“Con el embarazo, por momentos me venían dolores que no entendía, creía que algo estaba mal. La Licenciada Esther vino a visitarme y, aunque he tenido días difíciles, también tuve días buenos”. Esto nos cuenta Stephanie, de Camirí, Bolivia, sobre la experiencia de haber transitado su embarazo de riesgo acompañada por una enfermera obstetriz.
En Bolivia, muchas mujeres embarazadas tienen dificultades para acceder a los servicios de salud. Las causas son diversas, como vivir en localidades rurales aisladas o los problemas para comunicarse con los profesionales de la salud, sobre todo en los casos de mujeres que pertenecen a comunidades indígenas y no hablan castellano.
Estos obstáculos contribuyen a que la tasa de mortalidad materna en Bolivia sea una de las más altas en América Latina y el Caribe: según las cifras más recientes recogidas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), fallecen 160 madres por cada 100.000 niños nacidos vivos. Además, el país registra 15 muertes de recién nacidos durante los primeros 28 días de vida por cada 1.000 nacidos vivos, como señala la última Encuesta de Demografía y Salud (EDSA).
El rol de las enfermeras obstetrices
Muchas mujeres embarazadas no realizan un seguimiento médico de su embarazo, lo que puede incrementar los riesgos –tanto para ellas como para sus bebés. Por eso, las enfermeras obstetrices trazan un registro de mujeres para poder buscarlas en sus hogares y acompañarlas durante la gestación.
“Las enfermeras obstetrices vamos a cada rincón de cada municipio. Se identifica ‘esta señora es de alto riesgo porque vive sola, porque tiene tales condiciones o vive lejos del centro de salud’, y ahí vamos nosotras a hacer al menos una visita al mes”, explican Maribel y Tiofila, enfermeras obstetrices de Llallagua y Camari.
Ellas también acompañan para favorecer el contacto piel con piel durante la primera hora de vida –lo que se conoce como “la hora sensible”– y ayudan a promover la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses del niño, algo que es fundamental para su desarrollo.
Además de la atención materna, trabajan en planificación familiar y la prevención del embarazo adolescente, ya que este representa un desafío en el país y tiene repercusiones tanto en la salud como en aspectos sociales y educativos de las jóvenes. También brindan servicios para la prevención del cáncer cérvico-uterino y frente a distintos tipos de violencia sexual.
Otro aspecto clave en las acciones de las enfermeras es garantizar la atención intercultural: se busca que ellas conozcan el idioma nativo de la región para que puedan romper las barreras que suelen alejar a las comunidades indígenas de los centros de salud.
Cercanía y cuidado para la mamá y el bebé
En palabras de una de ellas, “el gran fin del trabajo es disminuir la mortalidad materna”. Pero eso no es todo: ellas generan un vínculo con las madres y las familias. “Nosotras entramos en conexión con la mamá. Vamos a hacerle la visita y mes a mes le preguntamos cómo ha estado, cómo se mueve el bebé. Estamos ahí en la sala de partos, acompañamos en esa primera emoción de recibir al bebé”, explica Esther, de la localidad de Camirí.
“Doy algo de mí a las mujeres que realmente me necesitan”, cuenta Olga, de El Alto. Se emocionan al recordar los primeros partos que acompañaron, a veces ayudan hasta a elegir el nombre del bebé por nacer, e incluso siguen visitando a las familias a medida que los niños crecen.
“Nadie ha tenido la empatía que ha tenido ella conmigo”, cuenta María, una paciente de la localidad de Tupiza, sobre la enfermera que la acompañó en su embarazo. “Gracias a ella, hoy estoy sana”, resume agradecida.
En la actualidad, son 135 enfermeras obstetrices trabajando en cinco departamentos del país, principalmente en municipios de área rural. De ellas, 26 forman parte del sistema de salud nacional, y el resto lo hace a través de una alianza entre el Ministerio de Salud y el BID –hasta que se logre su incorporación efectiva al sistema.
El trabajo con enfermeras obstetrices con estándares internacionales puede proporcionar cerca del 90% de la atención primaria para mujeres y recién nacidos. Su intervención podría evitar más del 80% de las muertes maternas, neonatales y prenatales en el país. Escucha sus historias y las de sus pacientes en primera persona en el siguiente video:
¿Conoces experiencias similares sobre enfermeras obstetrices en otros países? ¡Cuéntanos en comentarios!
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