por Juan Eugenio Hernández Avila.
Aunque en estos días no estén en las noticias, el dengue y la fiebre chikungunya juntos afectaron a más de 390 millones de personas en el mundo en el 2014. La velocidad con que estas enfermedades transmitidas por vectores (mosquitos) se han propagado en América Latina y del Caribe hace evidente la necesidad de contar con información oportuna, pública y de calidad para planear, ejecutar y evaluar medidas de prevención y control, no sólo en el ámbito local, sino también regional a fin de diseñar y proponer estrategias que minimicen su impacto en la salud humana.
¿Contra qué nos enfrentamos?
Por un lado, el dengue es la infección viral transmitida por mosquitos más común en el mundo. Se cree incluso que las cifras sobre su incidencia pueden estar severamente subestimadas debido a que los sistemas de vigilancia e información pasivos no detectan el total de casos. La dispersión geográfica del dengue ha aumentado dramáticamente en las últimas décadas, expandiéndose de 7 países en 1970 a más de 100 actualmente.
Por el otro lado, la fiebre chikungunya se caracteriza por cuadros febriles e inflamación articular. Hasta octubre de 2014 se habían registrado más de 776,000 casos sospechosos en el Caribe y Centroamérica, América del Sur, y recientemente también México y los Estados Unidos. El surgimiento de la fiebre chikungunya en las Américas representa una gran amenaza.
Ambas enfermedades plantean grandes retos que involucran principalmente el control integral vectorial, a través de saneamiento ambiental, la participación comunitaria, las medidas de protección personal, fumigación y control de criaderos.
Un nuevo enfoque
Gracias a la tecnología, el desarrollo de un sistema integral para la vigilancia del dengue y la fiebre chikungunya en la región de América Central y México podría hacer factible contar con datos de carácter regional estandarizados, que al ser compartidos por los países contribuirían a que las autoridades sanitarias pudieran realizar un mejor control de estas enfermedades.
En México, por ejemplo, la Secretaría de Salud, en conjunto con otras agencias nacionales desarrolló un sistema integral para la vigilancia y el control del dengue. Este sistema se desarrolló en un software que capta información sobre la incidencia de casos sospechosos, así como de la presencia del vector y la hace disponible, en tiempo real, a las agencias encargadas del control vectorial.
La confirmación del laboratorio es también introducida a este sistema que, mediante mapas interactivos, se publica en internet para el conocimiento de las agencias encargadas del control de este padecimiento.
El registro de las acciones que se realizan para el control de los vectores (mosquitos) que transmiten el dengue y la fiebre chikungunya se lleva a cabo en tiempo real y permite una evaluación micro regional del impacto en función de la población de mosquitos y de la incidencia de nuevos casos. Este sistema ha sido presentado en diversos foros internacionales y ha sido sugerido por organizaciones multilaterales como un modelo a seguir.
Desgraciadamente, la sustentabilidad de esta plataforma de información se ve amenazada por cambios en las licencias de los sistemas operativos, manejadores de bases de datos y ambientes de desarrollo y publicación de sistemas geo-referenciados en los que fue desarrollado.
Para asegurar el futuro de este tipo de sistemas es necesario adoptar los esquemas de licenciamiento de código abierto (open source). Sin embargo, convertir una plataforma de grandes dimensiones podría requerir la conformación de una comunidad de práctica interdisciplinaria que les de sustento, soporte y continuidad.
Es necesario estimular una iniciativa para el intercambio con otras comunidades científicas y redes especializadas en la temática de vigilancia de la salud, creando grupos de interés en las comunidades de desarrollo de herramientas para el análisis estadístico. Esto brindaría un mecanismo de sustentabilidad para los sistemas de vigilancia de enfermedades transmitidas por vectores.
Establecer lazos entre la comunidad de desarrollo de sistemas de información en salud con la comunidad de desarrollo en software libre ayudará, en primera instancia, a reducir los costos de las licencias. Lo más importante, sin embargo, será el conocimiento anticipado de las nuevas tendencias en materia de tecnologías de comunicación con lo que se mantiene la vanguardia y reduce el riesgo de obsolescencia de los sistemas. Por otro lado, esto abre nuevos horizontes para otras áreas de la vigilancia de la salud como el de las enfermedades crónicas y sus determinantes.
¿Conoces ejemplos similares en los que un enfoque innovador con un equipo integral soluciona un problema de salud a gran escala? Comparte con nosotros en la sección de comentarios abajo o menciona a @BIDgente en Twitter.
Dr. Juan Eugenio Hernández Avila es el Director del Centro de Información para Decisiones en Salud Pública del Instituto Nacional de Salud Pública de México.
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