por Xiomara Alemán
“Soy María, tengo 14 y estoy embarazada”. Así se identificó María en el centro de salud cercano a su hogar mientras esperaba a ser atendida. Como ella, otras esperaban solas, con sus amigas, sus abuelas, sus madres y pocas con sus parejas. Esta es una realidad frecuente en nuestra América Latina.María quería saber qué exámenes debía hacerse, qué comer y qué no comer; quería saber qué sería de ella y de su hijo en formación. Tenía tantas preguntas, tanta ansiedad y miedo. Quería la información para poder compartirla con su novio y su amiga. Solo ellos sabían de su embarazo. En su casa nadie sospechaba y ella esperaba que no lo supieran pronto.
En la sala de espera escuchó y compartió historias con las nuevas madres; algunas agradables, otras llenas de tristeza, de pesar y de rabia porque varios de los embarazos eran producto de violaciones, de imposición a la fuerza por familiares, amigos o por desconocidos. Ella, aunque sin haberlo planeado, estaba embarazada del hombre que quería. Muchas de las mujeres le decían: él te quiere, pero, ¿quiere al niño?, ¿se hará responsable?, ¿le dará el apellido o se irá como los nuestros?
Mientras conversaba, una enfermera interrumpió bruscamente y comenzó a pedirle sus datos. Así recibió María, por primera vez, atención médica en su sexta semana de embarazo y empezó un camino que es común para muchas, pero único hasta entonces para ella: ser madre.
Esta historia nos demuestra la necesidad de contar con servicios que contribuyan a disminuir esta problemática en particular en Latinoamérica que constituye la tercera región en el mundo con mayor tasa de fertilidad en adolescentes de 15 a 19 años, según un estudio del Banco Mundial del 2013, denominado Embarazo adolescente y oportunidades en América Latina y el Caribe: sobre maternidad temprana, pobreza y logros económicos.
La tasa de fertilidad adolescente en la región es de 72 nacimientos por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 19 años, lo que ubica a América Latina solo por debajo de África subsahariana y el Sur de Asia (con tasas de 108 y 73 respectivamente), ubicándose la mayoría de los países de la región dentro de los 50 países con los mayores índices de fecundidad en adolescentes en el mundo y ocho de éstos (Nicaragua, República Dominicana, Guatemala, Honduras, Venezuela, Ecuador, El Salvador y Panamá), dentro de los primeros 40.
En el caso particular de la República Bolivariana de Venezuela, constituye un desafío para el desarrollo de niños, niñas y adolescentes, ya a que según el XIV Censo Nacional de Población y Vivienda del año 2011 en Venezuela residen 27.227.930 habitantes, de los cuales 42,5 % son niños, niñas y adolescentes de ambos sexos. Dicha cifra se divide entre 31,3% niños y niñas entre 0 y 11 años de edad y 11,2% adolescentes con edades comprendidas entre 12 y 17 años. Según el mismo censo, el porcentaje de nacimientos vivos registrados de madres menores de 19 años es de 23%. Con estas cifras podemos concluir que es urgente tomar acción.
Atendiendo esta realidad, la división de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo está apoyando el diseño de un modelo de prevención y atención al embarazo en edad temprana y en adolescentes, basado en diagnósticos y estudios paralelos sobre el circuito de servicios que utilizan los adolescentes embarazados.
Resultados preliminares de dicho estudio muestran que son muchos los factores biológicos, sociales y culturales que definen el futuro de madres y padres adolescentes. Por ello se debe tomar en cuenta que cuando ellos asisten a un centro de salud, están tomando una iniciativa llena de valentía y de expectativas, más aún si esos jóvenes son pobres y buscan los servicios para continuar, el largo camino que implica acceder a oportunidades para su desarrollo individual y familiar. (el estudio completo estará disponible muy pronto en nuestra biblioteca virtual)
¿Conoces a Marías en tu comunidad? ¿Qué tipo de servicios tienen a su disposición?
Xiomara Alemán trabaja como especialista en protección social del BID. Se especializa en temas relacionados con desarrollo infantil temprano y adolescentes en situación de vulnerabilidad y riesgo social.
Gonzalo Ramos Aranda dice
En su día internacional, mi poema . . .
JUVENTUD
“Nunca pierdan juventudes la esencia de sus virtudes.”
Jóvenes en trance,
de locura, de romance,
edades de juventud,
en toda su plenitud.
Desatados de pasiones,
del desenfreno ilusiones,
son de Dios la maravilla,
del futuro fiel semilla.
De una Nación, gran riqueza,
forjada con entereza;
mocedades, muy febriles,
lozanías, tiernos abriles.
Disfruten de su existir,
denle rienda a su sentir,
si hay ímpetu arrebatado,
no dejen razón de lado.
Esenciales sus virtudes,
suban a otras latitudes,
tengan buenos sentimientos,
besen las nubes, los vientos.
Busquen triunfo como meta,
mi corazón los respeta;
soy, por hoy, hombre maduro,
avancen, . . . les aseguro.
Que la vida es un momento
que, con amor, va en aumento,
los quiero como empresarios
de la paz, sean emisarios.
Deseo rendirles tributo,
los comprendo, en lo absoluto,
yo también puse paredes,
pues fui joven, . . . como Ustedes.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., 05 de septiembre del 2013
Dedicado a mi Chalita (te amo a ti)
Reg. SEP Indautor No. 03-2013-111212464200-14