Tanto en el mundo desarrollado como en todo el conjunto de países emergentes, las ciudades se han convertido en el centro de la actividad social, administrativa y económica. Es por ello que el foco global está puesto en cómo las ciudades pueden gestionar de forma más eficiente sus recursos, así como su capacidad para atraer talento y recursos financieros a sus territorios y zonas de influencia.
Este interés va más allá de la situación de crisis económica que viven algunas de estas ciudades o del crecimiento imparable que están experimentando otras. Todas ellas comparten unos factores de exigencia comunes, como son la gestión de los servicios públicos (la limpieza de vías públicas, la recolección de residuos urbanos, el mantenimiento de zonas verdes, entre otros), y la amenaza del calentamiento global acompañada de la exigencia internacional por cumplir medidas contra el cambio climático. Este contexto, común entre todas ellas independientemente de su tamaño o situación, hace que los regidores se planteen nuevos modelos de gestión urbana.
La Smart City o Ciudad Inteligente, se está erigiendo últimamente como una gran oportunidad para gestionar de la forma más eficiente ese futuro eminentemente urbano. La aplicación extensiva e intensiva de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) a la gestión del suministro y consumo de energía o de agua, a la mejora del transporte y la movilidad, a la seguridad ciudadana y la protección civil, entre otros servicios públicos, constituye la clave de la transformación de la ciudad tradicional en una Ciudad Inteligente.
¿Qué beneficios tiene para una ciudad el convertirse en una Smart City?
En la actualidad conviven distintas estrategias e instrumentos de gestión urbana: algunas ciudades apuestan por el conocimiento como motor de la ciudad, otras se centran en impulsar la movilidad, la eficiencia energética, el reciclaje… En general, casi siempre se rigen por el principio de eficiencia y sostenibilidad, no obstante, de forma aislada. Dichas estrategias suelen traducirse en iniciativas dispersas, en soluciones verticales y, en pocas ocasiones, se percibe una apuesta transversal de éstas en la ciudad. A continuación, enumero tres razones por las cuales una gestión inteligente puede resultar beneficiosa para las ciudades:
1) Las Ciudades Inteligentes constituyen una nueva oportunidad para el crecimiento económico, a través de la mejora de la productividad asociada a la prestación más eficiente de servicios, así como mediante la capacidad de atracción de talento e inversiones, propia de las ciudades más desarrolladas. Es por ello que las políticas públicas tanto a nivel europeo como nacional han identificado este nuevo modelo de ciudad como un objetivo a perseguir. Iniciativas como la Red Española de Ciudades Inteligentes son una buena prueba de ello. Casos de éxito como el de Santander, España dan buena cuenta del interés que el concepto de Smart City está despertando entre las autoridades municipales y estatales de todo el mundo.
Santander, un modelo de Smart City en España. Foto: José Antonio Teixeira
2) Las Ciudades Inteligentes permiten tener una visión de la ciudad clara y ajustada a la realidad. Los municipios son grandes centros receptores de datos de todo tipo que reciben a través sus servicios de atención al ciudadano (010, oficinas de atención, web, encuestas, redes sociales), a través de sus cuerpos municipales (policía, inspección), sus sistemas corporativos (gestión de tributos, de recursos humanos, de contratos públicos), los distintos dispositivos instalados (medidores de calidad del aire, acústicos, cámaras de tráfico) y otras informaciones externas. Si algo abunda hoy en las ciudades es información. Analizados de forma conjunta, estos datos ayudan a la toma de decisiones y tienen un impacto en la reducción del consumo energético, la optimización de rutas, la descongestión urbana, la minimización del consumo de recursos hídricos, la mejora del mantenimiento de las infraestructuras, el aumento de seguridad ciudadana, entre otras. En este sentido, los nuevos modelos analíticos de inteligencia se traducen en una mayor eficiencia operativa y una mayor reducción de costes.
3) Las Ciudades Inteligentes son más capaces de evaluar su desempeño. Capitalizar la información urbana será la forma más efectiva de poder evaluar la gestión que se realiza, de conocer el impacto real de las iniciativas emprendidas y de planificar nuevas actuaciones de mejora de la ciudad. Los gestores locales podrán evaluar el valor de sus servicios públicos y reajustar sus presupuestos para la consecución de los objetivos establecidos en sus planes de gobierno.
Sin duda, la era digital supone el reto más importante para las ciudades. En los próximos años, las urbes más pioneras invertirán sus esfuerzos en ordenar el caos de información urbana existente, y los alcaldes más exitosos serán aquellos que apuesten por poner en valor la información de su territorio en pro de una gestión más inteligente, sostenible y transparente.
Los líderes urbanos son conscientes de la importancia del legado que dejan a su paso como gestores. Legado, en muchas ocasiones de gran valor con resultados positivos en el posicionamiento de la ciudad, en una mayor calidad de vida de sus ciudadanos o incluso en la simplificación de los trámites administrativos y, en otras ocasiones menos afortunadas, legados caracterizados por sus errores arquitectónicos, unas infraestructuras imposibles de mantener, el derroche energético o la creación de barrios marginales. En el contexto actual, no cabe duda de que el mayor legado por el que los alcaldes deben apostar es aquél que siente las bases de un modelo de inteligencia urbana aplicada sobre el hacer ciudad.
José Antonio Teixeira Vitienes es Ingeniero de Telecomunicaciones e Ingeniero técnico de Telecomunicaciones en Sistemas Electrónicos, por la universidad de Cantabria. Tiene una larga experiencia en el sector privado de las telecomunicaciones como gerente de proyectos que abordan los sistemas de comunicación y protocolos en sus 10 años en el sector privado. Ha sido Director de Tecnología de un periódico regional de gran envergadura, así como miembro del Comité Directivo del Grupo de Tecnología de la Comunicación que posee el grupo. Además, ha sido director del Grupo de Comunicación y Multimedia. Se incorporó al Ayuntamiento de Santander como director general de Innovación en 2011, dirigiendo las áreas de Innovación, Informática – TIC y proyectos Europeos de la entidad local.
Mercedes dice
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