La celebración del Día Mundial de la Propiedad Intelectual el 26 de abril es una fecha ambivalente. Celebramos la existencia de un sistema de protección legal cuyo uso no se corresponde con el uso que efectivamente es dado a este sistema en América Latina. Esta realidad contrasta con la omnipresencia de la propiedad intelectual en nuestra vida cotidiana.
Nos despertamos en una cama cuyo colchón tiene un sistema de resortes con seguridad patentado. Nos cepillamos los dientes con un cepillo de diseño registrado. Desayunamos cereal cuyo proceso de fabricación industrial ha protegido por patentes; la receta, por secretos industriales, y los manuales de instrucciones, por derechos de autor. Y no hablemos del coche en que nos trasladamos, que tiene más de computadores con ruedas que de vehículos de acero para el transporte de personas. De manera invisible, la propiedad intelectual está envuelta en cada una de nuestras acciones diarias.
Según un reporte de KPMG*, el goodwill integrado por conocimiento, ideas y procesos susceptibles de protección bajo la propiedad intelectual representa hoy un porcentaje superior al 50% del valor total de cualquier producto medianamente sofisticado, variable según la industria. Esta cifra ya debería sugerir que la propiedad intelectual es un hecho de la realidad con el cual es preciso convivir.
Sin embargo, la convivencia no pareciera estar en el cálculo de muchos gobiernos que aun prefieren asumir posturas ideológicas cerradas sobre la temática, criticando la extensión del sistema a través de los tratados de Libre Comercio en lugar de aprovechar al máximo su potencialidad, o cuando menos asumir la realidad. En una muestra selecta de países que comercializan con la propiedad intelectual, Estados Unidos es el único país que ingresa más por concepto de comercialización de activos intangibles protegidos bajo propiedad intelectual, de lo que licencian o adquieren de empresas residentes en el exterior. Hay un desbalance claro en este aspecto en la región como puede verse en la Tabla, siendo México el único país de America Latina que ha venido progresivamente elevando los ingresos por conceptos de licenciamiento o venta de tecnología.
La pregunta obvia es ¿Por qué no aprovechan más los países latinoamericanos la potencialidad de un instrumento que está aquí para quedarse?
Pese a los enormes esfuerzos realizados por mejorar el entorno institucional de registro de las patentes, los emprendedores e innovadores latinoamericanos en general no las utilizan y tienden a utilizar secretos industriales y comerciales como medio de protección. Esto pertenece al fuero interno de apercibimiento de los emprendedores, quienes no ven a las patentes como instrumentos un mecanismo efectivo para monetizar o capitalizar sus ideas. Pero del lado gubernamental hay también un sesgo ideológico que tiene su origen en la segunda mitad del Siglo 20, cuando la temática, que hasta entonces había sido marginal en los países en desarrollo, comenzó a adquirir importancia con la creciente globalización de la economía internacional en dicho periodo.
Desde luego, hay razones fundadas que justifican esta suspicacia. De manera creciente, los Estados Unidos y la Unión Europea han utilizado la propiedad intelectual como moneda de negociación comercial presionando los países en desarrollo para adoptar sistemas de protección severa que garanticen la efectividad de los monopolios legales de patentes y derechos de autor, a cambio de abrir los mercados a las exportaciones de países en desarrollo, sabedores de que en el mundo contemporáneo, el valor de las exportaciones se encuentra cada vez más en aspectos intangibles de la producción, protegidos por sistemas de propiedad intelectual “fuertes”. Para ello han incluso presionado la adopción de mecanismos bilaterales de protección superiores a los negociados multilateralmente por intermedio de la Organización Mundial del Comercio.
Asumir posturas ideológicas es un error costoso. Es como pelearse con la Ley de la Gravedad. Dado que la esencia del sistema de reglas de propiedad intelectual no va a cambiar en el futuro previsible, los asistentes a la fiesta deben aprender a bailar en lugar de pelearse con los músicos de la orquesta.
La estrategia debe orientarse a mostrar a los emprendedores cómo pueden desarrollar estrategias de propiedad intelectual que les permitan obtener el financiamiento necesario para escalar su nivel de operaciones, de una pequeña startup a conglomerados de gran escala. Alternativamente, la estrategia debe hacer ver al pequeño inventor las posibilidades para licenciar su tecnología de la manera más efectiva y rápida posible. De esta manera, el mismo podrá obtener un ingreso por la venta o licenciamiento de su invención, olvidarse de la manufactura del producto y sencillamente continuar en su actividad innovadora con otras tecnologías o procesos. En este punto conviene recordar los desafíos que apuntaba en una entrada anterior en este Blog:
El reto de Latinoamérica apalancar el esfuerzo de las oficinas de transferencia tecnológica en patentes y derechos de autor, fortaleciendo las redes de especialistas en comercializar las buenas ideas a través de la propiedad intelectual. Igualmente, supone incorporar activamente, incluso a titulo obligatorio, la comercialización de la propiedad intelectual en los programas de formación a emprendedores, para que puedan incorporarla como parte de su estrategia competitiva. (Ver más)
Para que cada 26 de abril en nuestra región podamos realmente celebrar el día de la propiedad intelectual, debemos lograr que esta sea asumida y aprovechada como una verdadera herramienta para el desarrollo de los países. Y para que esto suceda, antes que ideologías conviene apelar a una visión más pragmática de su uso, propósito y razón. Entonces podremos hacer volar los fuegos artificiales.
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Entradas anteriores en este Blog
Estudio
(*) KPMG (2009) Intangible Assets and Goodwill in the context of Business Combinations: An industry study https://www.kpmg.com/PT/pt/IssuesAndInsights/Documents/Intangible-assets-and-goodwill.pdf
Jose Benito dice
Por favor, podría ayudarme, respecto a un invento en tramite y el cual me indica INDECOPI (Entidad de mi pais el Perú), donde estoy tramitando una patente, pero aun me indican que no puedo comercializar el producto, estoy en la etapa de inicio de la revisión técnica, y que aun en Octubre revisaran. Por favor, me podría dar su opinión al respecto.
Ignacio De Leon dice
Hola Jose. Tu puedes comercializar cuando quieras; lo que pasa es que debe hacerlo a su propio riesgo si no cuentas con proteccion legal y la patente es esencial para tu estrategia de comercializacion, porque el producto contiene una tecnologia fácilmente replicable, hay competidores potenciales que pueden hacerlo y no hay otra forma de crear rentas (a traves de branding, por ejemplo). Ahora bien, sobre la protección legal de la patente que estas solicitando, puedo decirte que en algunos paises la legislacion prevee una protección provisional desde que hizo la solicitud. Esto debes verificarlo con un abogado peruano especialista de propiedad intelectual, pues las reglas no son internacionales sino nacionales. Pero el principio general es ese; por eso, aunque la revisión técnica acontezca después, gozas una protección legal desde que hiciste tu solicitud. Saludos.