En una reciente publicación del BID nos propusimos responder la pregunta: ¿El crimen en el Caribe es diferente al de otros países?
La respuesta es que sí. El estudio, Restaurando el Paraíso en el Caribe Combatiendo la Violencia con Números (resumen ejecutivo en inglés y español aquí), utiliza encuestas de victimización representativas de cinco ciudades capitales del Caribe. A través del uso de definiciones universalmente comunes sobre los principales tipos de crimen, fue ubicar al Caribe en un contexto global. Comparamos los resultados de nuestra encuesta en el Caribe con los resultados de rondas previas de la Encuesta Internacional de Victimización de Crimen (ICVS, por sus siglas en inglés) en más de 70 ciudades capitales alrededor del mundo.
¿Qué hace único al crimen en el Caribe?
La característica distintiva del crimen en la región es el elevado nivel de crímenes violentos y el bajo nivel de crímenes contra la propiedad. De hecho, ha sido bien documentado que América Latina y el Caribe (ALC) tiene las tasas de homicidio más altas del mundo[1]. Dentro de ALC, la tasa de homicidios del Caribe está generalmente por encima de aquella de los países del cono sur y México, pero por debajo de la tasa de América Central.
Más allá de las tasas de homicidio, nuestro estudio encontró que, mientras que la prevalencia de victimización[2] por hurto (sin utilizar la fuerza) en el Caribe fue una de las más bajas a nivel mundial; la prevalencia por asaltos y amenazas fue significativamente la más alta del mundo (Figura 1). Las tasas de prevalencia de victimización de robo y de robo en viviendas estuvieron cercanas a los promedios internacionales, pero fueron significativamente más bajas que en África y América Latina.
Figura 1 – Porcentaje de población victimizada en un periodo de 12 meses, ciudades capitales de 7 regiones, por tipo de crimen
Crímenes a la propiedad* Crímenes violentos**
Implicaciones de política pública
Encontramos que los jóvenes de 18 a 24 años son las principales víctimas de los asaltos o amenazas. Además, estos crímenes ocurren principalmente en el vecindario de las víctimas, perpetrados por alguien conocido. Esto significa que las políticas y los recursos deberían de ser dirigidos a la prevención de la violencia interpersonal, la cual se puede combatir más efectivamente con estrategias de prevención que de control. El uso de la violencia para resolver conflictos a nivel interpersonal y comunitario es una norma social reforzada por la presencia de pandillas, dinámicas familiares, y la debilidad de entidades legítimamente colectivas. Es por esto que necesitamos programas de prevención que se enfoquen en cambiar estas normas y comportamientos, en vez de solamente controlar los síntomas.
Sabemos que el Caribe es único en dos aspectos clave: posee las tasas más altas de victimización por asalto y amenaza, y este crimen ocurre mayormente entre jóvenes que se conocen. Esta información es un paso importante para mejorar las respuestas al problema. Pero para combatir efectivamente el crimen en el Caribe, también necesitamos entender por qué ocurre. El estudio (y blogs futuros) explora algunos factores asociados con el crimen en la región, que incluyen experiencias tempranas de violencia, características del vecindario, presencia de pandillas, y la disponibilidad de armas de fuego; al igual que implicaciones para políticas públicas. Manténganse conectados para más información sobre el Crimen en el Caribe.
[1] Siendo 23 por cada 100,000, la tasa promedio de homicidio en Latinoamérica y el Caribe representó cuatro veces el promedio internacional (datos de UNODC, 2015).
[2] Las tasas de prevalencia de victimización son estimadas como el porcentaje de la población que fue víctima de un crimen en particular en el periodo de un año.
Foto: Flickr CC Neil Moralee – Yardie
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