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¿Has visto en tu ciudad alguna construcción que nunca se concluyó por falta de recursos? ¿Has sufrido interrupciones del servicio de luz debido a huracanes o inundaciones? ¿Hay comunidades en tu país luchando contra proyectos de infraestructura que se construyen en sus localidades? Estos son sólo algunos ejemplos de los problemas que pueden surgir cuando se construye infraestructura sin tomar en cuenta los riesgos involucrados y se ignoran los impactos potenciales en la sociedad.
Países en todo el mundo enfrentan actualmente el reto de satisfacer la demanda de servicios de infraestructura de buena calidad por parte de su población, mientras enfrentan severas restricciones fiscales. Por lo tanto, la importancia de la sostenibilidad de la infraestructura es un tema que ha ganado cada vez más espacio en el debate global. De hecho, la infraestructura sostenible es central en la agenda mundial para el desarrollo sostenible: 6 de los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible preliminares, que se esperan presentar en septiembre de este año, hablan directamente de infraestructura. Si bien el concepto de infraestructura sostenible se ha asociado tradicionalmente con la construcción de infraestructura ecológica, o “verde”, cada día se hace más evidente que la sostenibilidad de la infraestructura va más allá de la dimensión medioambiental.
Aunque no existe consenso sobre lo que implica la sostenibilidad de la infraestructura – como lo demuestran los múltiples sistemas de calificación y evaluación de sostenibilidad producidos en los últimos años – está relativamente claro que un enfoque completo de sostenibilidad debe diseñar infraestructura que se ajuste a los contextos locales, proporcione servicios eficientes, y sea duradera. Esto no sólo requiere evaluar y abordar los riesgos ambientales. Sostenibilidad también implica asegurar los recursos financieros necesarios para construir y mantener la infraestructura durante su vida útil, considerar las preferencias y necesidades de la población, y entender la dinámica política e institucional para garantizar que los proyectos sobrevivan al ciclo político.
La Estrategia de Infraestructura del BID aprobada recientemente, invita a proporcionar acceso a servicios públicos de calidad a la población de América Latina, a través del uso de infraestructura que se planee y conserve adecuadamente para asegurar su sostenibilidad ambiental, social y fiscal.
El BID ha logrado avances significativos en incorporar los principios de sostenibilidad a sus operaciones. Por ejemplo, el proyecto Reventazón, una planta hidroeléctrica en construcción en la provincia de Limón en Costa Rica, incluye un sistema para compensar las pérdidas de biodiversidad acuática y preservar la conectividad de la fauna a través de un corredor para jaguares. Con éstas y otras medidas ha sido posible limitar los impactos del proyecto y generar ganancias en términos de biodiversidad. Este es el proyecto de energía renovable más grande de América Central, y una vez terminado, la planta representará alrededor del 10 por ciento de la capacidad total instalada de generación eléctrica de Costa Rica.
Por su parte, la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles está ayudando a ciudades de rápido crecimiento a desarrollar una visión integral y de largo plazo para planificar la infraestructura: un Plan de Acción con recomendaciones sobre intervenciones urbanas es diseñado sobre la base de un diagnóstico detallado de las necesidades de desarrollo urbano y la situación medioambiental, fiscal y de gobernabilidad de las ciudades.
El proyecto de construcción de la Red Jamaiquina de Carreteras de Peaje – construida usando un sistema integrado de gestión de calidad, seguridad y medio ambiente certificado con estándares internacionales – mejoró la conectividad entre la capital de Jamaica y las regiones occidentales y centrales del país. El proyecto incluyó la construcción de viviendas para las familias de los pescadores; la instalación de luces solares, muros anti ruido y sistemas de protección contra inundaciones y drenaje de aguas pluviales; la creación de un centro de aprendizaje para la biodiversidad; y una estrategia de restauración de manglares.
El BID ha puesto en marcha varias iniciativas que buscan promover prácticas sostenibles, tanto dentro como fuera de las operaciones del Banco: la Estrategia de Cambio Climático, el Programa de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, los Premios BID Infraestructura 360º, la herramienta AquaRating, el Plan de Acción Regional de Transporte Sostenible (REST-AP por sus siglas en inglés), la base de datos Agrimonitor, el Centro de Innovación Energética, la Iniciativa de Creación de Valor Compartido, y el Concurso Greenovators.
Estamos muy interesados en saber tu opinión sobre este tema. ¿Qué es infraestructura sostenible para ti? ¿Conoces de algún proyecto que consideres un ejemplo en prácticas de sostenibilidad? Comparte tus ideas con nosotros a través de esta corta encuesta ¡Esperamos con interés leer tus ideas!
Tomás Serebrisky es el Asesor Económico Principal para el Sector de Infraestructura y Medio Ambiente del BID. Tomás tiene un Ph.D en Economía de la Universidad de Chicago.
Maricarmen Esquivel es Asociada Sr. en Cambio Climático. Maricarmen tiene una Maestría en Planificación Urbana y Ambiental del Instituto Tecnológico de Massachusetts, y una Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo del London School of Economics.
María Cecilia Ramírez es consultora del Sector de Infraestructura y Medio Ambiente del BID. María Cecilia tiene un master en teoría económica de la Universidad Paris School of Economics y un Master en Administración Publica de la Universidad de Columbia.
Evelyn Bertrand dice
me interesa el tema porque soy educadora y quiero capacitar mis alumnas en este tema. Todos sabemos lo importante de lo sostenible pero no todos ponemos manos a la obra.