Como toda estimación basada en supuestos el cálculo de la brecha existente en materia habitacional depende de los umbrales que se determinen para su medición. El déficit habitacional no es binario, es decir, no es sólo que un hogar cuente con un techo y cuatro paredes. Es una medición que toma en cuenta elementos estructurales y no estructurales de la edificación. Por lo que el primer desafío consiste en definir cómo es esa vivienda básica. El segundo desafío es contar con información que permita comparar las características de las viviendas de la población con las características de esa vivienda básica, y así saber cuántas personas no acceden a ella. Esta nota se centrará en este punto: las fuentes de información existentes para la estimación del déficit habitacional.
Observando cómo vivimos y cómo habitamos: el cálculo del déficit habitacional
Por supuesto, la realidad es compleja. No es sencillo definir una vivienda cuyas características satisfaga las expectativas del conjunto de la población. No obstante, sí se pueden establecer criterios y umbrales consensuados que permitan definir estándares mínimos sobre las condiciones de una vivienda adecuada para que las personas puedan vivir con cierto nivel de confort. Un esfuerzo en este sentido lo constituye la metodología de cálculo de déficit habitacional, destinada a identificar cómo viven las personas y, en particular, si viven en condiciones adecuadas.
Para que esta metodología sea instrumentada, es necesario contar con datos representativos de las características de las viviendas y de la población del país; datos que además sean relevantes, oportunos, confiables y accesibles. Es aquí donde las oficinas nacionales de estadística (ONE) son un eslabón fundamental para la producción de este tipo de información y, en consecuencia, la instrumentación de esta metodología.
¿Cómo producen las ONE datos para el cálculo del déficit habitacional?
Las ONE son las encargadas de producir los datos para un sinfín de estadísticas oficiales: desde el índice de pobreza de un país hasta la tasa de desempleo, pasando por la proporción de población escolarizada y la proporción de personas que hacen uso de las tecnologías de la información. Las áreas temáticas cubiertas por las ONE son muchas y muy diversas. Para tal fin, las ONE aplican distintos operativos estadísticos que capturan datos que, en forma posterior, serán empleados para cuantificar y caracterizar estos distintos fenómenos.
Dado que el cálculo del déficit habitacional involucra dimensiones relativas a las características de las viviendas y de las personas que las habitan, las fuentes de datos que pueden emplearse deben derivarse de operativos que levanten datos sobre estas unidades de estudio. Entre los principales operativos que aplican las ONE y que son funcionales para este cálculo se encuentran:
- Censos de población y vivienda: se recomienda que se realicen cada 10 años y recopilan información detallada sobre la cantidad y características de las todas las viviendas y de las personas que las habitan en un territorio determinado. Entre sus fortalezas destaca su nivel de cobertura exhaustivo en todo el territorio del país, pues proporcionan datos a nivel desagregado (por ejemplo, a nivel de municipios o por grupos poblacionales diversos). Debido a su complejidad y alto costo son poco frecuentes, lo que hace que sus datos pierdan oportunidad. Además, pueden no capturar la dinámica migratoria ni los cambios rápidos en las condiciones habitacionales.
- Encuestas de hogares: a diferencia de los censos, estos operativos se realizan con una mayor periodicidad (anual en casi todos los países), por lo que es posible obtener datos actualizados sobre las viviendas y las personas que las habitan. Aunque, al estar basados en una muestra representativa tienen limitaciones para logar desagregaciones geográficas o por grupos poblacionales.
- Encuestas sectoriales especializadas: son encuestas diseñadas para abordar fenómenos específicos y obtener desagregaciones y estimaciones de mayor calidad al enfocarse a una temática en particular.
- Registros administrativos con fines estadísticos: consisten en el aprovechamiento de datos captados por instituciones públicas en su gestión diaria que pueden emplearse para fines estadísticos. Entre sus ventajas se encuentra la obtención de información a un menor costo y que permiten generar estadísticas con mayor desagregación geográfica y de grupos de población. Sin embargo, presentan limitantes asociadas a la subcobertura de los sectores informales.
Otras fuentes alternativas de datos: ejemplo de ello son las imágenes satelitales, las cuales están siendo explotadas con mayor frecuencia en las ONE. Este tipo de fuentes pueden brindar información sobre los materiales de las viviendas y su distribución en el territorio.
Más datos, menos déficit
El cálculo del déficit habitacional puede valerse de cualquiera de estas fuentes de datos para obtener una visión completa y precisa del fenómeno. Cada fuente de datos tiene sus fortalezas y debilidades, y su uso complementario puede ayudar a mitigar las limitaciones individuales. Las ONE juegan un rol fundamental en la producción de estos datos. Con estadísticas de calidad estaremos en condiciones de obtener datos robustos para el cálculo del déficit habitacional y, así, contar con evidencia fundada para la toma de decisiones que apunten a reducirlo. Esto sólo puede lograrse en base a una coordinación muy estrecha entre las ONE y las instituciones responsables del sector vivienda para que las estadísticas respondan a sus necesidades de información.
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