¿Te interesa conocer más sobre estos temas? Te invitamos a nuestro webinar el próximo 19 de noviembre a las 2 p. m . ET.
La transición hacia una economía de bajas emisiones de carbono es un desafío global, pero para América Latina y el Caribe (ALC) también representa una oportunidad única de crecimiento.
La región cuenta con una abundancia de minerales críticos para las tecnologías clave de descarbonización, como paneles solares, turbinas eólicas y baterías de litio, lo que podría posicionarla como un pilar central en las cadenas de suministro globales de energía limpia.
Esta ventaja estratégica ofrece el potencial de abastecer de materias primas a nivel mundial y generar valor agregado a través de etapas avanzadas como refinación y manufactura de componentes.
El sector energético es responsable de casi de 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el mundo. Para reducir estas emisiones, la transición energética global demanda tecnologías intensivas en el uso de minerales en lugar de combustibles fósiles. Esto implica que la demanda de minerales como el litio, níquel, cobalto, cobre y zinc aumentará exponencialmente para 2050, suponiendo una oportunidad significativa para la región ya que Chile, México, Perú, Brasil y otros países poseen vastas reservas de estos minerales.
Una estimación hecha por el BID concluyó que solo a partir de la demanda de cobre, zinc y litio generada por la transición energética se derivarían beneficios económicos de más de 50 mil millones de dólares anuales paraApara América Latina y el Caribe al 2050.
Ahora, más allá de que la región tiene una posición privilegiada en términos de reservas de minerales, también enfrenta desafíos para transformarse en un líder en las etapas de mayor valor agregado. Actualmente, se destaca en la extracción de minerales, pero otras regiones dominan el refinamiento mineral y la manufactura de tecnologías de energía limpia, aprovechando grandes economías de escala, bajos costos de producción competitivos y fuerte demanda local de tecnologías limpias.
Nueva publicación: Cadenas de valor de energías renovables y almacenamiento de energía en América Latina y el Caribe
Nuestro más reciente análisis, disponible aquí, muestra como la región puede expandir su papel en estas etapas para capturar mayores beneficios económicos. Para lograr esto, es fundamental fortalecer la infraestructura industrial de refinamiento de, por ejemplo, silicio para paneles solares o carbonato de litio para baterías, aumentando así el valor agregado en la cadena de suministro regional.
Esto contribuiría a reducir la dependencia de importaciones en estas etapas de procesamiento y a posicionar a ALC como un socio estratégico para mercados como Estados Unidos y Europa. Además, se puede aprovechar la rica experiencia de países en la región en la manufactura de automóviles y otros equipos complejos y desarrollar capacidad de manufactura de tecnologías limpias.
Un siguiente paso es apalancar la cooperación intrarregional. Cada país de la región cuenta con reservas diferentes de minerales críticos y distintas experiencias en manufactura, y mayor colaboración entre ellos podría potenciar su capacidad colectiva para competir en el mercado global.
Más allá de esto, es crucial que la inevitable expansión de actividad minera e industrial se haga con la mayor responsabilidad, respetando y apoyando las necesidades de sostenibilidad y de las comunidades locales. Las compañías mineras deben profundizar aún más su trabajo con estas comunidades para asegurar una licencia social para operar que sea sustentable.
Por otro lado, la formación técnica es clave para crear una fuerza laboral capacitada y especializada. Con programas educativos enfocados en las industrias de tecnologías limpias, lo que podría generar empleos en etapas avanzadas de la cadena de valor, fortaleciendo así la economía regional.
A medida que la región avanza en la creación de cadenas de valor de energía limpia, también debe considerar el ciclo de vida completo de estas tecnologías. Actualmente, la región carece de una industria de reciclaje consolidada, lo que genera impactos ambientales, pero también representa una oportunidad hasta ahora no aprovechada, de acuerdo a nuestra publicación “Reciclaje y reúso de baterías de litio en América Latina y el Caribe: revisión analítica de prácticas globales y regionales”.
La creación de marcos regulatorios y una infraestructura de reciclaje sostenible podría aportar a la economía circular de estos recursos, extendiendo su utilidad y reduciendo la necesidad de extracción continua.
América Latina y el Caribe tienen el potencial de transformarse en un eje estratégico de las cadenas de valor de tecnologías limpias, aprovechando sus reservas de minerales y su proximidad a grandes mercados. Sin embargo, para capitalizar esta oportunidad, es necesario superar barreras de inversión, regulación y coordinación entre países.
La transición energética no solo puede impulsar el crecimiento económico regional, sino también posicionar ala región como líder en el camino hacia un mundo más sostenible.
Para profundizar más sobre estos temas, te invitamos a nuestro evento, Cadenas de Valor de Energía Limpia en ALC este próximo martes 19 de noviembre, donde lanzaremos nuestra publicación, aprenderemos directamente de experiencias en la región y escucharemos la perspectiva de importantes actores en este sector.
Leave a Reply