídica Distrital de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C. (2017), http://www.bogotajuridicadigital.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=73425
Welle, Ben et.al., “Sustainable & Safe: A Vision and Guidance for Zero Road Deaths,” World Resources Institute (2018), https://www.wri.org/sites/default/files/17_Report_Safe_Systems_final.pdf
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