Cuando la Unión Europea (UE) y Mercosur anunciaron recientemente el acuerdo de libre comercio tras 20 años de negociaciones, recibimos la noticia con regocijo. Ambos bloques concretan así una oportunidad histórica que permite a los cuatro países del cono sur hacer crecer sus economías, internacionalizar sus empresas, aumentar su competitividad y generar más empleo.
El anunciado acuerdo es uno de los más importantes del mundo por su tamaño, de la envergadura de NAFTA en su momento. Las economías de ambos bloques representan casi una cuarta parte del total de la economía mundial y el 37% del comercio mundial de bienes y servicios. De un sólo golpe, los acuerdos de libre comercio de Mercosur pasan del 1,4% al 23.5% del PIB mundial.
Por supuesto, el acuerdo tendrá un impacto significativo sobre los flujos comerciales y de inversión entre ambos bloques, pero también trae una serie de implicancias a nivel regional y global.
Por un lado, el acuerdo introduce un elemento de distensión al interior del Mercosur, dando señales de la capacidad y voluntad de sus miembros para modernizar su integración comercial. Ello debería permitir avanzar en temas pendientes en las relaciones entre los cuatro países, necesarios para mejorar su competitividad, pero también para que las preferencias acordadas con la UE se extiendan internamente.
Por otro lado, facilitará la capacidad del Mercosur de concretar acuerdos en sus negociaciones en curso con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), Canadá, Corea y Singapur, entre otros, dinamizando su agenda con nuevos socios comerciales; así como el acercamiento con la Alianza del Pacífico, compuesta por Chile, Colombia, Perú y México.
En el plano global, el acuerdo representa un mensaje positivo y de liderazgo de parte de ambos bloques en un escenario de crecientes tensiones comerciales y en una economía política global compleja, que ha afectado las exportaciones de los países del Mercosur y del resto de la región. La concreción del acuerdo es también una manera de diversificar los lazos comerciales, al margen de los vaivenes políticos de las grandes potencias.
Acceso a mercados
En materia de acceso a mercados, el tratado ofrecerá importantes beneficios para las exportaciones desde los cuatro países suramericanos. La UE eliminará los aranceles sobre el 92% de las importaciones del Mercosur, del cual un 85% de la liberalización de las importaciones tendrá lugar de forma inmediata a la entrada en vigor del acuerdo.
La apertura de este mercado implica no solo oportunidades para ampliar los flujos existentes, sino de diversificar con productos que actualmente no se exportan a los países europeos.
Las ganancias inmediatas de acceso para productos agrícolas, como algunos derivados de soja, aceites, frutas, jugos, legumbres, maní, infusiones, productos de la pesca y bebidas, entre otros, pueden ser sustanciales. Las uvas, que actualmente pagan un arancel del 14.4%, podrán ingresar sin carga alguna.
El sector industrial del Mercosur también se puede beneficiar, ya que 80% de sus exportaciones al bloque europeo tendrán acceso de forma inmediata a arancel cero y al 100% en un período máximo de 10 años. Si bien el mercado europeo es exigente, el Mercosur posee nichos que pueden ser competitivos y se beneficiarían de estas preferencias, como artículos de cuero, indumentaria de diseño o biotecnología.
El acuerdo contempla también otras áreas que ofrecen oportunidades para las empresas del Mercosur. Por ejemplo, a partir de su entrada en vigor, éstas podrán participar como oferentes, en condiciones de igualdad, en los procesos de compras gubernamentales de la Unión Europa tanto de bienes como de servicios profesionales – un mercado de casi 3 trillones de euros.
Aumento de la inversión extranjera directa
El acuerdo también debería aumentar los niveles de inversión de la Unión Europea. El tratado brinda certidumbre legal, mejora el clima de negocios y da acceso privilegiado al mercado europeo, aumentando el atractivo de los países miembros del Mercosur como destino para la Inversión Extranjera Directa (IED) y como eslabón de cadenas regionales y globales de valor.
La experiencia muestra que los tratados de libre comercio generan importantes aumentos de IED en los países signatarios. Por ejemplo, en el caso de Chile, la inversión europea en ese país se multiplicó por seis en un período de 14 años.
Adicionalmente, el acuerdo debe estimular las exportaciones de servicios basados en conocimiento, donde el Mercosur ya es un exportador competitivo. La UE es el principal importador de servicios del mundo, pero solo importa servicios por 12.400 millones de dólares de estos cuatro países de un total de 800 mil millones.
Y en materia política, contempla mecanismos de diálogo y cooperación que deberían contribuir a afianzar la alianza entre ambos bloques y hacer más robusta la institucionalidad de los países de Mercosur.
Apoyo al acuerdo entre Unión Europea y Mercosur
El Banco Interamericano de Desarrollo, y en particular su Sector de Integración y Comercio, ha apoyado el proceso de negociación desde sus inicios. Ahora nos enfocaremos en apoyar a los cuatro países del cono sur para sacarle el máximo provecho al acuerdo en términos de su aprovechamiento.
Será necesario incentivar la internacionalización de las empresas de la región, comenzando por las pequeñas y medianas empresas (pymes), ayudándoles a innovar,
a incorporar nuevas tecnologías y a seguir las mejores prácticas internacionales de producción.
Esto se debe complementar con inversiones que permitan a las empresas aumentar su eficiencia. También será importante impulsar reformas para optimizar la logística del comercio exterior, adoptar los mejores estándares internacionales en facilitación comercial, mejorar las capacidades regionales de promoción comercial, o implementar programas de transformación productiva para asistir en la transición a los sectores más afectados.
La región deberá hacer un esfuerzo acelerado para generar las condiciones que permitan que las empresas del Mercosur sean lo suficientemente competitivas para maximizar las oportunidades del acuerdo. Concentrarse sólo en los mercados domésticos o cautivos dentro de la región ya no es una opción.
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