Aunque a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe las responsabilidades varían para cada nivel de gobierno, la gestión de riesgos naturales es responsabilidad del sector público. Sin embargo, no cabe duda de que, independientemente del nivel de responsabilidad entre entidades, deben invertirse recursos públicos de manera continua para construir sociedades resilientes.
En Ecuador, el mes de agosto de 2015 marcó el inicio de un debate nacional sobre la gestión de riesgos. El incremento de la actividad del volcán Cotopaxi, aledaño a la ciudad de Quito, agarró por sorpresa a la sociedad después de 138 años de su última erupción. Durante los meses de verano del mismo año, Quito vivió la temporada de incendios forestales más severa que se ha registrado en los últimos tiempos.
Adicionalmente, en el primer semestre de 2016 varias provincias del país sufrieron inundaciones a causa del fenómeno de El Niño. Y, por si fuera poco, en el mes de abril de 2016, un fuerte terremoto de 8.2 grados en la escala de Richter azotó la costa del país sudamericano, dejando decenas de muertos y heridos.
Ya lo dijo Alexander von Humboldt en 1802: “Los ecuatorianos son seres raros y únicos: duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con música triste”. Sin embargo, Humboldt hoy se equivoca. Habiendo evidenciado el poder de la naturaleza, resulta difícil aseverar que los ecuatorianos duermen tranquilos. La existencia de amenazas naturales en el imaginario colectivo hoy es tan posible como real, y la sociedad civil está particularmente atenta a qué acciones se toman desde lo público para fortalecer la gestión de riesgos.
Frente a esta situación, el BID ha visto la oportunidad de colaborar con el Municipio de Quito, por medio del Laboratorio de Innovación Quito – Linq. Se propone, entonces, una actividad de innovación abierta que dé a la ciudadanía el espacio propicio y los incentivos necesarios para desarrollar propuestas que contribuyan a fortalecer la gestión de riesgos. El objetivo puntual para este evento es contribuir a la formación de sociedades resilientes; sociedades que tienen la capacidad de adaptarse a cambios bruscos o hacer frente a amenazas inminentes.
El 2 y 3 de septiembre se llevará a cabo el Hackatón de Gestión de Desastres Naturales en Quito. El objetivo del evento es que, a través de equipos de emprendedores, innovadores y techies de diversos ámbitos de la sociedad, se puedan aterrizar propuestas que permitan que las ciudades latinoamericanas sean más resilientes. Después del evento, se hará un seguimiento para el desarrollo de los proyectos ganadores.
Eventos como este hackatón le apuestan a rescatar el valor que tiene incorporar el ingenio de la ciudadanía a la gestión pública, a fin de atender de maneras únicas un problema tan complejo como es la gestión de riesgos.
Según Julian Carver, experto en procesos de reconstrucción post-terremoto, existen tres requisitos para que soluciones innovadoras florezcan: (1) carencia de recursos; (2) noción de urgencia; y (3) un cambio de perspectiva. Hoy en Ecuador estos requisitos se encuentran particularmente presentes. Por ello, es el momento propicio para innovar.
Los invitamos a visitar la página e inscribirse en el próximo Hackatón Ciudades Resilientes en http://ciudades-resilientes.org/
Juan Merlo estudió Sociología, Economía y Ciencias Políticas en la Universidad Jacobs de Bremen, Alemania. Realizó una maestría en Desarrollo Rural en la Universidad de Gante y en la Universidad Humboldt de Berlín.
Leave a Reply