Una mujer muere cada hora en Latinoamérica y el Caribe a causa de complicaciones en el embarazo, parto y postparto. Sin embargo, 9 de cada 10 muertes maternas son evitables.
La situación de la mortalidad materna se ha vuelto preocupante en Latinoamérica y el Caribe: entre 2015 y 2020, casi 8.000 mujeres murieron anualmente. Las causas principales de mortalidad materna son las hemorragias graves, las infecciones y la presión arterial alta (preeclampsia y eclampsia) durante el embarazo, parto o postparto.
Más aún, la pandemia de COVID-19 ha agravado el cuadro de mortalidad materna: la razón de mortalidad materna aumentó de 77 muertes por cada 100.000 nacidos vivos en 2019 a 88 en 2020., y probablemente 113 muertes por 100.000 nacidos vivos en 2021.
Esto representa un retroceso de 10 a 20 años en los indicadores de salud materna de la región.
La mortalidad materna es también un indicador crítico de la calidad de la atención médica y el bienestar de las mujeres en general. Las desigualdades socioeconómicas de género, etnia, educación, lugar de residencia y edad son factores determinantes.
Sin embargo, la mortalidad materna es prevenible, y ninguna mujer debería perder la vida por dar a luz: 9 de cada 10 muertes maternas son evitables si se aplican las medidas y recomendaciones que han demostrado ser efectivas, como cuidados maternos de calidad, acceso universal a los métodos anticonceptivos y lucha contra las desigualdades en el acceso a la salud.
Frente a esta situación, el Grupo de Trabajo para la Reducción de la Mortalidad Materna (GTR), del cual el Banco Interamericano de Desarrollo es miembro, ha lanzado la campaña Cero muertes maternas: Evitar lo evitable, un llamado a la acción para reducir la mortalidad materna.
Reducir la mortalidad materna en la región debe ser una prioridad para los gobiernos y los sistemas de salud, así como para las organizaciones regionales, multilaterales e internacionales, por varias razones:
- Primero, la salud materna es una cuestión de justicia social y de derechos humanos. Cada mujer merece acceso a atención médica de calidad, independientemente de su estatus socioeconómico o ubicación geográfica. Sin embargo, en Latinoamérica y el Caribe, las mujeres pobres, rurales e indígenas tienen menos acceso a servicios de salud y tienen tasas de mortalidad materna significativamente más altas.
- En segundo lugar, la mortalidad materna tiene consecuencias graves para las familias y las comunidades. Cuando una madre muere, sus hijos tienen más probabilidades de morir antes de alcanzar la edad adulta o de experimentar problemas socioeconómicos, de salud y de desarrollo. La reducción de la mortalidad materna no solo salva vidas, sino que también contribuye al bienestar de las familias y comunidades.
- En tercer lugar, la reducción de la mortalidad materna es clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. El ODS número tres se enfoca en garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos. La meta 3.1 de los ODS establece que, para el año 2030, se deben reducir a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos las tasas de mortalidad materna en todo el mundo.
- En cuarto lugar, reducir la mortalidad materna significa fortalecer los sistemas de salud y mejorar su calidad, su accesibilidad y sus resultados. Esto incluye mejorar el acceso a la atención prenatal, personal capacitado para el parto, atención obstétrica de emergencia y atención posnatal.
- Por último, la reducción de la mortalidad materna es posible y factible. La mayoría de las muertes maternas son evitables. Se requiere un compromiso político y financiero para mejorar el acceso a la planificación familiar, así como la calidad y la accesibilidad de la atención médica a las mujeres, incluida la atención prenatal, el parto y la atención postnatal. También se necesitan programas de educación sobre la salud sexual y reproductiva.
La reducción de la mortalidad materna en Latinoamérica y el Caribe es un objetivo fundamentalmente humano, que debe ser abordado con urgencia. Es una cuestión de justicia social, de derechos humanos, de bienestar familiar y comunitario, de cumplimiento de los ODS y es una meta alcanzable si se implementan políticas y estrategias efectivas.
Trabajando juntos, podemos reducir la mortalidad materna en la región y ayudar a garantizar que cada mujer pueda dar a luz de manera segura y vivir una vida saludable y productiva.
Para que vivan todas las madres.
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