La tarea: reconstruir la décima sinfonía de Beethoven. En el 2019, el director del Instituto Karajan en Austria, Matthias Roder, contactó con Ahmed Elgammal de Rutgers University. Le comentó que estaba armando un equipo para completar la decima sinfonía de Beethoven en conmemoración de su cumpleaños número 250 de vida y de genialidad.
Debido a que Ahmed tenía una especialidad en inteligencia artificial (IA), Matthias quería saber si él y su equipo podrían completar esta obra inconclusa utilizando la tecnología. La tecnología detrás debía aprender el “sello” de Beethoven, interpretarlo y luego construir una propuesta. ¿Cómo ser fiel a su estilo? ¿Cuál fue su intención original para esta pieza en particular?
El desafío era titánico: pretendían mantener la visión de Beethoven, lo que de por sí implicaba una revisión completa de sus obras y de los bocetos que había dejado de la décima sinfonía. La IA se había utilizado anteriormente para añadir segundos adicionales de una pieza incompleta, no para reproducir una sinfonía completa.
Ahmed aceptó liderar este trabajo y, en junio del 2019, un equipo de especialistas se reunió en un taller en la biblioteca de música de Harvard. Trabajaron para extender un segmento corto de sus obras a uno más extenso, desarrollar formas musicales, armonizarlas y llegar a una conclusión. Al cabo de lograr una composición completa, utilizaron la IA para la asignación de instrumentos a las diferentes partes. Luego, empezaron las pruebas con expertos. Le pidieron a un pianista que toque la pieza en Bonn ante eruditos y lo sorprendente es que no podían distinguir la diferencia entre lo que había sido elaborado por Beethoven y lo que fue compuesto por IA.
Dieciocho meses de trabajo para componer y orquestar dos movimientos completos. Si bien la utilización de inteligencia artificial fue clave, este proyecto no hubiese sido posible sin el componente humano. El trabajo colaborativo de historiadores, músicos y expertos en computación, un verdadero equipo multidisciplinario, fue fundamental para lograr el éxito. La semana pasada, se presentó al mundo la décima sinfonía, una obra extraordinaria que simboliza la sinergia entre un equipo humano de mucho talento y el aprendizaje automatizado detrás de la IA.
Sin dudar, para llevar a cabo este desafío, el equipo empleó su creatividad, pensamiento crítico, capacidad de resolver problemas, metacognición, pensamiento computacional y liderazgo, entre otras habilidades del siglo XXI. Algunas de estas competencias, como la de resolver problemas, data a todo nuestro pasado como sapiens y no se limita a este siglo. Sin embargo, poder combinar la inteligencia artificial con la capacidad de resolver problemas complejos es un ejemplo de cómo ha evolucionado el mundo, y como también, debe evolucionar la educación para acompañar a los nuevos desafíos y oportunidades que se presentan.
Enseñar a los niños la lógica detrás del pensamiento computacional es fundamental para afrontar las nuevas demandas de un mundo altamente digital y cambiante. Adicionalmente, entender los fundamentos detrás de la programación nos permite convertirnos en creadores en vez de consumidores pasivos en nuestro uso de la tecnología. Es importante tener en cuenta temas éticas que deben considerarse para su implementación en los sistemas educativos para lograr el uso responsable de la tecnología dentro y fuera del aula.
Existen varias plataformas para que niños y jóvenes aprendan a programar desde una temprana edad. Sugar , Scratch, Grasshopper y Code.org son algunos de los softwares disponibles para entender la lógica detrás del pensamiento computacional y al mismo tiempo, promover la exploración de los aprendices. En esta misma línea, Music Blocks, está orientada a descubrir conceptos musicales utilizando programación visual, desarrollando así habilidades asociadas a la lógica algorítmica y a la composición musical.
Hoy es fundamental que los niños y jóvenes en la región aprendan sobre pensamiento computacional como parte de una educación holística que responda y esté a la altura de los desafíos de la cuarta revolución industrial.
Estamos trabajando con expertos de diferentes campos, emprendedores, hacedores de políticas públicas y actores del sector privado para apoyar a América Latina y el Caribe a transitar hacia una Educación 4.0, necesaria para abordar los numerosos desafíos sociales y educativos que enfrenta la región. Durante este periodo de recuperación educativa, nuestros programas apuntan a una educación híbrida que sea ubicua, personalizada, y a lo largo de toda la vida. De todos nosotros depende resolver este complejo rompecabezas. No hay tiempo que perder.
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