El sector privado tiene un importante papel que jugar en el mejoramiento del manejo del capital natural. La magnitud de financiación necesaria para abordar el cambio climático y otros retos ambientales requiere del involucramiento del sector. El sector ya ha realizado mucho y muy buen trabajo y el propio BID apoya la inversión del sector privado en capital natural.
Sin embargo, a pesar de los avances positivos, las empresas no han tomado completa ventaja de la oportunidad de integrar al capital natural en su proceso de toma de decisiones. Tan solo un ejemplo de la región es la industria pesquera del Caribe, que ha sobreexplotado pesquerías y dañado criaderos de peces, afectando la productividad de la propia industria a largo plazo.
Mucho de mi trabajo en el BID se ha desarrollado con la industria ganadera, que aún lucha por tomar ventaja de las oportunidades que brinda el capital natural. El ganado domina el paisaje en América Latina. Es difícil viajar mucho por la Región y no ver pastizales interminables y vacas pastando. Tan solo en Brasil, un estimado de 170 millones de hectáreas es usado para ganado vacuno y otras actividades ganaderas, esto en un área más grande que Perú y Ecuador combinados.
Durante un viaje reciente a Paraguay y Brasil, aprendí cuan dañino puede ser el calor para el ganado. Con temperaturas a menudo rondando los 30 y 40 grados o más inclusive, el ganado realmente sufre y hay consecuencias para su productividad, sea de carne o lácteos. Esto siempre ha significado un reto para los ganaderos, pero el cambio climático y el uso cada vez mayor de razas europeas de ganado (menos resistentes al calor), ha contribuido a magnificar el problema.
Nuestro proyecto está promoviendo sistemas silvopastoriles como respuesta. En un sistema silvopastoril, el ganado pasta en tierras forestales. Con menos luz la productividad de pasto disminuye, pero esto puede ser compensado con una mayor comodidad para el ganado. Además, los árboles plantados pueden aprovecharse para madera, creando una segunda corriente de ingresos para el ganadero.
Los sistemas silvopastoriles son un excelente ejemplo de cómo el manejo del capital natural puede ser implementado por el sector privado. Al invertir en reforestación, los ganaderos mejoran el clima local, un servicio ecosistémico, para mejor su propio negocio. Existen respuestas de infraestructura “gris” para el calor, tales como construir refugios sombreados, pero en este caso la respuesta de infraestructura “verde” es mucho más rentable.
A pesar de su potencial, sin embargo, los sistemas silvopastoriles no son extensamente usados en Latinoamérica. Las razones por las que los ganaderos no han adoptado este acercamiento explican por qué el sector privado en general no ha adoptado ampliamente el manejo de capital natural. En mi opinión, existen tres barreras principales:
- Desconfianza en un nuevo sistema. Los ganaderos tienden a ser conservadores y puedo entender por qué se sentirían reacios a plantar árboles. No existen suficientes ejemplos de éxito de sistemas silvopastoriles para poder convencer a la gente de su efectividad.
- Conocimiento técnico. El manejo de árboles es completamente diferente del manejo de ganado y si un ganadero comete un error con sus árboles, ello podría afectar dramáticamente sus medios de subsistencia. Para que los sistemas silvopastoriles sean efectivos, se necesita de un socio técnico. En Paraguay, las compañías forestales se están asociando con ganaderos para conjuntamente manejar sistemas silvopastoriles, y en Brasil, Embrapa (un grupo de investigación agrícola) provee asistencia técnica a los ganaderos.
- Acceso a finanzas. La implementación de un sistema silvopastoril requiere de una gran inversión y hay numerosas razones por las que las inversiones de infraestructura verde son difíciles de financiar. Plantar árboles que no serán talados en años requiere de financiación a largo plazo. Los ganaderos a menudo tienen una historia crediticia deficiente y los bancos no están familiarizados con este tipo de inversión, mostrándose reticentes al riesgo. Todo esto significa que hay menos dinero disponible para invertir en sistemas silvopastoriles.
A pesar de ser una solución probada y rentable, los ganaderos continúan persistiendo con métodos tradicionales. Lo mismo puede decirse de empresas en otros sectores: La desconfianza, carencia de conocimiento técnico y de acceso a finanzas también son serias barreras para otras inversiones en capital natural. Corresponde a los promotores del capital natural demostrar que su sistema funciona para las empresas, proveerlas del conocimiento técnico y encontrar soluciones creativas de financiación.
Si te interesa el capital natural y la biodiversidad, siguenos en Twitter @BIDecosistemas.
Leave a Reply