La vida en las megalópolis nos suele desconectar de la vida natural. Nos sumergimos en sonidos, olores, alimentos, construcciones y situaciones que nos dejan cada vez más distantes del medio natural para el cual nuestro cuerpo fue proyectado para funcionar. Ello provoca diversos desórdenes como ansiedad, depresión o estrés.
A eso hay que sumarle que, además de dañar a nuestro cuerpo, perjudicamos al medio ambiente. Si además tenemos en cuenta nuestra voraz capacidad por cementar grandes áreas, arrasar bosques y selvas, y sobre todo, un estilo de vida depredador que emite muchos más residuos de los que el planeta puede soportar, tenemos la tormenta perfecta.
Así, repensar nuestras vidas no es un asunto menor, sino que es esencial para nuestra sobrevivencia. La buena noticia es que las grandes soluciones siempre nacen en medio al caos.
Foto: Divulgación / Noocity Ecología Urbana
Los huertos urbanos ya son realidades en todas las grandes ciudades del mundo. Son innumerables las iniciativas que transforman el entorno, logran restablecer nuevamente la biodiversidad y proporcionan más calidad de vida con mayor eficiencia económica para los ciudadanos.
El movimiento de agricultura urbana se ha mostrado receptivo hacia diferentes grupos de edades, clases sociales, propuestas y países que ya han adoptado sistemas de producción de alimentos dentro de las ciudades.
A continuación, te presentamos 12 de los principales beneficios que tienen los huertos urbanos:
1- Reducen las Islas de calor – La inercia térmica del agua presente en las plantas y de la propia tierra de cultivo hace que el huerto absorba el calor, reduciendo las fluctuaciones de temperatura.
2- Mejora la calidad del aire – De noche las hojas hacen la fotosíntesis, liberando oxígeno.
3- Absorben el ruido – A diferencia del cemento, las plantas consiguen absorber los sonidos sin reverberar.
4- Reduce el riesgo de inundaciones – La tierra es capaz de retener el agua de la lluvia en el momento en que cae, aliviando las galerías urbanas sobrecargadas por la baja permeabilidad del suelo urbano.
5- Reduce la contaminación en todo proceso – Contaminación de tierras, flujo en las autopistas, gastos y desperdicio de los mercados.
6- Destino de residuos orgánicos – Los residuos de alimentos y vegetales que causan problemas en la logística de camiones basurero en las ciudades, se pueden transformar en el mejor nutriente posible para un huerto, a través del proceso de compostaje.
7– Alternativa económica – Plantar un huerto propio es más barato que ir al mercado. Puede también convertirse en una actividad económica per se, y eventualmente puede generar una gran transformación social en comunidades de renta baja.
8- Mejora la calidad alimentaria – Los alimentos orgánicos son más nutritivos. Además, facilita la capacidad de descubrir alimentos alternativos.
9- Durabilidad – A pesar de lo que digan los vendedores de neveras, las plantas vivas logran una disponibilidad mucho mayor sin deteriorarse.
10- Se promueve una mayor biodiversidad – Las plantas se relacionan entre sí y con insectos, lo que posibilita el desarrollo de la fauna y flora local, esencial para reducir las posibles injerencias de virus exóticos.
11- Promueve la convivencia entre usuarios y vecinos – El huerto es un espacio público ideal para el encuentro comunitario.
12- Integración con la naturaleza – Ver una planta crecer, estar cerca de ella, aumenta el contacto con el ritmo natural del universo e incluso con el ritmo de vibración natural del cuerpo.
Remangarse la camisa, poner las manos en la tierra y comer alimentos que uno mismo ha plantado, ayuda a lograr esa deseada armonía que tanta gente busca. Y que sobre todo el planeta necesita. ¿Qué estás esperando? ¡Manos al Huerto!
Rafael Loschiavo Miranda es co-fundador de Noocity Ecología Urbana, Arquitecto Máster en Sostenibilidad por la Universidad Politécnica de Barcelona. Trabaja para la integración de soluciones sostenibles en ciudades.
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