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Cícera es una madre soltera brasilera que trabaja como niñera para la Sra. Silva. Todos los días, Cícera sale de su casa a las 6:00 am y pasa dos horas atrapada en el tráfico antes de llegar a su lugar de trabajo. Allí se encarga de cuidar a Carlinhos, el bebé de la señora Silva, hasta que se hagan las 6:00 pm y sea la hora de reencontrarse en casa con sus propios hijos.
Durante una misión a Brasil el año pasado, conocí a Cícera en una terminal de autobuses. Ese día, la mamá de Carlinhos llegó a la casa a las 3:00 pm, y dejó que Cícera se marchara mucho más temprano de lo habitual. Cícera estaba dichosa. ¡Tres horas extra para compartir con su familia! Mientras caminaba hacia el autobús, planificaba lo que haría con ese tiempo tan valioso. “Hoy voy a cocinar la mejor cena para mis hijos,” pensó. Desafortunadamente, las cosas no salieron de acuerdo a lo planeado.
Cuando vi a Cícera en la terminal, me di cuenta de que estaba sumamente ansiosa. Había estado esperando por casi una hora, y nadie sabía decirle cuándo llegaría su autobús. Aun cuando podría haber tomado un bus de otra línea, no se sentía segura de hacerlo y decidió esperar por el suyo.
Cansada y frustrada, veía como los buses iban y venían y no había señal del suyo. La terminal de autobuses se sentía diferente y muy intimidante: no estaba acostumbrada a estar allí a esa hora del día, y nadie parecía capaz o dispuesto a darle una mano para llegar a casa.
Al igual que Cícera, muchos habitantes de ciudades en América Latina enfrentan esta infeliz situación: los pasajeros carecen de información sobre las rutas de los buses y sus horas de llegada y—ante la ausencia de información en tiempo real—quienes administran los servicios de autobuses no pueden reasignar o ajustar las rutas para acomodar a los cientos de pasajeros durante las horas pico.
No obstante, algunas urbes como Rio de Janeiro (Brasil), Barcelona (España), Washington D.C. (Estados Unidos) y Anyang (Corea del Sur) han encontrado maneras de solucionar estos problemas.
Estas ciudades son consideradas “inteligentes” pues usan las tecnologías de la información y la comunicación para para proveer mejores servicios a sus ciudadanos. Por ejemplo, las empresas de transporte utilizan sensores GPS para conocer la ubicación de sus autobuses en tiempo real, y luego comparten esta información con los usuarios en las paradas de autobuses y a través de teléfonos celulares. Los mismos ciudadanos pueden ayudar a recolectar esta información, a través de sistemas tales como Waze que permiten a los usuarios compartir información sobre el tráfico y las condiciones viales en tiempo real, ayudándolos a ahorrar tiempo y dinero en su recorrido diario.
De izquierda a derecha, tres aplicaciones súper útiles para obtener información sobre el tráfico en tiempo real: BCNbus (Barcelona), iCommute DC (Washington D.C.) and Waze (Rio de Janeiro).
Si Cícera viviera en una ciudad inteligente, quizá hubiese llegado a casa más temprano, hubiese preparado una cena deliciosa, y hubiese disfrutado de un rato agradable con su familia.
¿Tu ciudad está usando la tecnología para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos? ¡Cuéntanos sobre tu experiencia!
Mauricio Bouskela es Especialista Senior en la División de Competitividad e Innovación en el Banco Interamericano de Desarrollo. Se unió al BID en 2008 como especialista en Tecnología de Información y Comunicación. Mauricio cuenta con más de veinticinco años de exitosa experiencia de trabajo para empresas de alta tecnología, incluyendo once años de trabajo en Intel Corporation, donde fue director para América Latina, con responsabilidades en tecnología, ventas y marketing, alianzas estratégicas y desarrollo de negocios. Es licenciado en Ciencias de la Computación por la Universidad de Campinas (Unicamp), tiene un postgrado en Marketing de la Fundação Getúlio Vargas y un MBA en Finanzas por el Instituto Brasileño de Mercado de Capitais (IBMEC).
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