Cuando uno compra un televisor nuevo, no espera electrocutarse al enchufarlo ni quemarse la mano al manipular el control remoto. La verdad es que nadie espera sufrir una desgracia de este tipo cuando se dispone a ver su programa favorito o una serie en streaming. Por este motivo, la mayoría de los países del mundo regulan la comercialización de muchos bienes (no solo los televisores), con el fin de proteger cuestiones como la salud y la seguridad de los consumidores. Pero si estas regulaciones (llamadas medidas técnicas) están mal concebidas, pueden crear barreras al comercio, en particular cuando son innecesariamente estrictas y de engorroso cumplimiento. Por no hablar de cuando se trata de un disfraz proteccionista.
En esta entrada de blog, examinamos la prevalencia de las medidas técnicas en los países de América Latina y el Caribe (ALC) y discutimos sus potenciales efectos en el comercio internacional.
Las medidas técnicas comprenden una amplia variedad de regulaciones, que incluyen categorías como las medidas sanitarias y fitosanitarias (SFS) y los obstáculos técnicos al comercio (OTC). Estas medidas técnicas han ido proliferando en ALC. Por ejemplo, en promedio, el 52% de los productos importados en 2020 estaba sujeto a alguna medida técnica, muy por encima del 20% registrado en 2000 (ver gráfico 1).
Gráfico 1
Las medidas técnicas no son intrínsecamente malas; por el contrario, pueden brindar información valiosa sobre las características inherentes de un producto y su calidad, lo cual aumenta la confianza, facilita las comparaciones, reduce la incertidumbre e indica que el consumo de dicho producto es seguro.
No obstante, las normas técnicas pueden, en ocasiones, ser más estrictas de lo necesario o implicar procedimientos sumamente engorrosos o, simplemente, responder a demandas proteccionistas. Existe una capa adicional de complejidad cuando los países imponen medidas técnicas que son muy disímiles entre sí.
Si volvemos al ejemplo del televisor, imagine que dos países latinoamericanos imponen requisitos de seguridad muy diferentes para la comercialización de una pieza indispensable para producir un televisor nuevo. En esta situación, un proveedor de dicha pieza localizado en uno de los países debe cumplir con dos requisitos de seguridad diferentes si desea venderla en ambos mercados. Esto puede requerir la contratación de personal adicional para realizar los testeos y la certificación, o crear dos diseños de la pieza, o abrir dos líneas distintas de productos o, aún peor, establecer dos plantas diferentes. El resultado de esto es que la existencia de requisitos de seguridad distintos entre los países aumenta innecesariamente el costo del producto que se comercializa.
Como muestra el ejemplo del televisor, las medidas técnicas muchas veces se imponen no solo a los productos finales sino también a los insumos intermedios. Por ejemplo, el país típico de la región impone medidas técnicas al 47% de sus importaciones de insumos intermedios. Esto, potencialmente, puede limitar el surgimiento de cadenas regionales de valor al incrementar los costos de los insumos intermedios que se intercambian en el comercio transfronterizo.
Los países que buscan reducir este tipo de costos, en general, siguen un plan de convergencia regulatoria, en el que el objetivo no es eliminar las medidas técnicas sino reducir la heterogeneidad existente entre las normas de los distintos países. Hay mecanismos alternativos para perseguir la convergencia regulatoria, que incluyen los siguientes: 1) armonización de las medidas técnicas, 2) reconocimiento mutuo de las medidas técnicas, 3) armonización de las evaluaciones de la conformidad, y 4) reconocimiento mutuo de las evaluaciones de la conformidad.
El proceso de convergencia podría producirse entre los miembros de un acuerdo de libre comercio. El ejemplo más destacado es el de la Unión Europea (UE). Si bien, en promedio, los miembros de la UE aplican más medidas técnicas que el país promedio de ALC, el proceso de integración de la UE incluye disposiciones para los cuatro mecanismos de convergencia regulatoria mencionados anteriormente. Por lo tanto, las medidas técnicas aplicadas por los países de la UE no impiden el comercio dentro de dicho bloque. El T-MEC es otro ejemplo de un acuerdo comercial que incluye disposiciones respecto de los cuatro mecanismos de convergencia regulatoria descritos más arriba.
A diferencia de lo que ocurre en la UE y el T-MEC, apenas una minoría de los acuerdos comerciales firmados por los países de ALC incluye disposiciones que persiguen la convergencia regulatoria de las medidas técnicas (ver gráfico 2).
Gráfico 2
Si bien la convergencia de las medidas técnicas también puede producirse por fuera de los acuerdos comerciales, en la región dichos esfuerzos han sido escasos y esporádicos. Por consiguiente, los países de ALC se encuentran rezagados respecto de otras regiones en materia de incorporación de la convergencia regulatoria en sus agendas de comercio e integración.
Tal esquema puede rendir frutos. Por ejemplo, nuestras estimaciones indican que el impacto negativo de las normas técnicas en los flujos comerciales de la región puede reducirse más de la mitad mediante disposiciones que busquen la convergencia regulatoria.
Es verdad que aún queda mucho por hacer en ALC para reducir las llamadas barreras tradicionales al comercio, como los aranceles o los costos de transporte. Pero esto no debería impedir que los países de la región vean a las medidas técnicas como potenciales obstáculos al comercio porque, si bien no son tan visibles ni comprendidos como los aranceles, pueden, eventualmente, tener un impacto en los flujos de comercio y limitar la integración regional.
No se trata de eliminar las medidas técnicas suprimiéndolas por completo, ya que suelen perseguir objetivos legítimos de política nacional. El curso de acción correcto debe ser promover la convergencia regulatoria. Esto podría aliviar los efectos negativos sobre el comercio sin abandonar los objetivos nacionales que persigue la regulación original.
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