Las preguntas que nos hacemos a medida que envejecemos podrían incluir, por ejemplo, ¿quién va a cuidar de nosotros? ¿cómo solventaremos ese cuidado? ¿nos convertiremos en una carga para nuestros seres queridos? ¿deberíamos ahorrarles esa carga y explorar la opción de un hogar de ancianos? Ninguna de estas preguntas es sencilla y las respuestas son especialmente complejas en sociedades en las que la gente tiende a sentirse más alienada. Pero en algunas culturas, donde los vínculos familiares son fuertes, las dinámicas de cuidado son más claras a la hora de enfrentar los desafíos que supone el envejecimiento.
La dependencia en Costa Rica
Análisis preliminares con datos recientes sobre dependencia y cuidados en Costa Rica sugieren que de los mayores a 60 años, el 50% de las personas consultadas tiene al menos una limitación funcional, que se define como la imposibilidad de ejecutar una actividad diaria a nivel físico o mental, por ejemplo, o referirse a problemas visuales o dificultad para comunicarse, entre otras.
También, de los consultados, cerca del 70% padece al menos una enfermedad crónica. Pese a las altas tasas de enfermedades crónicas y dificultades para las tareas diarias, solo un 10% de los adultos mayores consultados que las padece recibe algún apoyo. Aunque esto suena alarmante, algunas limitaciones y enfermedades pueden ser relativamente leves al comienzo.
Entre las situaciones que requieren mayor apoyo se encuentran las actividades de “autocuidado”. Un alto porcentaje de los adultos mayores consultados han sido asistidos en tareas como bañarse o comer. La “incapacidad para comunicarse” aparece como la segunda limitación más severa. Por último, cerca del 30% del apoyo brindado a este grupo poblacional se concentra en las personas con capacidad física limitada.
Enfrentar los desafíos con afecto
La tarea de proveer cuidado de largo plazo recae principalmente en las mujeres de la familia. Los datos disponibles muestran que el 89% de los cuidadores son miembros de la familia y, de ellos, el 75% son mujeres. Cabe señalar, además, que cerca del 63% de las cuidadoras tiene entre 40 y 69 años. Estas cifras guardan coherencia con los hallazgos de estudios recientes sobre las estructuras familiares en América Latina y el Caribe.
¿Pero a quiénes cuidan? Sobre todo, a las personas que son cabeza del hogar y su pareja y/o a sus padres o suegros. Las personsa que son cabeza del hogar reciben de sus hijos o hijastros casi la misma cantidad de apoyo que de sus parejas, alrededor del 45%. Sus parejas, por otro lado, son asistidas principalmente por las propias personas que son cabeza del hogar (70%) y menos por sus hijos (25%). Los padres que han llegado a depender de sus hijos en términos de apoyo financiero y diario reciben de ellos alrededor del 60% de la ayuda y de su pareja el 30%.
Tres dinámicas principales de cuidado de los adultos mayores costarricenses:
- La primera, el cuidado mutuo entre parejas: mientras uno de ellos se vuelve más dependiente, el otro atiende las necesidades de ambos.
- La segunda dinámica involucra a los hijos, que se vuelven responsables de sus padres y asumen un papel activo en apoyarlos.
- Esto puede conducir, a su vez, a una tercera dinámica: los hijos se mudan donde sus padres o se los llevan para cuidarlos ellos mismos o sus parejas.
¿Pero bastará con el afecto?
Las familias costarricenses, como es común en América Latina y el Caribe, tienden a mantenerse juntas, por lo que en muchos hogares hay por lo menos una persona mayor de 60 años. El sistema tradicional de atención a la dependencia consiste de varias relaciones interfamiliares y funciona relativamente bien pues reparte entre múltiples cuidadores la responsabilidad de atender a los adultos mayores en situación de dependencia. Sin embargo, de cara al futuro las tendencias del acelerado envejecimiento global también afectarán a Costa Rica y pueden resultar abrumadoras para un sistema que se apoya casi enteramente en el cuidado familiar. Es importante que los tomadores de decisiones consideren esta circunstancia a medida que nos acercamos al año 2050, para cuando las proyecciones estiman que uno de cada cuatro individuos tendrá más de 60 años a escala global. Se prevé que Costa Rica inicie su transición hacia una sociedad anciana en las próximas décadas, y las dinámicas de atención a la dependencia tendrán que adaptarse a esta nueva realidad. ¿Estarán listas las familias y las instituciones?
Comparte tus experiencias de cómo recibes apoyo o cuidas de un miembro de la familia en la sección de comentarios o menciónalas en @BIDgente en Twitter.
Lorena Linares dice
Julián, tanto gusto. Soy Lorena Linares, profesora venezolana especialista en Educación de Adultos, y de madre costarricense. Me encuentro en Granada España, trabjando en Atención sociosanitaria de adultos mayores, que aquí abundan. Me gustaría intercambiáramos visiones acerca de este tipo de atención, y las coincidencias y diferencias con respecto al contexto latinoamericano
Catalina Roldán dice
Hola Lorena! Necesito su contacto. Estoy trabajando con una fundación en Costa Rica que idea un proyecto para apoyar a los cuidadores. Necesito retroalimentación en España. Mi correo: catalinarolda@gmail.com. Gracias,
Isabel Hurtado dice
La salud preventiva debe comenzar desde la etapa escolar: promoción de alimentos saludables contribuyen a desterrar malos hábitos alimenticios en la unidad familiar.
En la etapa del adulto mayor el afecto es primordial, tanto en los cuidadores como en las atenciones médicas.. El apoyo de la salud comunitaria es esencial además del soporte familiar.
María Cristina Latorre dice
Creo que la situación en Colombia puede ser igual
Paula Soto dice
Gracias por el artículo, quiero comentar que acciones dirigidas a mantener la autonomía (que pasa por fortalecer el autocuidado con campañas mediáticas que impacten en la población) pueden hacer un gran aporte. Mi experiencia como (casi)cuidadora de mis padres (76 y 84 años), quienes están viviendo la primera dinámica, con mi franco temor que esto los desgaste en un momento y acelere procesos de enfermedad que aún estás ausentes, aun así, son resistentes a involucrar a otros cuidadores externos en su hogar y ni pensar en asistir a una institución de cuidados. Generar políticas que resuelvan necesidades en sus propios hogares, que les facilite mantenerse autónomos y acceder a cuidados en forma parcial, creo que puede ser una buena solución.
ana dice
Quería saber de servicios profesionales del adulto mayor a domicilio en costa rica, buenos y confiables ..
Susana Campos Cabezas dice
Buenos días Julián
Qué interesantes datos!!, puedes compartir la fuente? Gracias
Aymee Carvajal Zamora dice
Quisera saber sobres instituciones o Hogares de larga estancia, que ayuden al adulto mayor con demencias y de bajos recursos, en Costa Rica
Catalina Roldán dice
Vivo con mis padres, él de 89 con parkinson y ella de 79 pero autónoma en su cuidado. Definitivamente mi padre es quien requiere más atención, pues el riesgo de una caída en inminente y se resiste a dejar de caminar, bueno o al menos intentarlo. En nuestro caso la mayor dificultad está en el peso emocional y el tiempo que se debe dedicar. Tengo asistencia entre semana mientras trabajo, pero los fines de semana son agostadores. Creo que también falta sensibilización para el resto de miembros de la familia, o crear redes de apoyo con voluntarios que apoyen estos espacios, que todos por salud mental también requerimos.