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Nuestra región ha sido la más afectada por la pandemia de COVID en términos relativos, tanto en número de casos como en número de muertes por COVID. La región ha experimentado un retroceso equivalente a 27 años de pobreza, con pérdidas de decenas de millones de empleos. Y, a pesar de que LAC es la región con el mayor nivel de vacunación a nivel mundial, la pandemia de COVID aún continúa, con un grado de incertidumbre sobre su evolución.
En este contexto, pensar en una transición energética representa un desafío, dado que requiere un compromiso claro de los gobiernos y del sector privado en fomentar inversiones en energía renovable y sostenible, que tomen en cuenta una visión de largo plazo y los compromisos del Acuerdo de Paris. La descarbonización del sector energético, incluyendo el transporte, se ha convertido en elemento esencial de la mitigación del cambio climático.
Avanzar en el desarrollo de la energía renovable en la región es importante no solo para luchar contra el cambio climático, sino también para la generación de empleo de calidad: estas inversiones generan tres veces más puestos de trabajo que las inversiones en energía de combustibles fósiles, y oportunidades de reentrenamiento que conlleva la transformación del sector energético, creando trabajos mejor remunerados y con futuro.
Por ello, la transición energética puede ser una oportunidad para reactivar el empleo en el sector de energía, y proveer de empleos sostenibles para las nuevas generaciones. El BID y la OIT estiman que, para 2030, la descarbonización podría crear 15 millones de nuevos empleos netos en América Latina y el Caribe. Estos nuevos empleos serán parte de una nueva economía digital, que incluye la creación de cadenas de valor locales.
Una transición hacia energía más limpia y sostenible requiere la adopción de soluciones y modelos de negocios innovadores y a su vez, amerita una mayor participación de un grupo diverso de talentos que promuevan las mejores alternativas para el país. En consecuencia, es imprescindible promover una mayor participación de las mujeres en el sector de energía para que tanto mujeres como hombres se beneficien de los empleos generados en el sector con una participación equitativa.
La descarbonización no solo se refiere al uso de energía renovables, sino a la reducción del uso de combustibles fósiles en el transporte, el sector que mayores emisiones de carbono genera en varios países. La electrificación del transporte se muestra como un elemento clave de los planes de descarbonización en varios países, y plantea también la posibilidad de diseñar políticas públicas para una movilidad más inclusiva, con transporte público de calidad y sostenibilidad.
Un tema esencial es no olvidar que la transición energética no puede dejar atrás a los que aún no tienen acceso a energía. Es una prioridad cerrar la brecha de acceso que aún persiste en nuestra región. A pesar de los grandes avances que ha tenido la región, aún 18.5 millones de personas no cuentan con acceso a electricidad, especialmente en zonas rurales.
Hemos estimado que se requieren aproximadamente 25 mil millones de dólares para lograr acceso universal en 2030 en la región. Proveer de servicios energéticos a la población mejora el acceso a la salud, a la educación, aumenta el tiempo disponible para nuevas actividades, aporta a la creación de procesos productivos, entre otros beneficios. Este proceso también puede fortalecerse a través de la innovación y la digitalización.
En este contexto es que el 10 y 11 de febrero se llevará a cabo la 5ta Reunión Ministerial de la Alianza de Energía y Clima de las Américas (ECPA), en la Ciudad de Panamá, Panamá, en un formato híbrido, organizado por la Secretaría Nacional de Energía (SNE) de Panamá, la Organización de Estados Americanos (OEA), con el apoyo del BID y CEPAL. El evento contará con la participación de representantes de alto nivel de ministerios de energía de más de 20 países de la región, así como alrededor de 100 participantes en representación de organismos internacionales, empresas públicas y privadas, y de la sociedad civil.
La reunión ministerial es una plataforma importante de diálogo e intercambio de experiencias entre actores de alto nivel, y ayuda a fomentar conversaciones para encontrar soluciones y concesos para avanzar en la transición energética. Entre varios temas, se abordará cómo acelerar las inversiones para alcanzar los objetivos de descarbonización establecido en el Acuerdo de Paris, el rol de la planificación energética renovable en la expansión de los sistemas energéticos, las acciones necesarias para alcanzar el objetivo de acceso universal a la energía en 2030 y se presentarán experiencias para acelerar el despliegue de la electromovilidad de manera inclusiva. El rol del sector privado como actor clave y catalizador de las inversiones será sin duda un factor transversal en las conversaciones.
En el marco de ECPA, el BID coordina el desarrollo de una sesión de la iniciativa RELAC, que busca de promover la transformación institucional y regulatoria con el objetivo de acelerar la inversión para alcanzar los objetivos de descarbonización. RELAC es una plataforma de acción climática para trabajar juntos y que nos permita ser más efectivos como región para acelerar el desarrollo de energías renovables. Asimismo, el BID está organizando una sesión para conversar sobre cómo lograr el acceso universal a la energía a 2030, incluyendo los temas de cómo acelerar la electrificación en la última milla, qué modelos comerciales se pueden desarrollar, cómo abordar el reto de cocinas modernas y sostenible, dónde orientar la inversión para hacer un mejor uso de los recursos.
La transición energética está directamente relacionada con la Visión 2025 del Grupo BID, la hoja de ruta para acelerar el crecimiento sostenible e inclusivo, dado que toca varias de sus áreas prioritarias, a través de un desarrollo económico y social sostenible e inclusivo para los próximos años, fomentando la integración entre los países, y el desarrollo de una nueva economía digital. Uno de los pilares fundamentales de la Visión 2025 es apoyar a los países en la implementación de acciones para combatir el cambio climático, para fortalecer y alcanzar sus metas de emisiones netas cero, atrayendo inversión a la región, fomentando la descarbonización de los sectores energéticos de la región y su resiliencia.
El compromiso del BID con la transición energética y la descarbonización es claro, por ello a partir de 2023 todas nuestras operaciones estarán alineadas con el Acuerdo de Paris, incluyendo acciones para la adaptación y mitigación del cambio climático. El BID seguirá apoyando a los países, fortaleciendo su capacidad para el cambio tecnológico, mejorando sus marcos legales y regulatorios para allanar el camino a las inversiones del sector privado y el sector público, promoviendo un desarrollo resiliente, alineadas con las políticas y acciones para combatir el cambio climático y, lo que es más importante, brindando una oportunidad a la población de América Latina y el Caribe para recuperarse de la crisis de una manera segura, justa y sostenible.
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