Ayer publicamos un blog de John Carnochan sobre las políticas para la salud pública como modelo para abordar el desafío de violencia. En el caso de Escocia, los resultados fueron dramáticos, algo que nos va a explicar en más detalles Carnochan en su segundo post.
Cabe notar que una adaptación de dicho modelo se está implementando en nuestro hemisferio, en un novedoso programa que apunta a jóvenes en Trinidad y Tobago, país que sufre de elevados niveles de delincuencia.
Llamado Cure Violence, el programa busca anticipar e interrumpir la transmisión de eventos de riesgo, de la misma manera que se busca frenar la propagación de una plaga. El modelo fue desarrollado en Chicago en 1995 y ha sido replicado en diversas ciudades de Estados Unidos. Trinidad y Tobago es el primer país en América Latina y el Caribe de implementar este enfoque, que identifica a individuos que puedan actuar como “interruptores de violencia” en grupos de riesgo.
Hasta el momento, el programa de US$24 millones cuenta con 74 organizaciones comunales que han participado o están participando en el esfuerzo. Aquí pueden encontrar más detalles del proyecto, sus metas y algunos resultados en el campo.
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