El crimen no afecta a todos por igual, y conocer quiénes tienen una mayor probabilidad de ser víctimas puede ayudar a focalizar intervenciones más efectivamente. Sin embargo, en el Caribe, identificar los factores de riesgo que hacen a los individuos más propensos a ser víctimas no es tan fácil. La falta de datos confiables, particularmente sobre las características de las víctimas de crimen, es un reto desafiante.
En el reciente estudio del BID, Restaurando el Paraíso en el Caribe Combatiendo la Violencia con Números (resumen ejecutivo en inglés y español aquí), asumimos el reto y utilizamos las encuestas de victimización de una muestra representativa de la población del Caribe en 5 ciudades capitales (C5) para explorar más a fondo las características de las víctimas.
Entre varias preguntas que planteamos en el estudio, quisimos responder la siguiente: En la región con el peligro más alto de lesiones y amenazas, ¿quiénes están en mayor riesgo? La figura 1 nos muestra que la tasa de victimización por lesiones y amenazas es más alta para hombres que para mujeres (la categoría de lesiones específicamente excluye violencia doméstica y violencia sexual; ambos tipos de violencia requieren encuestas especialmente diseñadas para obtener estimaciones confiables). Y es casi el doble para los jóvenes con edades entre 18-30 (11%) en comparación con la población total (6,8%). Además, la tasa de lesiones y amenazas del 25% de la población más pobre fue el doble que la tasa del 25% de la población más rica. Cuando comparamos los promedios internacionales de victimización por lesiones y amenazas – 4,4% – la tasa de los jóvenes varones del Caribe en el rango más bajo de ingresos es más del doble que la tasa de aquellos en el rango más alto.
Figura 1 – Porcentaje de la población victimizada por lesiones o amenaza en un periodo de 12 meses, por sexo, edad e ingreso, para las 5 ciudades capitales metropolitanas
Cuando examinamos otros crímenes no observamos las mismas características. La tasa de victimización por robo en vivienda está distribuida de forma relativamente uniforme entre sexo y edad, y aparentemente tiene una relación curvilínea con los ingresos (es más elevada en los quintiles de ingreso más bajo y más alto). La victimización por crímenes de propiedad, como el hurto, muestra una pequeña diferenciación entre los grupos de ingreso, edad y género en el Caribe.
Cuando tomamos en cuenta otros factores (como el lugar de residencia de la persona, por ejemplo), ser joven y varón siguen siendo los predictores de victimización por lesiones y amenazas, pero la el nivel de ingresos empieza a ser menos significativa. En otras palabras, la riqueza puede no ser tan importante como las características del barrio. Encontramos que otros factores incluyendo la posesión de armas de fuego y las características del barrio como el índice de desorden físico, la baja confianza entre vecinos, y la presencia de pandillas tienen una fuerte correlación con la victimización por crímenes violentos (permanezca atento al próximo blog sobre estos temas). En un contexto de recursos limitados, ser capaz de identificar estos factores de riesgo es clave pues nos dicen quién y qué lugares deberían ser los objetivos de políticas y programas.
Foto: Flickr CC – Caribb, Red & Yellow.
MAX ALBERTO LORIA RAMIREZ Dice
ne interesan los datos sobre armas de fuego.