La situación que estamos viviendo como resultado de la pandemia de COVID-19 ha demostrado que el teletrabajo (para aquellos países y empresas en los que ha sido posible) es una opción viable. Esto en el mediano y largo plazo podría y debería promover un aumento de la participación femenina en la fuerza laboral, especialmente en los sectores donde predominan los hombres.
Las mujeres de todo el mundo han demostrado que trabajar desde casa es posible, incluso en medio de una crisis mundial, cuando están al mismo tiempo y en el mismo espacio desempeñándose como madres, maestras, cocineras, limpiadoras, cuidadoras, asesoras, administradoras del hogar, enfermeras, artistas y más, mientras que también cumplen con sus responsabilidades como trabajadoras y bajo el estrés que el contexto impone en cada ser humano por la pandemia. En el sector energético hay muchos trabajos que pueden hacerse de forma remota, esto incluye trabajos de informática, recursos humanos, analistas de negocios, marketing, atención al cliente, compras, entre otros.
Ahora, ¿mejorará la situación del trabajo y la corresponsabilidad dentro del hogar? ¿Cambiará algo después de esta emergencia sanitaria? Podría y deberíamos hacer nuestro mejor esfuerzo para tomar esta pandemia, crisis y convertirla en una oportunidad y tener un nuevo comienzo, que promueva una sociedad más igualitaria, en donde las responsabilidades del hogar y cuidado no recaigan desproporcionalmente en las mujeres.
¿Qué puede hacer el sector energético y muchos otros sectores?
La pandemia puede abrir oportunidades para transformarnos
1. Tomar en cuenta las opiniones y las voces de las mujeres, su perspectiva y sus situaciones. Las estrategias para reactivar las economías y los planes para regresar a los lugares de trabajo deben garantizar que las mujeres participen en los procesos de toma de decisiones.
2. Promover políticas de recursos humanos que sean flexibles y que promuevan el equilibrio vida personal/vida profesional a través de herramientas como el teletrabajo, los horarios flexibles, horarios reducidos o tareas compartidas entre colegas.
3. No deshacer el camino andado con políticas que afecten a las mujeres que forman parte de la fuerza laboral. Tener una fuerza laboral diversa es una de las decisiones de negocios más inteligentes, ya que promueve la creatividad y la innovación de los equipos de trabajo.
4. Fomentar una redistribución de las responsabilidades del hogar y de cuidado, que sean más equitativas entre mujeres y hombres. Como parte de los esfuerzos de los ministerios, de las empresas y de las oficinas de responsabilidad social, hay que promover mucho más la corresponsabilidad de los padres, y ofrecer los mismos beneficios y oportunidades a los empleados que son madres y padres.
5. Las empresas también pueden promover masculinidades positivas entre sus trabajadores, impulsando la participación de los hombres en las responsabilidades familiares, como la educación de los hijos e hijas, las tareas domésticas y el cuidado de personas adultas y con discapacidad.
6. Equipar a los equipos con nuevas tecnologías y ayudarlos a ser más productivos y estar más conectados después de COVID-19. Proporcionar a los empleados con herramientas digitales, tecnológicas y de productividad que ayude a los empleados a tener éxito mientras trabajan de forma remota, considerando que después de la pandemia algunos trabajadores, especialmente mujeres, seguirán cuidando de los ancianos, o continuarán trabajando de forma remota mientras las guarderías no están abiertas.
7. Planear cursos de capacitación para hombres y mujeres en el sector en plataformas virtuales, en temas técnicos, operativos y profesionales, como cursos de seguridad, de gestión de empleados y de desarrollo profesional. La digitalización será clave para el futuro inmediato, si las empresas aún no tienen las capacidades digitales necesarias, este es un momento para priorizar estas inversiones.
8. Fortalecerlos vínculos con universidades y escuelas técnicas. Las universidades y escuelas técnicas, durante la crisis pueden colaborar en el desarrollo de capacitaciones, talleres y cursos, necesarios para que las empresas puedan adaptarse rápidamente a la crisis y al mismo tiempo son un espacio para discutir las mejores acciones para responder a la situación. Adicionalmente, son un excelente lugar de reclutamiento de nuevos empleados, durante y una vez finalizada la crisis.
9. Analizar las cadenas de valor. También vale la pena mirar en forma detallada la cadena de valor de los proveedores, desde los que ofrecen servicios de limpieza, comida, repuestos, papelería, entre otros. ¿Cómo puede la empresa ayudar a otras empresas más pequeñas que forman parte de la cadena de valor y a los servicios que también contratan a mujeres? En los tiempos de crisis muchas pequeñas empresas y proveedores también están enfrentando dificultades financieras y sin apoyo no podrán superar la crisis.
10. Por último, pero no menos importante, promover mecanismos para responder a la creciente violencia de género. La violencia de género ya era un problema en América Latina antes de la pandemia, sin embargo, el confinamiento ha incrementado los reportes en las líneas de atención a esta situación y las empresas pueden ofrecer apoyo a las familias que se encuentren en esta situación.
En conclusión, las empresas eléctricas para seguir operando y deben cuidar de todos sus activos, pero principalmente del talento o capital humano. No perder de vista la perspectiva de género. Las reglas de juego ya son distintas, esta pandemia es una oportunidad, la oportunidad de comenzar a transformarse en una empresa del futuro.
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