Para potenciar una organización se necesita fortalecer los equipos. ¿Y cómo? Mediante incentivos. Sólo así, los intraemprendedores aflorarán y traspasarán, por completo, sus talentos a la organización.
Por lo general las personas asocian la palabra emprendimiento con empresario, sin embargo, la empresa es una de las diversas instancias en las cuales puedo concretar mi emprendimiento. El espíritu emprendedor es un motor constante el cual se puede manifestar en diversos ámbitos como el deportivo, empresarial, cultural, social, sector público, entre otros.
En este sentido, el emprendimiento es más una actitud ante la vida que una forma de crear compañías, por lo que para emprender en cualquier ámbito se debe tener claridad en cuatro preguntas que a mi entender marcan el éxito de una persona: ¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿A dónde quiero llegar? y ¿cuánto estoy dispuesto a dar? En la medida que no haya claridad de estos elementos, difícilmente se podrá tener claro qué emprender.
Yo he tenido la oportunidad de estar en ambas veredas, en la del emprendedor empresarial por más de diez años y actualmente como intraemprendedor en una organización de desarrollo. Y en ambos casos lo que ha maracado la diferencia es la actitud con la que he afrontado esos desafíos y una profunda creencia sobre la causa por la cual emprendo.
Ahora bien, desde una perspectiva más técnica, las competencias que un emprendedor tiene, entendiendo estas competencias como conductas observables, son variadas. Destaco principalmente la motivación por el logro, innovación, autoconcepto positivo, iniciativa, capacidad de tomar riesgos e identificación de oportunidades.
Oportunidades para agregar valor
Múltiples serán las competencias de un intraemprendedor, entre las que resalto la identificación de oportunidades, que obedece a un estado de alerta constante y que marca la diferencia entre aquellas personas que sólo en lo que se les exige agregan valor, por lo que el desgaste en la supervisión es constante, versus aquellas que en todo lo que hacen buscan agregar valor.
Esta situación la podemos observar en acciones de la vida diaria: piense cada vez que va a un restaurante, café, cine o cualquier lugar, ¿dónde está el valor? ¿por qué prefieren ése lugar por sobre otro? De seguro cuando encuentre la explicación se dará cuenta que no es por razones azarosas, sino más bien por un constante proceso de riesgo, ensayo, error y éxito. Y las veo actualmente aquí en el Banco Intereamericano de Desarrollo (BID), las oportunidades como intraemprendedor están al frente de forma constante. Iniciativas como We Want You realizada en 2014, Startup Weekends a nivel corporativo, así como otros “Concursos de Ideas” que propician la mejora continua y la innovación interna, son un ejemplo de ello. También son ejemplos los casos de compañias como 3M donde intraemprender es una obligación fundamental para avanzar. Esto, alineado a una cultura de reconocimiento, es la mezcla perfecta para impulsar a los intraemprendedores.
Los intraemprendedores generan un potenciamiento sistémico que agrega valor a la institución, ven siempre el vaso medio lleno y no gastan mucho tiempo en quejarse, sino más bien en cómo resolver el problema; no andan pensando a quien echarle la culpa, sino reflexionar porque se falló; no le tienen miedo a trabajar con personas más talentosas, sino que por el contrario se sienten beneficiados por esto.
Sin embargo, por más intraemprendedores que tenga una organización, si éstas no han definido un sistema de incentivos claro y que sustente las iniciativas de sus equipos de trabajo, poco a poco su motivación disminuirá. Como diría Violeta Parra “cambia el rumbo el caminante aunque eso le cause daño, y así como todo cambia que yo cambie no es extraño, cambia todo cambia”.
En definitiva, el proceso de agregación de valor tiene diversas variables que no son extrapolables a todos los escenarios. Sin embargo, los intraemprendedores, los incentivos claros y de acuerdo al núcleo del negocio, sumado a un efectivo liderazgo de los directivos y un adecuado reconocimiento al equipo que lidera los mejoramientos, permiten estar en un mejor escenario para conseguirlo.
Juan Pablo Escobar dice
Muy buen articulo!
Antonio dice
Excelente articulo, el recompensar a las personas que tienen una actitud de entrega en todo lo que hacen sin necesidad de que los supervisen, es lo que los hará ver que esa conducta es la que les reconocen, haciéndolos sentirse que su actitud no pasa desapercibida para los demás.
Israel Romero dice
Excelente!!! Esto me ayuda a mejorar mi organización!!! :)…
Santiago García Devis dice
El intraemprendedor tiene como misión tratar de destruir la forma actual de hacer las cosas en una organización para reemplazarla por una más eficiente e innovadora. No obstante, dado que esto representa un ataque al status quo, se requiere más que incentivos, se requiere de una cultura de innovación que atraviese desde comportamientos personales hasta valores organizacionales (claro, pasando por los incentivos). Hacer esto en las organizaciones públicas es un reto fantástico, pues el cambio cultural en este ambiente es doblemente retador, pues no existe un temor a la competencia. Es un ecosistema sin depredadores, por lo que la agilidad no es un atributo natural.
Elias Tefarikis dice
Muchas gracias Santiago por tus aportes y comentarios. Sí de acuerdo que es complejo, los incentivos son parte del proceso. Otro punto que considero de valor aportar, es que tiene mucho que ver con el Mindset de la organización, esto es un detonante o restrictor de la innovación, y tal como dices si la agilidad en estas instituciones no es el atributo natural, pues entonces hay una tremenda oportunidad 🙂 , saludos.