La semana pasada me encontré con una exposición buenísima en el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York. Se llama Century of the Child: Growing by Design, 1900–2000 y les super recomiendo visitar la pagina web de la exposición que realmente vale la pena y ni siquiera hay que irse a NY ni pagar la entrada al MOMA.
Esta es la primera exposición a gran escala sobre el diseño de objetos y espacios adaptados especialmente para niños en el siglo 20, una gran preocupación modernista. Las 7 secciones de la muestra exponen temas que van desde la arquitectura escolar, la ropa, los juguetes, hospitales infantiles y equipos, propaganda política, material terapéutico, muebles y hasta libros infantiles.
Una historia interesante que aprendí fue que durante la post-guerra, educadores, padres e investigadores empezaron a consensuar sobre la importancia del juego; y los expertos en desarrollo infantil concluyeron que un espacio para el juego deberá ser parte del día a día de cada niño. Este fue el nacimiento del famoso “playroom” que vemos hoy en día en varios sótanos de las casas en los Estados Unidos.
La exposición se inspiró en un libro del año 1900 de la escritora sueca Ellen Key. Ellen Key fue, ante todo, una escritora feminista cuyas ideas dieron inicio al apoyo del Estado a los derechos de los niños. Su libro, El siglo de los Niños, tuvo mucha influencia sobre las legislaciones sociales de muchos países y en él se visualiza al Siglo 20 como un período con un enfoque intenso en los derechos, el desarrollo y el bienestar de los niños.
En el ámbito del diseño, como nos muestra la exposición del MOMA, los arquitectos y diseñadores han trabajado a lo largo del siglo con este enfoque. Desarrollando y adaptando estructuras y objetos que faciliten el desarrollo cognitivo y psicomotriz de los niños. Pero son los niños de los hogares ricos quienes generalmente han tenido acceso a estos objetos, bellos y funcionales (ver post anterior sobre las creciente desigualdades de oportunidades en USA). Sin embargo, ¿qué pasa con el niño en Nicaragua, Honduras u otro país de Centroamérica que no tiene ni un libro ni un juguete en su casa? ¿O con los niños de las guarderías públicas en Ecuador, en donde los espacios de juego seguros son casi inexistentes?
Mirando en perspectiva el siglo 20, 112 años después de las predicciones de Ellen Key, me pregunto: ¿Dónde quedaron estos sueños utópicos de los “ciudadanos del futuro”? ¿Por qué no han llegado a cristalizarse los derechos más elementales que garantizan la seguridad y el bienestar de la infancia? Si no, ¿cómo se explican las realidades oscuras de explotación infantil, pobreza y desnutrición? Creo que a la señora Ellen, si estuviera viva, le darían ganas de escribir varios libros más sobre el tema.
Nydia Denny dice
Los niños son el futuro del mundo pero hace falta mas compromiso de los gobiernos, padres y educadores para que se pueda lograr un futuro mejor. Muchos padres no están preparados para su crianza, a algunos profesores les falta modernizarse para evitar la deserción escolar, la violencia, y se necesita atención integral para la niñez sobre todo en América Latina y el Caribe donde la mayoría de estos derechos son violados.
Florencia Lopez Boo dice
Gracias Nydia por tu comentario.
Los autores de este blog estamos totalmente de acuerdo con que hacen falta mayores compromisos tanto gubernamentales como de parte de la sociedad.
El desafio creo que es: primero, lograr acordar ciertos compromisos basicos para los ninos; y segundo, respetar esos compromisos y afianzarlos.