Este 21 de abril se celebra el Día Mundial de la Innovación y la Creatividad. Para quienes trabajamos en el campo del desarrollo urbano, ambas disciplinas forman parte de nuestro día a día. La aplicación de las nuevas tecnologías en los procesos de mejora de nuestras ciudades, juegan un papel clave en su innovación y desarrollo. Este proceso se conoce como transformación digital.
Una consecuencia bien conocida del auge digital es el rápido crecimiento en la cantidad de datos que nuestra sociedad produce e intercambia. El valor económico del manejo de datos ha sido calculado en la Unión Europea, donde se acercó a los 300.000 millones de dólares en 2016, lo que representó casi un 2% de todo su PIB.
¿Cómo beneficia la transformación digital a nuestras ciudades?
Más allá de los beneficios económicos para el sector privado, la gestión de datos en el sector público -en especial los datos abiertos- puede ofrecernos enormes beneficios para las ciudades de Latinoamérica y el Caribe (ALC). Un informe reciente sostiene que la aplicación de las soluciones de datos en núcleos urbanos y de “ciudades inteligentes” podría mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos entre un 10-30% en áreas como movilidad, seguridad, atención médica, calidad ambiental y vivienda. Como ejemplo concreto, destaca la ineficiencia de los mercados de vivienda en la región: las familias deben ahorrar nada menos que 30 años, en promedio, para acceder a una vivienda típica de 60 m2. Mediante el despliegue de plataformas financieras digitales, se permitiría expandir el acceso al capital al ofrecer nuevos instrumentos de financiación, lo que permitiría el acceso a crédito a hogares que hoy están excluidos.
¿Puede la transformación digital favorecer la recuperación económica tras la pandemia del COVID?
La respuesta es sí. El informe 2020 de la OCDE sobre perspectivas económicas para ALC afirma que una transformación digital será el principal motor para la recuperación económica tras la crisis ocasionada por el COVID-19.
Sin embargo, la sombra de la desigualdad de la región planea sobre la transformación digital y sus efectos en la recuperación. Por ejemplo, existe una concentración desigual de empresas de servicios digitales a favor de las grandes urbes, pues solo 1 de las 70 principales empresas de este sector se emplazan fuera de áreas metropolitanas de más de 1 millón de habitantes. Esto, sumado a otros factores como la desigualdad existente en el mercado laboral, hace que la adopción de tecnología en ALC haya avanzado por debajo del ritmo de crecimiento medio mundial en los últimos años.
La innovación como motor de crecimiento y desarrollo
Este rezago puede, así mismo, considerarse una oportunidad de crecimiento. El desafío de las ciudades de ALC es el de innovar aprovechando el potencial latente de la digitalización para impulsar el crecimiento económico, mejorar sus indicadores de calidad de vida, y preparar a su fuerza laboral para el futuro. Sin embargo, lograrlo requerirá mucho más que tecnología.
Una encuesta realizada a más de 150 expertos en ciudades inteligentes de toda la región encontró que los principales obstáculos para la transformación digital no son tecnológicos; los retos más mencionados fueron la necesidad de nuevas políticas públicas para guiar el desarrollo tecnológico, y la falta de articulación entre gobierno, industria y sociedad civil.
Entre otras iniciativas para facilitar la adopción municipal de nuevas tecnologías, la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del BID ha desarrollado el Open Urban Planning Toolbox: una “caja de herramientas” digitales para la gestión urbana, de libre acceso, cuyos componentes se desarrollaron coordinando la experiencia académica y del sector privado en el contexto de proyectos específicos financiados por el BID.
En este proceso de innovación de nuestras ciudades, no podemos olvidar que las nuevas tecnologías traen de la mano nuevos problemas. El flujo, cada vez mayor, de información genera riesgos que deben gestionarse, para asegurarnos de que los beneficios de la transformación digital superen a sus costos. Las principales preocupaciones hacen referencia a cuestiones de privacidad, seguridad y equidad. La omnipresencia de los dispositivos personales conectados a la red, junto al aumento de los enfoques “basados en datos” para la formulación de políticas públicas, aumentan la responsabilidad de los gobiernos y los actores privados en el tratamiento de la información personal y sensible de los ciudadanos. Una de estas nuevas responsabilidades es la provisión de los medios necesarios para prevenir fugas de datos sensibles y ciberataques, que pueden causar un impacto significativo en la economía y en la vida personal de los ciudadanos.
¿Cómo hacer frente a los retos derivados de la transformación digital?
Con el objetivo de ayudar a las municipalidades de la región a gestionar los retos derivados de la transformación digital, el Grupo BID acaba de publicar su primera Política de Privacidad de Datos Personales. Así mismo, desde la División de Vivienda y Desarrollo Urbano también hemos documentado las mejores prácticas en el diseño de políticas basadas en el uso ético de los datos y de algoritmos: en La ruta hacia las Smart Cities (2016), Políticas públicas orientadas por dados: os caminos possíveis para governos locais (2020), y Big Data Urbana: Una guía estratégica para ciudades 2019).
La tecnología, por sí sola, no genera la innovación necesaria para impulsar el desarrollo equitativo de la sociedad. Para alcanzar la transformación digital que deseamos para nuestras ciudades se requiere trabajar en encontrar la respuesta más adecuada a cuestiones como: ¿qué tecnología adoptar?, ¿qué procesos de adquisición utilizar?, o ¿qué requisitos se necesitan para el control de los datos públicos y su infraestructura digital?
Independientemente de la respuesta a estos interrogantes, las nuevas políticas públicas deben ser diseñadas para promover un uso de la tecnología cuyo objetivo final sea reducir las las brechas sociales, evitar barreras de acceso, y representar a todos los sectores de la ciudadanía de manera justa.
Créditos imagen: Tumisu, publicado en Pixabay
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