¿Cómo surgió el énfasis que se da a los primeros mil días de vida como determinantes de diferentes aspectos del desarrollo humano durante el ciclo de la vida? Fundamentalmente, existen tres fuentes de evidencia generadas en el contexto de las ciencias de la salud:
(1) Un estudio realizado en Guatemala entre 1969 y 1977 en el que se demostró que un suplemento nutricional administrado entre el nacimiento y los 7 años de edad impactó más en los niños que lo recibieron durante su segundo y tercer año de vida.
(2) Un estudio publicado en 2010, realizado en 54 países de ingreso bajo y medio, en el que se verificó una caída espontánea de las puntuaciones en la talla de los niños entre su nacimiento y los 23 meses de vida asociadas a peores condiciones de vida.
(3) Estudios realizados durante varias décadas que evidencian la importancia del control de la salud materna durante el embarazo para prevenir fallas de crecimiento en los hijos.
La ciencia del desarrollo
Si sumáramos a esta evidencia la generada por la ciencia del desarrollo contemporánea[1], que también sostiene la importancia de la provisión nutricional adecuada desde la concepción y durante los primeros años de desarrollo luego del nacimiento, no hay dudas que los primeros mil días de vida son una etapa muy importante en la que es necesario asegurar la alimentación y el cuidado de las madres y sus hijos para proteger el desarrollo adecuado de sus potencialidades. Al tiempo que esta evidencia era generada y comunicada, diferentes estudios neurocientíficos experimentales brindaron evidencia acerca de:
(a) La existencia de períodos críticos para la organización de sistemas sensoriales en felinos.
(b) Los efectos de la crianza temprana sobre la organización del cerebro de roedores y primates no humanos.
(c) La dinámica de generación y poda de contactos entre neuronas a partir de muestras cadavéricas de humanos.
Durante la década de 1990, la integración de estos tipos de evidencia dio origen a una noción acerca del desarrollo cerebral que sostiene que los primeros mil días son un período crítico durante el cual es necesario realizar los mayores esfuerzos para asegurar alimentación y estimulación adecuadas para el aprendizaje de los niños, antes de que esta etapa finalice. Una vez terminada no sería posible generar cambios en aquellos sistemas neurales que no hayan sido nutridos o estimulados adecuadamente con anterioridad. Es decir, esta noción sostiene que lo no logrado o lo que haya quedado afectado por falta de estímulo durante ese período no puede modificarse o resulta muy costoso hacerlo. Estas nociones sugieren una concepción del desarrollo cerebral en la que hay factores determinantes principales que generan una dinámica con pocos grados de libertad para el cambio.
¿Y después de los mil días?
El conocimiento acumulado en las últimas cinco décadas en las disciplinas de psicología y neurociencia cognitiva del desarrollo permite afirmar que, desde la concepción y durante toda la vida, el sistema nervioso se organiza y se modifica con base en la interacción dinámica entre características individuales y contextuales de cada persona. Estos procesos de desarrollo son modulados por una gran diversidad de mecanismos moleculares, celulares, psicológicos, sociales y culturales.
Durante el desarrollo neural, existen momentos de máxima organización de diferentes funciones que se denominan períodos críticos, y que ocurren en diferentes momentos para distintas redes neurales. En el caso de procesos más complejos como los de autorregulación, tal organización depende de la integración progresiva de diferentes redes neurales que procesan más de una modalidad de información y que se desarrollan en diferentes momentos durante al menos las dos o tres primeras décadas de vida. A nivel neural, esta integración requiere de diferentes tipos de nutrientes y experiencias que incluyen, pero también se extienden mucho más allá de los primeros mil días (Figura 1).
Figura 1 – Cambios significativos en el cerebro humano desde la concepción hasta la edad adulta. El cerebro humano gana gran parte de su masa y estructura durante los primeros mil días. (a) La tasa de crecimiento cerebral (línea roja) es muy alta durante este período de tiempo, y luego cae rápidamente a medida que comienza la infancia. Metafóricamente, la base, la estructura y el marco del proceso de construcción se completan en gran medida a los dos años. Sin embargo, se necesita hacer mucho más trabajo para construir, remodelar y aislar las innumerables conexiones dentro del cerebro. (b) La expresión génica relacionada con el crecimiento sináptico alcanza su punto máximo poco después de los primeros mil días, pero sigue siendo alta hasta la edad adulta (línea de puntos verde). La expresión génica relacionada con la mielinización aumenta poco después (línea punteada violeta). Tanto el consumo de oxígeno en el cerebro (línea continua verde) como de glucosa (línea continua celeste) continúan aumentando y alcanzando su nivel máximo en la primera infancia, disminuyendo gradualmente a niveles adultos durante el resto de la infancia y la adolescencia. Abreviatura: EGE, edad gestacional estimada. Esta figura ha sido modificada de su original en inglés de Goyal et al., 2018, y autorizada por los autores para su reproducción en esta nota.
En otras palabras, desde la perspectiva contemporánea del desarrollo neural, los primeros mil días son extremadamente insuficientes para predecir el desarrollo de un cerebro humano típico. El desarrollo neural se modela como un proceso probabilístico multideterminado por factores biológicos, psicológicos y ambientales que moderan su trayectoria durante todo el ciclo vital. En consecuencia, no es posible afirmar que los primeros mil días de vida sean un período crítico para el desarrollo de procesos complejos como los de autorregulación y aprendizaje, ni que las privaciones tempranas generan necesariamente déficits inmutables, o la detención del desarrollo. Estas últimas nociones inducen a representar al desarrollo como un fenómeno mucho más fijo y menos dinámico de lo que realmente la evidencia empírica permite sostener. Es necesario tener presente que la neurociencia recién está comenzando a clarificar los mecanismos genéticos, neurales, endócrinos e inmunológicos que pueden explicar los procesos típicos del desarrollo y los alcances a largo plazo de la exposición temprana a cuidados adecuados o a adversidades. En cualquier caso, la evidencia disponible sugiere que es posible potenciar el desarrollo infantil una vez pasados los primeros mil días.
¿Qué implicaciones tiene esta evidencia para las políticas y programas de desarrollo infantil? Comparte tu opinión en la sección de comentarios o menciona a @BIDgente en Twitter.
[1] Ciencia del desarrollo se refiere a un conjunto de disciplinas científicas humanas, sociales y biológicas, que buscan describir, explicar, y optimizar los cambios intra- e inter-individuales durante todo el ciclo de la vida.
Como nutricionista docente estos temas son de suma importancia para nosotras, Actualmente en la materia de Seguridad alimentaria que imparto, debo impartir el tema de los 1000 dias. Agradecería referencias bibliográficas del tema.
Estimada Eira Vergara de Caballero,
Muchas gracias por su comentario.
Le sugiero comenzar por el siguiente artículo (en cuyas referencias bibliográficas podrá encontrar otras fuentes para seguir explorando):
Goyal, M.S., Iannotti, L.L., & Raichle, M.E. (2018). Brain nutrition: A life span approach. Annual Review of Nutrition, Vol. 38, pp. 381-399. https://doi.org/10.1146/annurev-nutr-082117-051652
Estimado Director Sebastián Lipina, muy buena Nota, considero muy importante que las características del desarrollo humano durante el ciclo de vida sean difundidas y que sean conocidas por la población general.
Es fundamental, que los tomadores de decisión en materia política de nuestros países tengan presente estos conocimientos en los momentos de determinar los presupuestos de nuestras naciones, para que lo que se destine a políticas sociales sea lo más costo-eficiente posible.
Por lo dicho, las Notas como las que usted ha escrito son fundamentales para darle argumentos potentes a nuestros políticos, a los efectos de que puedan comprender la importancia de la primera infancia en el desarrollo humano.
Estimado Félix Gonzáles,
Muchas gracias por su mensaje.
Acuerdo con su opinión y agregaría que es importante seguir fomentando la investigación en esta área para ajustar en forma continua el diálogo entre los sectores académicos, las comunidades y los de hacedores de políticas.
Teria este artigo na íntegra?
Es crucial para el desarrollo integral de una persona, las condiciones biosicosociales desde la concepción y los primeros años de vida. Considero que no ha considerado en su justa medida la investigación a que hace referencia en su articulo.
Estimada Alexandra,
Muchas gracias por su comentario.
Las notas que publicamos en el blog Primeros Pasos tienen una extensión acotada, por lo cual es necesario tomar decisiones acerca de a qué contenidos darles mayor visibilidad, lo cual siempre genera disbalances como el que usted identifica.
No obstante, en nuestros trabajos podrá encontrar una consideración suficiente y adecuada de todos los factores que consideramos necesario tomar en cuenta desde perspectivas metateóricas sistémico-relacionales (que incluyen entre otros a diferentes factores biopsicosociales).
Tres de tales publicaciones en las que podrá verificar tal tratamiento son las siguientes:
– Lipina, S.J., & Segretin, M.S. (2015). 6000 días más: evidencia neurocientífica acerca del impacto de la pobreza infantil. Psicología Educativa. Vol. 21, pp. 107-116. https://doi.org/10.1016/j.pse.2015.08.003
– Lipina, S.J. (2016). Pobre cerebro. Buenos Aires: Siglo XXI.
– Lipina, S.J. (2017). The Biological side of social determinants: neural costs of childhood poverty. Prospects (UNESCO), Vol 46, pp. 265-280. DOI 10.1007/s11125-017-9390-0
Me interesa el tema desde un punto de vista bien específico que es la interacción de factores ambientales con el embrión en desarrollo. Estoy convencida que hay condicionamientos que se vinculan específicamente con la vía metabólica apoptótica indispensable para un desarrollo armónico del embrión. Me interesa ponerme en contacto con ustedes. Hay algún correo electrónico o vía de comunicación directa a la que pueda acceder?. Mi correo es [email protected].
Saludos!
Estimada María Beatriz Espinosa,
Muchas gracias por su mensaje.
El tema específico de su consulta (i.e., “vía metabólica apoptótica”) no está dentro del área de experticia de nuestros abordajes experimentales, que tratan más específicamente sobre aspectos del desarrollo cognitivo y neural a nivel sistémico (no molecular).
Mi sugerencia es que le escriba su consulta al Prof. Marcus Raichle ([email protected]) de la Washington University of St. Louis, autor del artículo de la figura que publicamos en nuestra nota [Goyal, M.S., Iannotti, L.L., & Raichle, M.E. (2018). Brain nutrition: A life span approach. Annual Review of Nutrition, Vol. 38, pp. 381-399. https://doi.org/10.1146/annurev-nutr-082117-051652)].
ES DECIR QUE AUN NO HAY CLARIDAD SOBRE LAS INTERVENCIONES QUE PODRIAN HACERSE ESOS PRIMEROS MIL DIAS, LOS CUALES NO PODRIAN CONSIDERARSE COMO UN PERIODO CRITICO DEL DESARROLLO????? POR SI ES ASI NO PODRIAN CONSTRUIRSE POLIITICAS PUBLICAS QUE TENGAN INCIDENCIA EN DICHO PERIODO DE LOS MIL DIAS??? TAMBIEN ODRIAN SER APOSTERIORI………..??
Estimado Ricardo Suárez Gómez,
Durante las dos primeras décadas de vida (lo que incluye a los primeros mil días) se han ensayado múltiples intervenciones nutricionales y de estimulación biopsicosocial en diferentes sociedades durante más de cinco o seis décadas. Muchas de estas intervenciones han demostrado ser efectivas para fomentar y proteger el desarrollo temprano infantil; y han servido además para identificar qué aspectos de sus diseños son más eficaces en algunas culturas, y con ciertas poblaciones infantiles y sus familias. Dada la variabilidad del desarrollo y los contextos de crianza, que además van cambiando con los años, es necesario ir actualizando este conocimiento. Lo que el artículo intenta señalar es que no ha sido identificado un período crítico neural para procesos complejos como la autorregulación y el aprendizaje que determinen que no es posible seguir interviniendo para fomentar el desarrollo más allá de los primeros mil días. En consecuencia, es posible diseñar políticas para incidir sobre el desarrollo infantil durante los primeros mil días y después también.
Soy padre de 2 chicos diagnósticados en algún momento con TEA, luego asperger. Finalmente, sin importar el diagnótico con un alto nivel de capacidad mental (inteligencia superior al promedio – según pruebas realizadas) baja inteligencia emosional y empatia, Este tipo de estudios me alientan a creer que el conocimiento del cerebro y sus funciones a pesar de llevar años de estudio (por no precisar un dato exacto) se encuentra insipiente, Que los diagnósticos se han dado a lo largo de la historia con el estudio de moda o la última novedad divulgada. Y que finalmente lo que se requiere es abrir la mente y el conocimiento hacia la diversidad, como cualquier otra ya sea cultural, de creencias, de color y raza. Los Autistas, Asperger, TEA o cualquier otro espectro, es simplemente una condición más como el mal caracter, el soñador, el paternalista o el capataz, el dramático o el entusiasta. Cada cabeza es un mundo y ellos son simplemente una más. Para mi han sido la mayor bendición y un orgullo a cada paso.
Hola, queria saber si pueden compartirme alguno de estos estudios:
(3) Estudios realizados durante varias décadas que evidencian la importancia del control de la salud materna durante el embarazo para prevenir fallas de crecimiento en los hijos.
Muchas gracias