La Visión 2025 del BID busca dar respuestas para cerrar las brechas en América Latina y el Caribe (LAC) que permitan a las mujeres acceder a oportunidades de trabajo y capacitación en el sector de transporte
Por Nicole Moscovich*, Laureen Montes y Valeria Bernal* del Transport Gender Lab
Según la OIT en 2013 las mujeres son solo el 2% de los empleados totales del sector marítimo. En Latinoamérica, las mujeres representan solo 15% del sector de transporte. En Colombia sólo 10% de egresados de ingeniería mecánica son mujeres (López y Herrera Brunal, 2021), mientras que, según datos de la Universidad Tecnológica Nacional Argentina, las alumnas de Ingeniería Naval son solo el 15,7%.
¿Por qué hay menos mujeres en carreras vinculadas al sector de transporte?
Primeros Pasos
De pequeña Juana siempre se sintió incómoda cuando sus compañeros varones la miraban mal cada vez que quería jugar con ellos a las carreras de autos o a ser astronautas. Con frecuencia, la mandaban a jugar con muñecas. Poco entendía por qué la recriminaban.
Las niñas tienen juguetes asociados a los roles que se esperan de ellas en la sociedad. Lo mismo pasa con los niños, aunque en este caso los autitos se vuelven los más comunes. También los disfraces: princesa para niñas, astronautas para niños.
El paso de los pequeños por el colegio influye y juega un gran papel en sus elecciones posteriores. La escuela funciona como dispositivo de socialización y culturalización. En ella se interiorizan algunos patrones arraigados previamente en la sociedad, vinculados al sexo, donde el niño se vincula con las tareas de trabajo y las niñas con las tareas de cuidado.
Hay representaciones y roles que les son asignados de forma diferenciada a mujeres y varones. Estudios en México indican que las carreras de ingeniería y matemática (profesiones de alto estatus económico y científico) son generalmente preconcebidas para varones. Al tiempo, las profesiones vinculadas a las tareas de cuidado y educación como la docencia y enfermería (con menores salarios) son carreras de mujeres (Talavera Torres, 2014).
Una publicación en la revista Science revela que los estereotipos que asocian a los hombres, pero no a las mujeres, el intelecto puede afectar las elecciones académicas de ellas.
En este sentido, aquellos campos de estudio a los cuales se les otorga un gran valor a la brillantez (por ejemplo, matemáticas y física) tienen proporciones más bajas de mujeres estudiando. Sin embargo, al analizar las notas alcanzadas por las niñas y niños en la escuela, no se encuentran diferencias significativas, pero sí en las percepciones de estos dos grupos sobre la brillantez.
Por lo tanto, es importante investigar la adquisición del estereotipo brillante = hombres en la infancia, cuando los niños ingresan a la escuela, para entender las razones que alejan a las niñas de estas carreras.
Carrera y desarrollo profesional
Un estudio del BID encontró que, de los encuestados, solamente un 3% de los estudiantes cree apropiado que las mujeres trabajen en carreras STEM duras como la industria mecánica e ingenierías, y 60% cree que los varones pertenecen naturalmente a estos campos de estudio. También, arrojó que existen percepciones vinculadas a la sensación de discriminación y pertenencia (81%) en estas áreas que operan como desincentivos para las mujeres a elegir carreras STEM.
Las mujeres enfrentan muchas barreras para ascender en posiciones de liderazgo corporativo, como la discriminación basada en el género o el sesgo de género inconsciente que se define como asociaciones mentales involuntarias y automáticas basadas en el género, derivadas de tradiciones, normas, valores, cultura y/o experiencia. Estas vinculaciones que se realizan de manera automática inciden en la toma de decisiones donde, ese pensamiento rápido, se encuentra sesgado por los estereotipos de género.
Una encuesta de percepción australiana sobre mujeres profesionales en STEM (2015), encontró que 60% de las encuestadas estuvo de acuerdo en que el sesgo inconsciente había afectado negativamente su avance profesional en el sector.
Todo lo anterior contribuye a entender por qué las mujeres se encuentran subrepresentadas en estos sectores. Según la OIT, en 2013 las mujeres son solo el 2% de los empleados totales del sector marítimo. En LATAM las mujeres representan solo el 15% del sector de transporte (BID, 2022). En Colombia el 10% del total de egresados de ingeniería mecánica son mujeres (López y Herrera Brunal, 2021). Según datos de la Universidad Tecnológica Nacional Argentina, las alumnas de Ingeniería Naval son solo el 15,7% (Moscovich, 2020)
En este sentido, los sesgos, la falta de perspectiva de género, la cultura y los prejuicios colaboran con la baja participación de mujeres en los diversos sectores de la infraestructura. Una publicación del BID manifiesta la importancia de pensar transversalmente en términos de género en el sector del transporte. Por eso, uno de los objetivos planteados se relaciona con promover una mayor participación de la mujer en empleos no tradicionales vinculados con la construcción de infraestructura de transporte y la operación de los servicios de transporte.
Trabajar para eliminar barreras de género en las carreras vinculadas al transporte es esencial, para que niñas como Juana sean libres en jugar y estudiar lo que les apasiona.
Autoras externas

Nicole Moscovich
Consultora en políticas públicas, especializada en desarrollo económico, género y datos. Licenciada en Ciencia Política (UBA) y Publicidad (UCES). Con una Maestría en Políticas Públicas con orientación en desarrollo económico por la Universidad Torcuato Di Tella (tesis en proceso). Diplomada en análisis de datos aplicados al desarrollo de políticas públicas. Con vasta experiencia como consultora para gobiernos y sector privado. Ha trabajado temas como Big Data, género y mercado laboral, desarrollo productivo, análisis de datos para la elaboración de diagnósticos económicos y evaluación de impacto. Docente universitaria.

Valeria Bernal
Valeria Bernal es consultora externa del Transport Gender Lab del Banco Interamericano de Desarrollo. Arquitecta de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín y Master en Planificación Urbana y diseño de políticas del Politécnico de Milán, su investigación ha estado enfocada en la gobernanza en los sistemas de transporte público de Colombia. Su experiencia profesional ha estado vinculada principalmente con el diseño y la planificación urbana. Anteriormente trabajó como arquitecta líder de proyectos en la Agencia para la gestión del paisaje, Patrimonio y las Alianzas Público Privadas (Medellín), y con el Departamento Administrativo de planeación (Medellín) donde participó en la formulación de los macroproyectos urbanos del Área de Intervención estratégica MEDRío y los planes parciales en su interior asociados al Plan de Ordenamiento Territorial, lo cual obtuvo mención de honor en la Bienal de Arquitectura de Colombia.
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