La crisis sanitaria causada por la pandemia de la COVID-19 plantea incertidumbre porque nadie sabe el número de las personas infectadas, en especial aquellas que sean asintomáticas, así como las dudas que quedan por responder frente a la inmunización frente al virus. El confinamiento es necesario, pero también evitar pérdida masiva de trabajo de familias vulnerables, empleadas o emprendedores de pequeñas y medianas empresas (PYMEs). Resulta clave tomar decisiones fiscales y monetarias rápidamente para evitar consecuencias económicas que puedan conllevar a graves consecuencias.
Como consecuencia del confinanciamiento son necesarias transferencias fiscales directas a personas vulnerables, pero se debe decidir si las medidas fiscales serán puramente asistencialistas o si serán inversiones que garanticen mecanismos económicos de subsistencia. Las decisiones que se tomen, determinarán qué tan profunda será y qué tan pronto se recuperará la economía.
En principio, los confinamientos que se han implementado son determinados para reducir la tasa de reproducción del virus (R0). R0, es un término matemático que indica cuán contagiosa es una enfermedad infecciosa o su tasa de reproducción: esto es cuando una infección se transmite a nuevas personas, se reproduce a sí misma. R0 indica el número promedio de personas que pueden contraer una enfermedad contagiosa por otra que esté enferma. Se aplica específicamente a una población de personas que previamente estaban libres de infección y que no han sido vacunadas. Inicialmente se estimaba que era de 2 a 4 en el mundo. Sin embargo en América Latina y el Caribe esto está por determinarse, lo que dificulta una interpretación económica de la escala de la pandemia.
Respuestas de política económica en América Latina y el Caribe
En América Latina y el Caribe tenemos países como Chile, Perú, Colombia y Brasil que están poniendo en marcha muchas medidas fiscales contra-cíclicas. Las medidas contra-cíclicas están apegadas al modelo económico keynesiano, que considera que la política económica de un país para salir de una crisis se debería enfocar en el estímulo de la demanda con el impulso del gobierno, la política fiscal y el déficit público. Estas son necesarias por la reducción de la actividad económica y la dilación en las cadenas productivas de importación y exportación a causa del confinamiento,
En países con pocas medidas contra-cíclicas, habrá más pérdida de empleo formal, reflejo de los problemas de liquidez que están viviendo empresas, que luego se traducirán en problemas de solvencia, quiebres y cierres y finalmente en un aumento en el desempleo y potencialmente en una crisis financiera.
Si bien en la región, hay en general solidez financiera del sistema bancario, los problemas de solvencia de las empresas, pueden traducirse en una crisis financiera que imposibilitará la recuperación económica a través del crédito. Por esto, países como Colombia, Perú y Chile, están impulsado programas con la banca que apoyan con garantías del Gobierno, el otorgamiento o reestructuración de créditos para apoyar el crecimiento del crédito para una recuperación pronta económica y la solidez del sistema bancario de sus países.
Implicaciones sociales e importancia de la protección al empleo formal
La pérdida de empleo formal genera recesiones más largas y con alto costo social. Los trabajadores que perdieron su empleo, consiguen nuevos empleos con peores salarios y por el ciclo de su vida laboral, permanecerán con salarios más bajos en general. Sino se toman políticas contra-cíclicas adecuadas, esta crisis sanitaria tendrá repercusiones muy importantes en otras áreas y aumentará la pobreza en la región.
Por lo anterior, es necesario implementar instrumentos adecuados para población entre 25 y 65 años que trabajan en el sector formal. Por ello, los gobiernos de América Latina y el Caribe tienen que actuar rápidamente para proteger el empleo formal, subsidiar costos de la seguridad social, parte del costo de empleos de los trabajadores a las empresas, y dar garantías de primera pérdida de los gobiernos para que las compañías consigan financiamiento o reestructurar sus deudas actuales para así poder salir adelante (Chile, Perú y Brasil lo hicieron).
A su vez, resulta clave el apoyo a las PYMEs como salida de la crisis económica. Las PYMEs en América Latina y el Caribe contribuyen a la inclusión social y apoyan el auto-empleo. De acuerdo a la CEPAL, las PYMEs en la región representan el 88.4% del total en la economía formal. Resulta relevante entonces, que los Bancos Centrales flexibilicen su postura monetaria, para que las entidades financieras apoyen a familias y sus PYMEs y bajen tasas de interés, inyecten o reestructuren créditos. Ninguna empresa que fuese viable y solvente antes de la COVID debería desaparecer, sería un error de política. Se requieren estímulos monetarios y fiscales bien dirigidos para ello.
Posibilidades para hacer políticas contra-cíclicas en América Latina y el Caribe
La crisis sanitaria tiene características particulares: reduce la capacidad productiva, afecta cadenas de valor, causa desempleo, provoca una caída del consumo, y, acentúa el ciclo negativo en economías con alta informalidad, como lo es América Latina y el Caribe. Por un lado, en la oferta, las disrupciones de cadenas de valor reducen la producción industrial y construcción en empresas que emplean a familias de bajos ingresos. Por otro lado, en la demanda, se provoca una profunda caída del consumo, acumulación de deudas, reducción en remesas y desplome temporal en demanda de vivienda e hipotecas.
En momentos como el actual, superávits primarios, estabilidad de deuda pública no son lo más importante. Una política fiscal contra-cíclica es indispensable, apoyada en proyectos que generen empleo e inversión, como infraestructura, construcción, en especial vivienda social, garantizarán regresar a finanzas públicas sanas más rápido por posterior recaudación fiscal.
En Estados Unidos y Europa, se están lanzando programas de apoyo inédito. En América Latina y el Caribe no se tienen los recursos fiscales que tienen esos países, sin embargo, una inyección al gasto fiscal contra-cíclico de 3 a 4 puntos del PIB de estos países apoyaría de manera más efectiva la recuperación económica de la región y es totalmente justificable dada la naturaleza y profundidad de esta crisis.
Con tasas de interés internacionales tan bajas, países como Perú, Colombia, Panamá, Chile, Brasil y México pueden hacer emisiones de deuda en los mercados de capital internacionales para promover una recuperación económica de sus países, dado que muchos inversionistas están buscando oportunidades de inversión en países emergentes por las políticas monetarias de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo. Aunque países como Chile, Panamá y Perú ya lo hicieron, otros no lo podrán hacer por el riesgo que implica, y como resultado tendrán que acceder al FMI y otros multilaterales.
Es importante crear programas de apoyo de protección al empleo formal y programas de transferencia de recursos al sector informal -siendo este sector el más afectado—ya que los trabajadores informales están siendo obligados a cumplir la cuarentena sin medios de subsistencia, los cuales deben ser entonces previstos por los gobiernos.
Pérdida de vivienda vs. vivienda para detonar crecimiento económico y empleo
Para evitar el rezago habitacional, es indispensable impulsar las siguientes políticas fiscales: suspender temporalmente el pago de hipotecas y microcréditos e impuestos a la propiedad; rebajar aportaciones sociales a vivienda obligatorias para patrón y empleador; aumentar créditos y subsidios en vivienda con internet; apoyar familias que rentan vivienda; y otorgar créditos para pago de agua, luz y gas. A su vez, el sector de vivienda puede apoyar medidas de política contra-cíclica; ya que una vivienda social puede crear 14 empleos directos e indirectos. Cada peso invertido en subsidio a vivienda genera recaudación fiscal mayor al valor del subsidio, sin afectar sensiblemente al déficit fiscal.
El sector vivienda representa un porcentaje importante del PIB y toca al menos 70 ramas económicas. Por ejemplo, en el primer semestre del 2016 el PIB de Colombia creció 2.3% pero el sector de la vivienda creció 6.7%. En México, el PIB de edificación residencial representa el 14.9% del PIB total, y en el primer bimestre del 2016 el PIB total 2.9% y la edificación residencial 4.5%, empleando a 3 millones de personas. Por ello, Estados Unidos, México, Chile, Brasil promueven vivienda en situaciones de crisis. Esta política debe “hacer ciudad” para evitar “ciudades dormitorio”.
Para usar la vivienda como medida anti-cíclica se sugieren estas medidas de apoyo fiscal: programas ambiciosos de vivienda e infraestructura como el que Estados Unidos hizo tras la Gran Depresión; estímulos directos a ciudadanos más vulnerables para que adquieran o mejoren sus viviendas; créditos, posposición de pago de impuestos, etc., condicionados a mantener empleo para las PYMEs de vivienda; expandir el alcance del comercio electrónico y teletrabajo; construcción y mejoramiento de vivienda social que rehabilite vivienda existente e intraurbana; reducir trámites, costos, aranceles e impuestos en construcción y mejoramiento de vivienda.
Políticas proactivas por rebrotes
Finalmente, los países de América Latina y el Caribe deben tener un plan fiscal y monetario para potenciales rebrotes de la pandemia, para ello, se debe considerar poner en marcha políticas contra-cíclicas y acceder a mercados internacionales de capitales para obtener recursos financieros, y usar estas medidas en caso de que se vuelva a requerir.
También se debe fortalecer los datos para estimación y seguimiento de la aumentando el número de pruebas serológicas para medir el grado de inmunidad de la población y las pruebas de diagnóstico para medir la R del virus en los países de la región. Sólo así se podrán hacer confinamientos selectivos que no afecten la actividad económica de los países.
Inversión y empleo vs. asistencialismo
La prioridad son los más desfavorecidos, pero dirigir solo estímulos fiscales directos sin considerar a las empresas que los emplean, será un gran error. La velocidad de reacción puede promover asistencialismo puro, envés de fortalecer empleo y políticas anticíclicas. Se puede aprovechar la crisis sanitaria de la COVID-19 para reducir la pobreza y desigualdad, promover que la mayoría viva en condiciones dignas, y cambiar el contrato social para una sociedad más justa.
La manera en que se actúe en América Latina y el Caribe inyectando subsidios como inversión y no de manera asistencial, hará diferencia entre crear más pobres que posteriormente incrementarán la carga fiscal, o promover medidas contra-cíclicas en sector vivienda para la recuperación.
Imagen portada: Hombre con corbata. Pixabay. Necktie adjutsing. Free-photos Pixabay License
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