La crisis del COVID-19 reveló debilidades estructurales en la capacidad de la región para prevenir y responder a emergencias. América Latina y el Caribe (ALC) fue la más afectada por la emergencia en materia de salud en todo el mundo. Con sólo el 8,2% de la población, representó el 25,5% del total mundial muertes por COVID-19. Adicionalmente, la contracción económica del 6,7% del PIB en 2020 hizo evidente como las emergencias en salud podían constituirse en un riesgo macroeconómico sistémico. Se estima que se perdieron 39 millones de empleos y más de 20 millones de personas cayeron en la pobreza.
Con el objetivo de capitalizar las lecciones aprendidas, en 2022 en ocasión de la novena Cumbre de las Américas, el secretario de estado Antony Blinken anunció el lanzamiento del Diálogo de Salud y Economía de las Américas (Economic and Health Dialogue of the Americas, EHA)
Qué es el Diálogo de Salud y Economía de las Américas y cómo nos permite prepararnos para pandemias y emergencias
El EHA tiene tres objetivos:
1) compartir buenas prácticas, facilitar la coordinación y aumentar la voluntad política para fortalecer la preparación ante pandemias y construir sistemas de salud más robustos y economías más resilientes;
2) fomentar el diálogo en torno a temas que afectan la salud y la economía, fortaleciendo la relación entre los Ministerios de Salud, de Desarrollo Social y de Economía y Finanzas para alcanzar soluciones eficaces; y
3) promover discusiones y compromisos regionales,creando sinergias estratégicas con otras iniciativas.
Se trata de una iniciativa multilateral impulsada por los países y liderada por el Departamento de Estado de Estados Unidos y República Dominicana como copresidentes 2024-2025, y que cuenta con el apoyo de un Grupo Técnico Ejecutivo (ETWG por sus siglas en inglés), liderado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y apoyado por los equipos técnicos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización de los Estados Americanos (OEA), que han dispuesto su conocimiento y recursos para ofrecer asistencia técnica y apoyar en la elaboración de los productos de conocimiento de la iniciativa.
Este diálogo se estructura alrededor de cuatro grupos de trabajo. El primero, co-liderado por Paraguay y Uruguay, discute sobre gasto inteligente en salud con el objetivo maximizar el impacto de los recursos utilizados e incrementar el acceso a través de la aplicación de mejores prácticas presupuestales y nuevas prácticas de financiamiento en emergencias (para más información sobre el trabajo reciente del BID sobre gasto inteligente).
El segundo, sobre priorización de la transformación del sector salud, explora cómo usar las Funciones Esenciales de Salud Pública de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para lograr transformaciones estructurales de los sistemas de salud y es liderado por Bahamas.
El tercero, co-liderado por Brasil y Chile, es el grupo de Protección Social Adaptativa ante emergencias, que se propone evaluar la capacidad de los países de proteger integralmente a la población frente a las crisis o emergencias como las provocadas por la pandemia por COVID-19 o por los efectos del cambio climático (para más información haga clic acá).
El cuarto grupo, liderado por Argentina y Perú, trabaja sobre los Fundamentos para fortalecer las cadenas de suministro y explora las complementariedades entre el sector público/privado, así como los mecanismos para mejorar la coordinación regional frente al tema.
A dos años de su lanzamiento, EHA cuenta con la participación de más de 20 países de la región e involucra a los Ministerios de Salud, de Finanzas y de Desarrollo Social, a las Unidades de Registros Sociales, Ministerios de Comercio y agencias reguladoras de medicamentos, lo cual no solo enriquece los intercambios entre países, sino también entre sectores.
Consensos alcanzados y próximos pasos
Las interacciones entre los países de ALC han combinado reuniones virtuales periódicas con una serie de reuniones presenciales de alto nivel que han permitido reafirmar el compromiso de los países participantes.
El más reciente encuentro de alto nivel fue una jornada de trabajo que contó con la presencia de ministros y viceministros de 17 países de la región. Allí se alcanzaron varios consensos, entre ellos:
- Los países reafirmaron el compromiso de fortalecer los sistemas de salud y la resiliencia económica frente a emergencias en la región. La OPS puso a disposición una herramienta para apoyar a los países a identificar posibles soluciones para mejorar la gestión presupuestaria en salud, para así transformar los recursos financieros disponibles en la efectiva prestación de los servicios de salud que mejor respondan a las necesidades de la población. Perú y Paraguay son los primeros países que se han comprometido con la aplicación de dicha herramienta para lo cual contará con el apoyo de la OPS.
- Se aprobó la realización de un estudio regional con información de la aplicación de las Funciones Esenciales de Salud Pública en 14 países de la región para producir un documento de política que establezca prioridades compartidas e identifique brechas de capacidad institucional para priorizar futuras inversiones, manteniendo un enfoque subregional para los países del caribe.
- Brasil, República Dominicana y Chile se comprometieron en aplicar la Herramienta de Evaluación de Madurez de los Sistemas de Protección Social (MAT) del BID para medir la capacidad e identificar áreas de inversión de los sistemas de protección social para que se amplíen temporalmente y de manera específica en tiempos de emergencias. El objetivo para 2024-2025 será explorar posibles acuerdos regionales para coordinar un aumento de la preparación y capacidad de respuesta a futuras crisis de salud, incluyendo las relacionadas con el cambio climático.
- Los países anunciaron el compromiso de realizar un análisis respecto a las prácticas de reconocimiento de las decisiones de otras agencias regulatorias (regulatory reliance) en materia de medicamentos y desarrollar un documento de los avances más recientes en el tema con la participación de las agencias regulatorias de la región. De esta manera, se promuevo el fortalecimiento de las cadenas de suministro para insumos de salud estratégicos.
La experiencia de la pandemia de COVID-19 nos demostró la importancia de coordinar esfuerzos para anticiparnos y protegernos mejor del próximo virus o fenómeno climático que amenace nuestras comunidades. También nos enseñó que la salud es un riesgo macroeconómico y que es crucial que los ministros de salud y finanzas trabajen juntos para cuidar la salud de las poblaciones y de las economías.
Desde el BID seguiremos apoyando este esfuerzo, ofreciendo asistencia técnica e integrando los resultados de estos ejercicios al plan de trabajo en cada país de la región.
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