por Agustín Cáceres
Cuando era niño, mis días en la escuela eran a veces aburridos. Largas clases, presentaciones, deberes… Probablemente por eso, cuando tuve que viajar hasta Chiapas, en México, para coordinar actividades de educación con el objetivo de que casi 4.000 niños aprendieran hábitos saludables sobre enfermedades tropicales desatendidas, solo tenía una cosa en mente: hagámoslo de la forma más divertida posible.
Era muy temprano en la mañana cuando llegamos a Huixtán, un pueblo situado en una zona aislada de las montañas de Chiapas, y empezamos a hacer el montaje para un día lleno de actividades para estos chicos y chicas. Los estudiantes de la escuela primaria Benito Juárez nos observaron con curiosidad, dándose cuenta de que ese no sería un día normal en su escuela. Un grupo de brigadistas de salud disfrazados de gotas de agua, manos y barras de jabón gigantes dieron la bienvenida a los estudiantes en el patio. La fiesta acababa de comenzar.
En Chiapas, muchos niños y niñas viven en condiciones de pobreza. El índice de analfabetismo alcanza el 53,37%, mucha gente no tiene acceso a agua potable y saneamiento y muchas viviendas tienen suelos de tierra. Debido a estas condiciones, más de 300.000 personas, la mayoría pertenecientes a comunidades indígenas, están en riesgo de contraer alguna enfermedad tropical desatendida.
A las 8 de la mañana, los brigadistas de salud separaron a los entusiasmados niños en grupos, hablándoles en Tzeltal, una de las lenguas indígenas locales. Los estudiantes más jóvenes de primer y segundo grado empezaron con los conceptos básicos de la estrategia SAFE ―por sus siglas en inglés: Surgery (cirugía), Antibiotics (antibióticos), Facial cleanliness (limpieza facial), Environmental change (cambio ambiental). Con la ayuda de las enormes representaciones de la mano, el jabón y el agua, los brigadistas llevaron a cabo un curso práctico sobre cómo evitar, gracias al aseo de las manos y la cara, el contacto con los parásitos que se encuentran en la tierra y con el tracoma (una enfermedad que puede causar ceguera), ya que estos problemas de salud aún existen en las comunidades rurales de este estado mexicano.
Mientras tanto, los estudiantes de quinto y sexto grado participaban en algunas presentaciones ―realizadas tanto en español como en tzeltal―sobre estas y otras enfermedades desatendidas, incluyendo la enfermedad de Chagas y la leishmaniasis. Los estudiantes aprendieron cómo se transmiten estas enfermedades, cuáles son los síntomas y qué medidas de prevención adoptar, como por ejemplo, identificar en sus hogares al chinche transmisor del parásito que causa la enfermedad de Chagas. En Chiapas se diagnostican más de 120 casos de esta enfermedad cada año.
“Tratamos de hacer que el aprendizaje sobre las enfermedades tropicales desatendidas sea divertido para los niños de estas comunidades. Adaptamos los mensajes y las actividades a los distintos grupos de edad y a su contexto cultural”, dijo la doctora Janet Morales, coordinadora estatal del Instituto de Salud de Chiapas en las áreas de la enfermedad de Chagas y leishmaniasis. “Creemos que trabajar con estos niños es muy eficaz. Aprenden sobre las enfermedades mientras juegan y se divierten, y luego transmiten toda esta información a sus padres, en los hogares, educando así a sus propias comunidades”.
Al terminar estas actividades, los estudiantes recibieron crayones y libros para colorear con juegos y dibujos sobre buenos hábitos para prevenir estas enfermedades. “Concluir estas actividades de educación para la salud de esta manera festiva hace que los niños piensen en las enfermedades con una perspectiva diferente. La prevención depende de ellos y puede ser muy divertida”, dijo la doctora Morales.
Una cosa está clara: los niños de Huixtán seguramente recordarán este día durante mucho tiempo, y espero que también recuerden cómo contribuir a la eliminación de estas enfermedades de sus comunidades con hábitos más saludables.
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Agustín Cáceres trabaja como consultor en comunicación y relaciones externas en la División de Cambio Climático del BID en Washington DC. Este post fue publicado originalmente en el Blog la educación de calidad es posible.
María Antonieta dice
Me pueden indicar la liga para bajar el documento y poder tener acceso a su lectura, porque el que comparten no lo permite. Gracias
BID - Blog dice
Estimada María Antonieta, muchas gracias por tu comentario. ¿Podrías indicar a cuál documento te refieres? Con gusto compartiremos la liga por este medio. Saludos cordiales.
Jose dice
Cuando un/a niño/a llega a la Escuela, ha adoptado un cierto estilo de vida, dicho estilo de vida es enseñado/inculcado por quienes le rodean en su hogar, teniendo como ejemplo principal el de sus padres. Tomando en cuenta que el estilo de vida es un factor clave para la salud de toda persona, me parece que lo más correcto es decir: “la salud debe empezar en casa”.
Pero qué más da, desde hace buen tiempo, se está señalando a la escuela de los problemas que sufre la sociedad.
Creo que quien escribió el artículo, debió formular mejor el título del mismo.
Sofia Bustos dice
Estoy muy de acuerdo en que las escuelas son el mejor lugar para trabajar con las familias y sus comunidades en temas de prevencion y generando habitos.
Debemos enfocar nuestros esfuerzos en las futuras generaciones y dar apoyo y herramientas educativas a los adultos que ahora los educamos.
Saludos
Sofia Bustos
Directora ejecutiva Actuemos-Chile
DORIS MOLINA dice
MUY INTERESANTE Y DE ACUERDO QUE DESDE LAS ESCUELAS SE PUEDE CONTRIBUIR A LA PREVENCIÓN Y CUIDADO DE LA SALUD QUE MEJOR QUE DESDE NIÑOS.
EN PERÚ EXISTEN MUCHAS COMUNIDADES INDÍGENAS EN LA SELVA QUE VIVEN REALIDADES SIMILARES A LAS DE MÉXICO DONDE SE OBSERVA MUCHA POBREZA ,IGNORANCIA , PROBLEMAS DE SALUD. TUVE LA OPORTUNIDAD DE CONOCER ALGUNAS DE ESAS REALIDADES.
SALUDOS
DORIS MOLINA-