“Ayiti Cherie”, me enorgullece dejarte con importantes avances logrados, pero es triste dejarte todavía necesitando mucho más.
Llegué a Haití a principios de 2015 para dirigir el equipo de educación. Ha sido una experiencia extraordinaria; con la celebración de importantes resultados logrados y el establecimiento de alianzas estratégicas, pero también con negociaciones difíciles y situaciones complejas que han traído retrocesos.
He llegado a conocer y apreciar a las personas y los procedimientos en Haití, y resumiría mis principales lecciones aprendidas de la siguiente manera:
Menos es más. En uno de los estados más frágiles y pobres del mundo, se necesita apoyo en todos los ámbitos. En todos los niveles de la educación, el sector público juega un papel limitado en la provisión, aseguramiento de la calidad y regulación. Si bien el alcance original de las operaciones del BID abarcó desde la educación preescolar hasta la educación superior, lentamente, pero de forma constante hemos estado avanzando hacia la construcción de operaciones más simples con un alcance más definido y con resultados claramente mensurables. En consecuencia, la ejecución del proyecto ha mejorado notablemente.
Comience por el principio. Los niños han tenido un comienzo tardío y malo en el sistema educativo haitiano que se caracteriza por el exceso de estudiantes, altas tasas de repetición y la deserción escolar. Además de otros desafíos de salud y nutrición relacionados con la pobreza, el acceso desigual a la educación preescolar amplía la brecha en oportunidades para los niños en Haití. El Banco está liderando la coordinación de los esfuerzos de todas las partes interesadas que trabajan en el Desarrollo de la Primera Infancia (ECD) como parte de ECD Action Network (ECDAN), donde Haití es un país de primera ola.
La coordinación es clave. Las lecciones aprendidas en la comunidad de donantes en Haití han demostrado que las intervenciones unidimensionales -en infraestructura, exenciones de matrícula, capacitación docente o materiales didácticos- son insuficientes para producir una educación de calidad. Además, con una contraparte de baja capacidad, es clave coordinar y establecer asociaciones estratégicas desde el nivel central hasta el nivel escolar. Junto con el Banco Mundial y otros socios, apoyamos conjuntamente al Gobierno en la creación de un Sistema de Garantía de Calidad en las escuelas. Si bien el número de escuelas beneficiarias y niños es más pequeño, a través de dicho enfoque, se han encontrado acciones de colaboración en contextos similares para impulsar el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes.
La simplicidad trae resultados. En el futuro, escalaremos elementos que ya han tenido éxito en el contexto haitiano, incluida la alimentación escolar. La implementación de la construcción de 90 nuevas escuelas públicas ha sido compleja y, por lo tanto, sufrió demoras considerables. Comparativamente, los procedimientos simples condujeron a la rápida ejecución del pago de las exenciones de matrícula que han ayudado a 35.000 niños anualmente a asistir a la escuela primaria. Dado el frágil contexto, deberíamos centrarnos en la ejecución e implementación simple, por ejemplo a través de mecanismos de ejecución conjunta y esquemas simplificados de gestión y supervisión de contratos.
Todavía tenemos un largo camino por recorrer. Al fortalecer el sistema educativo financiado con fondos públicos -que sirve a los más pobres- y al aumentar el acceso a la educación de calidad para los niños en comunidades desfavorecidas, los proyectos del BID contribuyen a promover el crecimiento inclusivo. La introducción de las lecciones aprendidas anteriormente idealmente nos ayudaría a garantizar los resultados de mejorar el acceso a una educación preescolar y primaria de calidad. No obstante, la sostenibilidad de cualquier proyecto o reforma depende principalmente del empoderamiento local y, a la larga, también esperamos ver mejoras en temas transversales como la transparencia, la responsabilidad y la gobernanza.
Dejo Haití en las buenas manos del equipo que ha hecho posible brindar un fuerte apoyo al gobierno y lograr las lecciones aprendidas y los resultados que hoy benefician al sector educativo en general. Me siento honrado de haber sido parte de este viaje y espero con interés los próximos pasos hacia la muy necesaria reforma estructural y sistémica del sector educativo en Haití.
La próxima parada para mi familia y para mi será Ecuador, donde nuevamente apoyaré al equipo de Educación del BID. Será un gran cambio el hecho de vivir en Haití, y esperamos con entusiasmo esta nueva y emocionante aventura en la hermosa ciudad de Quito.
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