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Haití es el país más pobre del continente y un rompecabezas aún sin resolver en términos de desarrollo. Algunos datos ilustran el tamaño del reto: a pesar de que tras el devastador terremoto de 2010, Haití ha crecido a una tasa promedio del 3,8%, la pobreza sigue afectando a más de la mitad de la población. En las zonas rurales, donde vive la mitad de la población, sólo el 10% de los hogares tiene acceso a la energía, el 29% al agua, 60% a los servicios de salud y el 73% a la educación. Pocos caminos están pavimentados. Aún cuando la penetración de la telefonía celular es alta, el acceso a Internet es prácticamente inexistente, por lo que la mayoría de la población se encuentra excluida de los aumentos de productividad y otros beneficios que trae consigo la revolución digital en el resto del mundo.
Parte del desafío de desarrollo radica en la dificultad de proporcionar aún los servicios más básicos de una manera eficaz a través de modelos que sean escalables y replicables en toda la geografía montañosa de Haití. Frente a un contexto persistente de desafíos fiscales y de gobernabilidad, no se espera que el sector público por sí solo sea capaz de resolver este desafío en un futuro próximo.
Un contexto complicado como este requiere de ofertas innovadoras de productos y modelos de negocio para la provisión de servicios básicos que sean de bajo coste y además logren ampliar rápidamente la cobertura; mejorando así la calidad de vida e incrementando la productividad de la población, especialmente de la más vulnerable. En Haití, se piensa que el sector privado puede desarrollar este tipo de soluciones innovadoras. Tres proyectos apoyados por el Compete Caribbean – un programa financiado por el BID, Canadá y el Reino Unido para estimular la innovación y el desarrollo del sector privado – demuestran las oportunidades y también los retos a los que se enfrenta el sector privado al ofrecer soluciones innovadoras de servicios básicos en Haití. Estos proyectos son: dLO Haiti, Re-Volt solutions y D&E Enterprises, los cuales tienen por objetivo proporcionar agua potable, electrificación rural, y estufas energéticamente eficientes a grupos vulnerables. dLO Haiti proporciona agua potable a 46.000 hogares de las zonas rurales a través de 10 kioscos y una red de distribución de 500 empresarios; Re-Volt facilita el alumbrado eléctrico en zonas rurales para 2.100 familias de La Gounave y Leogane con perspectivas de ampliar a 2.500 más en el corto plazo, y D&E fabrica cocinas que reducen a la mitad el carbón utilizado y que duran cuatro veces más que las cocinas tradicionales.
Aunque innovadores en la entrega de servicios nuevos o mejorados a través de nuevos modelos de negocio, estos tres proyectos enfrentan desafíos comunes en la ampliación de su cobertura. ¿Qué lecciones podemos aprender de ellos sobre modelos de suministro privado de servicios básicos y el reto de cerrar la brecha de servicios a grupos vulnerables en Haití?
- Los costos iniciales de compra afectan la capacidad de atraer nuevos clientes: Re-Volt y D&E ambos proporcionan soluciones más duraderas y por lo tanto menos costosas a mediano plazo que otras alternativas del mercado. Sin embargo, en ambos casos, un mayor costo de compra inicial en comparación con alternativas existentes sigue siendo un obstáculo para continuar sumando nuevos clientes. Re-Volt ha resuelto esta situación aprovechando la plataforma de dinero móvil Mon Cash de Digicel, mediante la cual ofrece a los consumidores un contrato de arrendamiento durante 24 meses con una opción de compra para su equipo. D&E no tiene un sistema de pago recurrente que pueda facilitar el crédito a sus clientes, por lo tanto, está tratando de penetrar en segmentos de trabajadores asalariados, sobre los cuales puede minimizar el pago inicial pero asegurar el pago a largo plazo deduciendo directamente de sus nóminas.
- Dificultad de extender créditos a los grupos vulnerables en Haití: Mientras que estos elevados costos iniciales pueden ser suavizados por medio de crédito o sistemas de pagos parciales – por ejemplo, a través de la plataforma de dinero móvil de Mon Cash – en Haití los sistemas de micro-crédito han ganado menos adeptos de lo esperado. dLO Haiti, que ofrece la posibilidad de crédito a los 500 empresarios rurales ya atendidos por los kioscos de agua, explica que en Haití incluso los empresarios son resistentes al crédito. Al parecer, la historia de vulnerabilidad que ha marcado la historia de Haití ha creado un premium al corto plazo. Por otra parte, extender créditos o esquemas de pagos parciales requiere de una logística que permita la capacidad de recuperar en caso de incumplimiento. En Haití esta logística y los procedimientos legales que la acompañan suele ser costosa y difícil de implementar.
- El dilema de bajos márgenes y alto volumen requiere financiamiento subsidiado: Los márgenes en la prestación de servicios de bajo costo a consumidores vulnerables son muy estrechos en Haití. Estos márgenes ponen a los empresarios en una situación del huevo y la gallina, en la cual requieren volumen para cubrir sus costos y tener un negocio rentable, pero la logística para alcanzar ese volumen es costosa y requiere de márgenes para expandirla y financiarla. Los márgenes en el negocio de proporcionar servicios a las poblaciones más vulnerables también son menores al interés del 18% cobrado por los bancos comerciales en Haití. En este contexto, es muy importante contar con fondos subsidiados, ya sea de donantes, fondos del gobierno o inversiones de capital “paciente” para lograr que las empresas alcancen el punto de equilibrio.
- ¿Cuáles son las posibilidades de escalamiento? El escalamiento sostenible de servicios de bajo precio ofrecidos por el sector privado en Haití a las poblaciones vulnerables dependerá de la capacidad de esas empresas para hacer crecer sus márgenes de manera que puedan financiar la logística para adquirir más consumidores. En estos tres ejemplos, las empresas están tratando de lograr esto ofreciendo servicios o productos adicionales a los canales de distribución que han creado. dLO Haiti ha introducido una oferta de créditos y productos de Unilever en sus canales de distribución. Re-Volt está desarrollando una solución de energía de tamaño mediano que pueda dar energía a un televisor y servicios de wifi, y que ofrecería a sus clientes existentes, también bajo el modelo de pagos por plazos. D&E está trabajando en un modelo de estufa “institucional” para escuelas, fábricas y hospitales en donde ya ofrece sus estufas individuales.
Es aún muy pronto para cantar victoria, pero si las soluciones innovadoras de estas tres compañías pueden superar el dilema de bajos márgenes y alto volumen, proporcionarán valiosas lecciones sobre los modelos más viables para reducir la brecha de servicios en Haití, con posibilidades de replicarlos en contextos similares.
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Can private sector innovation provide an adequate solution to Haiti’s poor?
Haiti is the poorest country in the continent, and an unresolved development puzzle. Existing data illustrates the dimension of the challenge: Despite the fact that the country has grown at an average rate of 3.8% since the devastating earthquake in 2010, poverty continues to afflict over half of the population. In rural areas, where half of the population lives, only 10% of households have access to energy, 29% to water, 60% to health services and 73% to education. Few roads are paved. Cellphone penetration is high, but internet practically non-existent – the Haitian rural population is de facto excluded from the productivity gains of the digital revolution.
Part of the challenge stems from the difficulty of effectively providing even the most basic services through models that are scalable and replicable throughout Haiti’s mountainous geography. In view of long-standing fiscal and governance issues, it is not expected that the public sector alone will be able to improve basic service coverage in the near future.
In such a complicated context, innovative products and business plans that can provide low-cost basic services and can quickly expand coverage, are the key to improving the quality of life and increase the productivity of the people, especially of the most vulnerable. In Haiti, it is believed that the private sector can play a role in delivering such innovative solutions. Three projects supported by Compete Caribbean –a Program funded by the IDB, Canada and the UK to stimulate innovation and private sector development—provide an illustration of the possibilities and challenges that the private sector confronts when providing innovative solutions to basic services in Haiti. The projects: dLO Haiti, Re-Volt solutions and D&E Enterprises respectively aim to provide potable water, rural electricity, and energetically efficient cookstoves to vulnerable groups. dLO Haiti is providing clean drinking water to 46,000 households in rural areas through 10 kiosks and a distribution network of 500 entrepreneurs; Re-Volt is providing rural lighting to 2100 families in La Gounave and Leogane and will expand to 2500 more, and D&E manufactures cookstoves that halve the charcoal used and last four times longer than traditional cookstoves.
Although innovative in delivering new or improved products through new business models, these projects face common challenges in extending coverage to bridge the service gap. What lessons can we learn from these three projects about the private provision of basic services to vulnerable groups?
- Up-front costs affect the capacity to attract new clients: Re-Volt and D&E both provide more durable and therefore lower cost energy solutions over the medium term than other market alternatives. However, in both cases, a higher upfront cost to existing alternatives has made it challenging to gain new customers. Re-Volt has solved this by leveraging the Digicel mobile money platform Mon Cash to provide consumers credit for 24 months in a “lease to own” option of its equipment. D&E does not have a recurrent payment system that can facilitate credit; it is therefore trying to penetrate segments of salaried workers, where payment can be secured from their payrolls.
- Credit seems difficult to extend to vulnerable groups in Haiti: While higher upfront costs could be softened through credit/ partial payment systems – e.g. through the Mon Cash mobile money platform – these systems have gained less traction in Haiti than expected. dLO Haiti, who has added credit to the services provided to the 500 rural entrepreneurs already serviced by the water kiosks, explains that in Haiti, even entrepreneurs are resistant to credit. Apparently, a history of persistent vulnerability where tomorrow is uncertain has excessively shortened horizons. Moreover, a firm extending credit has to be able to collect upon default, yet this logistic can be difficult and expensive to build in Haiti.
- A low margin/high volume conundrum requires subsidized financing: Margins in the provision of low-cost services to vulnerable consumers are very small in Haiti. Narrow margins put entrepreneurs in a chicken and egg situation where they require volume to even break-even, yet the logistics to achieve volume are costly to build and require margins to fund them. Margins in the business of providing services to the vulnerable are also typically lower than the 18% interest provided by commercial banks in Haiti. In this context, donor and/or government funding as well as equity investments are very important to achieve a break-even scale.
- Possibilities for scale-up? Sustainable scale-up of privately provided, low-priced services in Haiti will depend on firms’ ability to grow their margins such that they can finance the logistics to acquire more consumers. In these three examples, firms are attempting to achieve this by adding services or products to the distribution channels they have created. dLO Haiti has introduced credit and Unilever products to their distribution channels. Re-Volt is developing a mid-size energy solution that can power a TV and wifi, and that would be upsold to their existing clients. D&E is working on an “institutional” cookstove model for the schools, factories and hospitals where they are already selling their individual stoves.
The jury is still out, but if these three firms’ innovative solutions can surmount the low margin/high volume conundrum, they will provide valuable lessons about viable models to bridge the service gap in Haiti that others can follow.
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