Los problemas de salud mental en niños y niñas menores de 5 años pueden tener un impacto significativo en su desarrollo a largo plazo. La buena noticia es que existen intervenciones que, a través del juego, podrían ayudar a prevenir estos problemas.
Jugar es la forma en que los niños aprenden y dan sentido al mundo que los rodea. Mientras se divierten, están trabajando en aspectos críticos de su desarrollo, como la construcción de habilidades motoras, cognitivas, sociales y emocionales. Pero el poder del juego va más allá del aprendizaje temprano: también cumple un papel clave en el cuidado de la salud mental infantil.
La evidencia lo dice: ¡jugar hace bien!
Importantes estudios han relacionado el juego al manejo del estrés, la formación de vínculos emocionales seguros, la regulación de emociones, la capacidad de mostrar empatía, de formar relaciones emocionales y de construir resiliencia emocional. Sin embargo, la evidencia de la efectividad del juego es difícil de establecer, dados los muchos aspectos del desarrollo que pueden estar involucrados. Pero cuando se ha trabajado desde el juego como parte de los tratamientos de ciertas condiciones de salud mental, se han logrado buenos resultados.
Algunas intervenciones, que pueden implementarse tanto en ambientes escolares como en el hogar, han mostrado ser útiles en América Latina y son buenas alternativas para aplicar en contextos vulnerables. Una de estas es “I Can Problem Solve” (ICPS), un programa que se implementa en preescolares para enseñar habilidades de resolución de problemas y toma de decisiones desde una edad temprana a través de actividades lúdicas. Esta intervención se basa en la idea de que los niños pueden aprender a manejar conflictos y desafíos emocionales a través del juego.
Un estudio evaluó el impacto de la implementación de ICPS, en comparación con un grupo control que tuvo actividades educativas regulares, y se encontraron mejoras significativas en la reducción de conductas agresivas, así como mejores resultados a mayor tiempo de exposición al programa.
Para extender los beneficios de este programa se desarrolló la modalidad “Raising a Thinking Child” (RaTC), con el fin de apoyar estas actividades lúdicas en el hogar para fomentar el pensamiento crítico y la toma de decisiones en los niños pequeños. A través de actividades lúdicas, los padres pueden ayudar a sus hijos a entender cómo funciona el pensamiento y cómo pueden utilizarlo para enfrentar distintos desafíos.
Alianzas lúdicas para promover la salud mental infantil
Nuestro equipo del Centro ISME UAndes y la Fundación San Carlos de Maipo, en colaboración con el Center for Schools and Communities, han trabajado en la adaptación del programa. Las primeras evaluaciones, realizadas en niños de 4 años, mostraron mejorías significativas en medidas de autorregulación cuando el programa ICPS fue implementado por las educadoras de párvulo de los mismos colegios en comparación con el grupo control.
Estos estudios muestran que ICPS y RaTC podrían ser muy buenas alternativas para que colegios y padres trabajen juntos en la prevención de problemas de salud mental desde temprana edad.
Invertir en intervenciones basadas en el juego y centradas en el bienestar emocional de los niños ayuda a la construcción de una base sólida para su futuro. La promoción de la salud mental desde la infancia es esencial para asegurar un crecimiento y desarrollo saludables en todos los aspectos de la vida. Así que, ¡a jugar por la salud mental!
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