La pandemia del coronavirus tiene el potencial de causar estragos al comercio y el proceso de integración de América Latina y el Caribe (ALC), por lo que es vital que los gobiernos tomen medidas comerciales adecuadas para reducir su impacto en la economía y la vida de sus ciudadanos.
En los últimos 100 años, el mundo ha visto siete pandemias (las gripes española, asiática y de Hong Kong, H1N1, SARS, MERS y Ebola), las cuales han traído efectos económicos del lado de la oferta, como la súbita reducción de la fuerza laboral, y de la demanda, como el contagio de los consumidores, restricciones a su movilidad y la tendencia de ahorrar dinero frente a la incertidumbre.
Los impactos de las crisis pandémicas al comercio mundial y regional han sido en su mayoría moderados, ya que afectaron principalmente países de menor peso económico en la economía global y porque se logró limitar el contagio.
Pero al parecer esta vez es diferente
El impacto de esta crisis puede superar con creces los de la gripe española de 1918 que, a excepción de las demás, afectó las principales economías del mundo y de la región, con una reducción estimada de 10% del comercio mundial y de cerca de 20% de los intercambios regionales.
La crisis del coronavirus podría superar a la gripe española debido a la gran conectividad humana y comercial que hoy vivimos como consecuencia de la Gran Liberalización de la posguerra, menores costos de transporte y comunicación y el desarrollo de las cadenas globales de valor. La Gran Recesión de 2008-2009, que llevó a una caída histórica anual de 20% en el comercio mundial y latinoamericano, deja claro las implicaciones que pueden tener estos cambios estructurales.
Como antesala de lo que viene, los primeros datos comerciales del 2020 son poco reconfortantes.
China, el epicentro de la pandemia y de las cadenas globales de valor, vio caer las exportaciones en un 17% y las importaciones un 4% en el primer bimestre del 2020, comparado con ese mismo período el año anterior. Las exportaciones de ALC hacia China y las importaciones desde ese país a la región también disminuyeron en el mismo período en un 12% y 6%, respectivamente.
En Estados Unidos, las importaciones totales y las que vienen de ALC también cayeron en enero, en un 4% y 2% en términos anuales, respectivamente, cuando apenas comenzaba la pandemia. Y en Brasil, las exportaciones del primer bimestre del año se redujeron un 8.5%, también en términos anuales.
Estas cifras son alarmantes si se tiene en cuenta que el comercio mundial ya se encontraba en plena desaceleración: en 2019 creció apenas 1%, comparado con un promedio de 5% en las últimas dos décadas.
Por los datos históricos disponibles, esta es una crisis que podría afectar a todos los países de ALC, sin importar su nivel de especialización. Aunque los precios de commodities como el petróleo y cobre enfrenten mayor volatilidad, los bienes manufacturados son más vulnerables a paradas súbitas, por la dependencia de las cadenas de valor y por la posibilidad de posterguen las compras por parte de los consumidores.
Asimismo, los servicios como el turismo se verán particularmente afectados por las medidas de contención como la disminución drástica de los vuelos, los cierres obligatorios de hoteles y el impacto de la enfermedad en su fuerza laboral.
Una noticia alentadora es que estas mismas crisis del pasado sugieren que existe la posibilidad de una recuperación rápida —la llamada recuperación en “V”. Este resultado, sin embargo, va a depender no solamente de las políticas fiscales, monetarias y de salud, sino también de las políticas comerciales y de integración que tomen los gobiernos.
Lo que lleva a la pregunta, ¿qué deben hacer los gobiernos en materia comercial y de integración para responder a esta crisis?
Qué hacer (y qué no hacer) para enfrentar al coronavirus
- Continuar apoyando la liberalización comercial, como lo indicamos en el libro De promesas a resultados en el comercio internacional. Sería un retroceso si los gobiernos de la región sucumben a una retórica nacionalista que culpe equivocadamente a la globalización por la crisis actual.
- Aumentar la coordinación entre países e impulsar la integración. Esto no solamente por los problemas sistémicos de salud que enfrentamos—las enfermedades no respetan fronteras—sino también para facilitar una recuperación rápida, liderada por el comercio y la inversión extranjera directa.
- Desincentivar la adopción de restricciones a las exportaciones de equipos médicos, medicinas y sus insumos. Hasta la fecha, 24 países han adoptado estas restricciones, en su mayoría en Europa y Asia. Estas medidas, podrían aumentar la oferta local a corto plazo, pero crean desincentivos de medio-largo plazo a la producción interna por la incertidumbre de poder acceder a los mercados externos. Además, crean riesgos de retaliación y ponen en peligro los esfuerzos de cooperación regional y multilateral.
- Eliminar los aranceles y las barreras no arancelarias (BNA) a los equipos, suministros y desinfectantes médicos. Los aranceles de ALC están muy por encima del promedio mundial, variando entre 5% a 15%. Las BNA llegan a alcanzar 90% de estos rubros. Estas medidas ayudarían a reducir los costos de estos productos que son fundamentales para el manejo de este tipo de crisis.
- Impulsar acuerdos comerciales regionales y multilaterales para facilitar la coordinación de las medidas de prevención y mitigación de pandemias; y evitar que medidas unilaterales produzcan costosos conflictos comerciales y diplomáticos que retrasen la recuperación y comprometan el crecimiento de largo plazo.
- Las aduanas y las demás entidades gubernamentales de control fronterizo deben implementar un procedimiento simplificado y expedito para el despacho de las mercancías críticas.
- Impulsar y facilitar la liberalización del comercio de servicios, en particular en el área de telemedicina. Un problema potencial con las pandemias es que los ciudadanos, inclusive aquellos con síntomas leves, se apresuran en ir a los hospitales, sobrecargando el sistema. Algunos países de la región ofrecen servicios de telemedicina al público interno, pero las restricciones comerciales actuales impiden que se extienda a otros países.
- Desincentivar la alta protección al sector agrícola —frecuente en la región—puesto que resultaría particularmente disfuncional en este momento. Un choque de oferta en la cadena de suministro de alimentos nacional puede tener consecuencias fatales en la población, más allá de los impactos directos de la pandemia.
- Trabajar con las agencias de promoción de exportaciones para sostener y potenciar las exportaciones de las firmas, brindando servicios de información que permitan identificar nuevas oportunidades en materia de bienes y servicios, así como establecer nuevos vínculos comerciales que reemplacen a aquellos afectados por la crisis.
CABRERA ROCHA GABRIEL FERNANDO dice
Como están me parece muy bueno el articulo de hecho quiero hacer un trabajo de investigación sobre que podría pasar con el consumidor postpandemia es por esto que me gustaría saber si tienen algún estudio que confirme la información del articulo