¿Cómo puede el transporte público urbano facilitar las duras jornadas de las mujeres que trabajan en sectores esenciales en el contexto de coronavirus?
Mantenimiento de servicios esenciales.
El transporte público es esencial para garantizar el acceso a los servicios de salud y otras actividades esenciales durante la pandemia. Incluso con una operación reducida para evitar aglomeraciones y reducir el contagio del virus, estos servicios de transporte son indispensables, especialmente para los profesionales de la salud[1] y para las poblaciones vulnerables (por ejemplo, trabajadores informales). Para ambos grupos, es de suma importancia que el transporte público continúe funcionando, satisfaciendo las necesidades básicas de seguridad y comodidad, pero también adaptándose para incorporar los protocolos de limpieza que garanticen la confianza de los usuarios.
Mujeres a la vanguardia del combate y la exposición al coronavirus.
Las mujeres están a la vanguardia en la lucha contra el coronavirus y, al mismo tiempo, son las más expuestas al virus. Por un lado, ellas son la mayoría (67%) de los profesionales de la salud en todo el mundo (OMS, 2019). Por otro lado, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que casi la mitad de la fuerza laboral femenina se encuentra en condiciones informales (OIT, 2017). Además de realizar esas tareas de trabajo remunerado, las mujeres también asumen una gran parte de las tareas asociadas al cuidado de los niños y adultos mayores en sus hogares. La OIT estima que las mujeres realizan el 76,2% del trabajo de cuidado no remunerado, 3,2 veces más que los hombres (OIT, 2018). Partiendo de estos datos, es evidente que el cierre masivo de escuelas, guarderías y hogares de ancianos[2] afecta a las mujeres en manera desproporcionada. Además, las exhaustivas condiciones de trabajo que estas mujeres enfrentan diariamente generan estados de estrés y agotamiento nervioso. Estas condiciones pueden verse exacerbadas por dificultades vinculadas a la dinámica de la movilidad diaria: inseguridad (por violencia o contagio del virus), largos tiempos de espera en paradas, limitada capacidad de los vehículos, entre otros. Estos elementos deben ser considerados e incorporados al momento de definir los planes de contingencia de los sistemas de transporte público y por eso es tan importante que las medidas adoptadas analicen la intersección entre la movilidad urbana y la pandemia desde una perspectiva de género.
El transporte público como agente de protección en tiempo de coronavirus.
El mantenimiento de los servicios públicos y las actividades esenciales es fundamental para enfrentar y superar la emergencia sanitaria. En este sentido, el transporte público debe mantener sus actividades, incluso en un régimen de operación reducido, con el objetivo de garantizar la movilidad de los trabajadores esenciales y mantener un cierto nivel de demanda, que también ayude a las empresas concesionarias a superar este período de crisis.
El desafío es: garantizar condiciones de movilidad asépticas, con seguridad y comodidad en las rutas de ida y vuelta del trabajo de estos guerreros que arriesgan sus vidas, día tras día.
En respuesta a ese desafío, las ciudades han tomado algunas medidas para mejorar la calidad de los servicios de transporte y a continuación destacamos algunas de ellas:
Acciones enfocadas en la protección de las y los usuarios.
- Vehículos exclusivos temporales para profesionales de la salud con el objetivo de: (i) facilitar el viaje hacia y desde los lugares de trabajo; (ii) proteger contra posibles contagios entre otros usuarios.
- Publicación de horarios y paradas georreferenciadas, para facilitar la planificación de los viajes en tiempo real y minimizar los tiempos de espera en las paradas y estaciones.
- Implementación de mecanismos de comunicación de emergencia en paradas de autobús y estaciones de ferrocarril para denunciar casos de acoso.
- Provisión de canales de comunicación para asistencia psicológica y denuncias de violencia.
Acciones para mejorar el confort y reducir el estrés por el viaje.
- Garantizar un número máximo de pasajeros, para que puedan viajar sentados (como en Tallahassee, Estados Unidos);
- Facilitar el acceso a internet en los medios de transporte y estaciones, permitiendo la recepción de información, incluso en lugares donde no hay cobertura de internet móvil;
- Garantizar espacios adecuados para colocar equipos y objetos personales a fin de evitar la contaminación de otras áreas del vehículo o vagones.
Acciones operativas para reducir el tiempo de viaje y facilitar el acceso al transporte público.
- Reemplazo de boletos de papel por tarjeta, para reducir el contacto en las estaciones (como en Auckland, Nueva Zelanda);
- Sistema para recargar tarjetas en línea o mediante aplicaciones móviles (como en Auckland, Nueva Zelanda);
- Tarifa cero o reducida para profesionales de la salud y para la población vulnerable registrada en algún programa de asistencia gubernamental;
- Identificación de rutas urbanas estratégicas para satisfacer esta demanda de manera optimizada, con horarios que consideran los horarios de turnos.
Acciones de limpieza para prevenir el contagio por coronavirus y otras enfermedades infecciosas.
- Sistemas de control de temperatura (como en las estaciones de metro en China, en Recife-PE o en un supermercado en Guarulhos-SP);
- Límites al número de pasajeros por vehículo / vagón (como en Tallahassee, Estados Unidos);
- Suministro de equipos de protección personal: alcohol gel (como en São Paulo-SP), máscaras, guantes, etc;
- Presentación de material informativo sobre higiene para lavado de manos y orientación sobre síntomas y prevención de la enfermedad
Acciones específicas para mejorar los servicios de transporte con perspectiva de género.
- Ofertar transporte seguro sin costo a los trabajadores que están siendo capacitados a través de cursos prácticos presenciales destinados a combatir la pandemia;
- Garantizar oferta de transporte a guarderías públicas, centros comunitarios, madres lactantes y en general para madres solteras o sin una red de apoyo familiar;
- Garantizar oferta de transporte interurbano para la movilización de profesionales que se requieren entre estados y municipios;
- Acuerdos de cooperación con los concesionarios de transporte público, para garantizar su supervivencia financiera en tiempos de crisis y, al mismo tiempo, garantizar la provisión de transporte para los profesionales de la salud.
Todas las medidas descritas en este blog no tienen un orden específico, y, en realidad podrían implementarse en paralelo para potenciar sus efectos positivos. Asimismo, es evidente que estas acciones deben coordinarse entre entidades gubernamentales de diferentes ámbitos, y en cooperación con las empresas concesionarias de manera estratégica, con el objetivo de optimizar el uso del transporte público, garantizar la supervivencia de los operadores y satisfacer la demanda por viajes esenciales para enfrentar COVID-19. Otro valor agregado de esta coordinación multisectorial es la posibilidad de repensar los sistemas de movilidad de las ciudades y avanzar tanto en cuestiones operativas como de seguridad de los usuarios. Pero, sobre todo, para repensar cómo nuestros sistemas de transporte público pueden evolucionar para convertirse en verdaderos catalizadores para la igualdad de género. Este período de crisis debe verse, por tanto, como una oportunidad de reinvención, donde la transición y la recuperación para el restablecimiento de las actividades se guíen por mejoras a favor de servicios de transporte más inclusivos y accesibles, y no por un retorno al status quo que existía antes de la pandemia.
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