Kolenkit es un barrio de la ciudad de Amsterdam con mala reputación. Fue construido hace 60 años y se caracteriza por ser una repetición de bloques monótonos de viviendas.
El 95% de ellas cuenta con menos de 60 m2 cada una y están destinadas para el sector de alquiler social. 7.000 personas, principalmente de grandes familias inmigrantes, viven en ellas.
En 2004 fue proclamado el barrio menos popular de la ciudad, con todos los indicadores de habitabilidad en rojo: elevada tasa de desempleo, pobreza, delincuencia juvenil y alta tasa de abandono escolar. Con el fin de prevenir la creación de guetos y mejorar la situación física, social y económica del barrio, el Ministerio de Educación, Cultura y Ciencia y el gobierno del distrito destinaron un presupuesto para inversión social y renovación urbana. Para la parte social se llevó a cabo un concurso que reunía ideas para mejorar la habitabilidad. El ganador sería premiado con la oportunidad y el presupuesto operacional para ejecutar un plan piloto durante 8 meses a partir de agosto de 2010, durante el cual el proyecto debería probar su valor en el barrio.
Finalmente ganó Cascoland, una pequeña organización de artistas, arquitectos y diseñadores comunitarios que ya habían trabajado en el área durante tres años como parte de un estudio de la Universidad de Amsterdam sobre el rol de las empresas culturales en los barrios más desfavorecidos. Su plan se caracterizaba por ser un proceso abierto y participativo, basado en la activación y en el involucramiento de la comunidad local.
Fiona y Roel, fundadores de Cascoland, son los gestores de un proceso cultural de iniciativas e ideas que dotan de significado a la comunidad local, asistiendo a los residentes a formar su propio ambiente. Debido al carácter abierto de su enfoque, el resultado se mantiene incierto, ya que depende de las preguntas y soluciones que se planteen. Una de las ventajas de esta estrategia es que promociona la creatividad, además de favorecer el emprendimiento, proporcionando incentivos a los dueños para mantener sus propiedades, y apoyando un desarrollo sostenible y respetuoso con el medioambiente.
Para conocer mejor a los residentes locales y entender qué servicios o actividades faltan en el área, Cascoland comenzó a organizar cenas abiertas a todo el barrio a fin de crear espacios para intercambiar opiniones. Según los planificadores y políticos, el barrio carecía de habitabilidad. Sin embargo, estos intercambios revelaron que la habitabilidad en sí misma no era percibida como algo problemático por los residentes. Gracias al conocimiento recogido, Cascoland empezó a desarrollar intervenciones pequeñas, creando nuevos significados, experiencias, entendimientos, relaciones y situaciones.
Las familias locales, muchas originarias de áreas rurales de Marruecos y Turquía, expresaron desde el primer momento su interés por tener más y mejores espacios de reunión. Los esfuerzos se enfocaron en recuperar un gran espacio vacante que, aunque estaba rodeado por una valla, gozaba de una posición privilegiada en el barrio, próximo a varias tiendas y vías peatonales. El terreno pertenecía al distrito, quien se mostró inicialmente reticente a hacerlo disponible. No obstante, Cascoland garantizó la naturaleza temporal y móvil del proyecto, por lo que finalmente el gobierno del distrito decidió ceder el terreno para la iniciativa. Las propuestas de los residentes se tradujeron en más de 20 proyectos concretos, diseñados entre Cascoland y la comunidad local:
Zona de barbacoa:
Jardines móviles:
Pista de patinaje para los más pequeños:
Y hasta gallineros:
Los artistas de Cascoland organizaron diversos talleres para ayudar a los residentes a gestionar y tomar el control de todos los proyectos. Se pudo observar que la felicidad de los residentes incrementó durante este proceso, ya que eran capaces de replicar diferentes hábitos y actividades típicas de la vida en sus países de origen. Además, como las intervenciones eran propuestas por los vecinos, representaban su compromiso a cuidar y gestionar el espacio público.
El proyecto de los gallineros móviles, cuidados por varias familias del barrio, tuvo tanto éxito que muchos otros barrios de la ciudad comenzaron a mostrar interés. Los miembros de Cascoland vieron esto como una oportunidad para implementar otro importante aspecto de su enfoque: empoderar a la comunidad. Ellos mismos ayudaron a otros barrios a obtener el permiso necesario de la oficina del distrito para poder ampliar del proyecto de forma independiente.
En definitiva, el caso de Kolenkit es un buen ejemplo de cómo la práctica artística y cultural, ligada a la teoría urbana y espacial, puede no solo responder rápidamente a las necesidades sociales identificando problemas menos visibles por las autoridades, sino además transformar la forma de hacer urbanismo en la ciudad.
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Todas las fotos pertenecen a sus respectivos autores.
JESUS dice
tremendo ejemplo de vida como salir adelante, pero con el apoyo de ellos mismo. y tener una vida digna.
Ramón Zamora dice
Hola Jesús, muchas gracias por tu comentario. Efectivamente las comunidades siempre tratan de salir adelante, y con la unión de ellos mismos han logrado mejorar su calidad de vida y su entorno. Sin olvidar las relaciones entre comunidad – sociedad – gobierno.
XAVIER NUÑEZ GAMEZ dice
Excelente articulo. Siempre es grato leer propuestas ambientales urbanisticas, relacionadas con la cultura, arquitectura y el arte. Involucrando a la comunidad a que en conjunto con sociedad, y gobierno den mejores resultados.
Ramón Zamora dice
Hola Xavier. Muchas gracias por tu comentario. Este tipo de propuestas aportan mucho a las comunidades, especialmente las más desfavorecidas. Y además con un bajo costo. No se necesitan muchos recursos para llevar a cabo estas intervenciones. Se trata de sentido común, y de una organización que ha sabido adaptarse a trabajar con las comunidades y evolucionar conjuntamente con excelentes resultados.
Lidia Diaz dice
Una brillante iniciativa que se debe repetir en muchos lugares del mundo,ya que ahora estamos mas comunicados los conocimientos se deben transmitir y todos ganan con LA CADENA DE CONOCIMIENTOS PARA EL BIENESTAR HUMANO.