El Informe mundial sobre la audición de la Organización Mundial de la Salud de 2021 estima que en el 2050 casi 2.500 millones de personas tendrán algún grado de pérdida auditiva o hipoacusia, y 700 millones de ellas necesitarán rehabilitación. Es posible prevenir la discapacidad asociada a la pérdida auditiva siempre y cuando se realice una identificación precoz y se implementen las intervenciones adecuadas.
Pruebas para detectar la pérdida auditiva o hipoacusia de un bebé
El tamizaje auditivo neonatal es un examen rápido e indoloro que constituye el primer paso para detectar la pérdida auditiva en los bebés. Se debe realizar a todos los recién nacidos debido a que la hipoacusia es la alteración sensorial más frecuente y se puede presentar desde el nacimiento. Aunque la hipoacusia congénita puede presentarse en cualquier recién nacido, hay factores de mayor riesgo que incluyen infecciones durante el embarazo, uso de medicamentos ototóxicos, peso al nacer menor de 1.500 gramos, y antecedentes de hipoacusia o síndromes en la familia.
La detección temprana permite realizar un diagnóstico y tratamiento oportuno, lo que es especialmente relevante ya que las pérdidas auditivas en esa etapa pueden afectar en mayor o menor grado el desarrollo del lenguaje, la capacidad cognitiva y la integración social del niño. La pérdida de audición, además, puede dar lugar a dificultades educativas con efectos a largo plazo, y las dificultades de comunicación pueden llevar a sentimientos de aislamiento y soledad. Por lo tanto, el objetivo principal del tamizaje auditivo es detectar la pérdida auditiva lo más temprano posible, facilitando una intervención oportuna.
¿Cómo se realiza la detección de la pérdida auditiva?
El tamizaje auditivo en recién nacidos debe realizarse de preferencia en el hospital antes de que el bebé sea dado de alta. Si esto no es posible, debe hacerse antes del primer mes de vida. Existen dos tipos de pruebas:
- La prueba de emisiones otoacústicas de tamizaje: mide si cierta parte del oído (la cóclea) responde a estímulos sonoros.
- La prueba de potenciales evocados auditivos automatizados de tamizaje: evalúa la respuesta del nervio auditivo y del tronco encefálico al sonido.
¿Qué hacer según el resultado de la prueba?
- Existen distintos protocolos a seguir según el tipo de prueba que se realice: el resultado obtenido —que puede ser “Pasa” o “Referir” en cada oído— y la presencia de factores de riesgo asociados a hipoacusia. Si el resultado es “Pasa” en ambos oídos y no hay factores de riesgo, se recomienda vigilar el desarrollo auditivo y del lenguaje, y acudir al médico si surgen señales de alerta.
- Si el resultado es “Pasa” en ambos oídos, pero existen factores de riesgo, debe referirse para control por la posibilidad de hipoacusia de aparecimiento tardío.
- Si el resultado es “Referir” en uno o ambos oídos, en algunos protocolos se repite la prueba antes del primer mes de vida. En otros casos, se pasa a pruebas diagnósticas confirmatorias que deben completarse antes de los tres meses de vida. Es importante aclarar que un resultado inicial de “Referir” no significa necesariamente que el recién nacido tenga hipoacusia; simplemente indica que es necesario realizar evaluaciones adicionales para confirmar o descartar el diagnóstico.
Las pruebas diagnósticas audiológicas de confirmación comprenden una serie de exámenes objetivos que definen el tipo de hipoacusia y su intensidad. De confirmarse el diagnóstico, se realizan evaluaciones médicas que incluyen exámenes de imagen, laboratorio y evaluación genética para determinar la causa de la hipoacusia.
Se recomienda que se complete el diagnóstico antes de los tres meses de vida y se indiquen las intervenciones necesarias antes de los seis.
¿Por qué es importante el tamizaje auditivo neonatal?
La identificación precoz de las alteraciones auditivas permite realizar intervenciones a tiempo, como la utilización de tecnología auditiva como audífonos, implantes cocleares u óseos y terapias. Estas intervenciones son vitales para minimizar las afectaciones al niño en su desarrollo del lenguaje y aspectos cognitivo, emocional y social.
Es importante considerar que los programas de tamizaje auditivo neonatal son costo-efectivos para los países, ya que los costos de no abordar las deficiencias auditivas –como los servicios de educación especial y las intervenciones médicas– a largo plazo pueden ser mucho mayores.
En conclusión, el tamizaje auditivo neonatal y el diagnóstico preciso son fundamentales para prevenir futuras discapacidades relacionadas con la pérdida de audición ya que, mediante la identificación temprana de las alteraciones auditivas, los profesionales sanitarios pueden llevar a cabo intervenciones que reducen significativamente el riesgo de retrasos en el desarrollo del lenguaje y los problemas asociados.
Se debe enfatizar la importancia de realizar el tamizaje, diagnóstico y rehabilitación antes de los seis meses de vida, pues los estudios señalan que, al llegar a la época escolar, los niños tratados se comparan en el desarrollo del lenguaje a los niños oyentes. Esto permitirá un mejor desarrollo cognitivo y social, base para su éxito y bienestar futuros.
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