Evidencia para el mundo que queremos.
“Marty McFly: Hey, Doc! Where you goin’ now? Back to the future?
Doc: Nope. Already been there.”
“El futuro nos alcanzó” y no lo digo de manera figurativa; estamos viviendo en el, literalmente, al menos para los inolvidables Dr. Emmet y Marty MacFly de la clásica trilogía “Volver al Futuro” (conocida también como “Regreso al Futuro” en España). Algunos recordarán que la última fecha “futura” en esta saga ochentera es precisamente 21 de octubre de 2015. Casi sin querer queriendo, “Volver al futuro” establece una fecha límite para “El Futuro”, al cual hemos llegado, aún cuando nuestra realidad sea notoriamente distinta a aquélla que retrata el film.
¿Qué pasaría si pudiéramos viajar en el DeLorean que el Doc. Emmet convirtiera en máquina del tiempo y desde algún lugar en el futuro –digamos en 30 años- pudiéramos mirar hacia atrás al 2015? ¿Qué está pasando hoy que impactará el 2045? ¿Qué necesitamos cambiar antes de volver al futuro?
Más allá de la ficción, este 2015 es en realidad un año crucial para entender el pasado. Este año es cuando los Objetivos de Desarrollo del Milenio -ocho objetivos de desarrollo humano establecidos en el año 2000, que los países miembros de las Naciones Unidas acordaron conseguir para el año 2015- serán revisados por una nueva agenda de desarrollo sostenible. Por lo tanto, la posibilidad de volver a evaluar las acciones necesarias para el desarrollo sostenible representa una oportunidad histórica de reunir al mundo a decidir y a emprender nuevas rutas para mejorar la vida de las personas globalmente.
En este contexto, allá por el 2013 en la Tercera Conferencia Internacional sobre Capacidades Nacionales en Evaluación de São Paulo, Brasil, se declaró que el 2015 sería el Año de Evaluación (#Evalyear). El objetivo de la designación del 2015 como #EvalYear es promover y estimular la evaluación y la formulación de políticas públicas basadas en evidencia a nivel internacional, regional, nacional y local.
Pero ¿por qué es importante evaluar? La respuesta la podemos encontrar en una de las frases más recurrentes en cualquier discurso de campaña electoral o bien en la grandilocuencia propia de la narrativa de desarrollo internacional: “hacer un cambio”. A menos que ese cambio pueda ser medido y comprobado no es nada más que un cúmulo de buenas intenciones. En este sentido, las evaluaciones de impacto pueden ser entendidas como la diferencia entre la retórica y la acción con base en evidencia para hacer ese cambio. Con numerosas metodologías disponibles, la evaluación ayuda a gobiernos, líderes, y a la sociedad civil a hacer – y tratar de responder- preguntas clave para la formulación de políticas: ¿qué funciona, qué no, dónde, por qué y por cuánto?
Aún cuando su importancia pareciera obvia, ésta puede ser subestimada. Si bien es cierto que actualmente es reconocido que los programas de desarrollo deben estar basados en evidencia generada por un sistema nacional de monitoreo y evaluación; también es cierto que, otras positivas consecuencias naturales de la evaluación no han sido tan reconocidas. Evaluar permite a la sociedad civil demandar, como es debido, trasparencia y rendición de cuentas, sumamente importantes en estos días especialmente para la clase media en América Latina.
Para nosotros en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) la premisa es simple: para poder mejorar, necesitamos medir y evaluar cuidadosamente cómo nos desempeñamos. Es igualmente importante distinguir lo que funciona de lo que no. Es por eso que hemos seguido perfeccionando el Marco de la Efectividad en el Desarrollo, nuestro instrumento para el diseño, implementación, seguimiento y evaluación de proyectos, desde su creación en el 2008.
En estos tiempos, estamos también conscientes de la importancia de comunicar nuestros hallazgos. Una evaluación integral generalmente fomentará más preguntas, nuevas ideas. Por lo tanto, estamos convencidos de que nuestros resultados deben ser compartidos para que puedan influir en decisiones políticas más amplias y estimular diálogos regionales.
Es un placer invitar a nuestros lectores a que permanezcan atentos a nuestro blog #IdeasqueCuentan ya que en colaboración con la causa de #EvalYear compartiremos y analizaremos los resultados de varias evaluaciones de impacto realizadas por diferentes expertos del Departamento de Investigación, los cuales ya han arrojado algunas “claves” que nos pueden orientar hacia el futuro que queremos dentro de 30 años.
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A M dice
La relacion que establece respecto de evaluacion y transparencia sin duda es clave, por el contrario la incertidumbre podria ser un agente restrictivo, no solo para la obtencion de objetivos sino tambien para los procesos que estos implican. Estoy de acuerdo con sus reflexiones y felicitaciones por tan excelente articulo.
A M dice
La relacion que establece respecto de evaluacion y transparencia sin duda es clave, por el contrario la incertidumbre podria ser un agente restrictivo, no solo para la obtencion de objetivos sino tambien para los procesos que estos implican. Estoy de acuerdo con sus reflexiones y felicitaciones por tan excelente articulo.