El Área Metropolitana de La Paz representa el segundo centro urbano más grande de Bolivia (en términos de población). Esta conurbación está integrada por las municipalidades de Nuestra Señora de La Paz, El Alto, Viacha, Achocalla y Mecapaca, y cuenta con aproximadamente 1.8 millones personas, de las cuales la mitad son mujeres, Instituto Nacional de Estadísticas, 2018 (INE). La Paz y El Alto se caracterizan por sus dinámicas socioeconómicas complementarias, que se evidencian a través de los viajes pendulares que se dan entre ambas ciudades. Más de un millón de personas utiliza el sistema de transporte del área metropolitana y de éstos, 900 mil pasan por o viajan hacia el Municipio de La Paz.
En La Paz, los datos desagregados por sexo muestran que son las mujeres quienes utilizan en mayor proporción el transporte público (76,7% vs 73%).
El subsistema tradicional mueve la mayor parte de usuarios en el área metropolitana. El 69% de la población encuestada en 2017 lo mencionó como el sistema de transporte que usa con preferencia (La Paz como vamos).
Desde una perspectiva de género, la atomización de la oferta de transporte del sistema convencional puede crear dificultades para las mujeres con patrones de movilidad complejos, como sobrecostos y viajes más largos. Últimos datos muestran que el motivo de viaje entre hombres y mujeres difiere en la proporción de mujeres que van al trabajo (4,9 puntos porcentuales menos) y aquellas que hacen compra o abastecimiento de negocio (2,2 puntos porcentuales más).
Otro desafío importante para las mujeres usuarias del transporte público en el área metropolitana es el acoso sexual. En el departamento de La Paz, 92,6% de mujeres de 15 años o más ha vivido algún tipo de violencia en el ámbito social a los largo de su vida[1] (INE, 2016). Un estudio en 2019 para conocer los efectos del acoso sexual en el transporte público en El Alto, encontró que de los 850 usuarios de transporte entrevistados el 22% fue víctima de contacto sexual no deseado, principalmente caricias y roces con zonas erógenas. Por esto, las personas modifican sus viajes, rutas y buscan el apoyo de otras mujeres para sentirse seguras en los diversos medios (Kash, 2019).
La Paz ha implementado diversas iniciativas buscando identificar y combatir el acoso callejero y reforzar la seguridad en sistemas de transporte público.
Por ejemplo, en 2014 se lanzó la campaña “Cartas de mujeres”. 17.000 mujeres presentaron sus testimonios sobre la violencia sufrida durante sus vidas, con más de nueve tipos de violencia clasificados. Esto permitió visibilizar el acoso callejero como una de las violencias más comunes vividas diariamente. Desde 2015, el Observatorio contra el acoso callejero trabaja identificando situaciones de acoso y generando conciencia participando en diversas campañas principalmente en colegios y universidades.
El acoso callejero y violencia hacia las mujeres en el transporte y espacios públicos afecta a su libertad de movimiento y derecho a la ciudad.
Es esencial diseñar las ciudades y el transporte desde una perspectiva de género, es decir, tomando en consideración las necesidades diferenciadas de todas las personas. La adhesión de El Alto, en 2018, a la iniciativa “Ciudades Seguras y Espacios Públicos Seguros” de ONU Mujeres apunta en esa dirección. Por ejemplo, el programa ha priorizado intervenciones para crear espacios públicos inocuos, accesibles y seguros, especialmente para las mujeres aimara migrantes. Se crearon herramientas para prevenir y responder al acoso en el espacio público. Como la señalización para saber situarse como parte elemento fundamental en la prevención del acoso e iniciativas para activar los espacios públicos, como partidos de fútbol femenino abiertos a la comunidad (ONU Mujeres, 2020).
En 2016, la empresa Mi Teleférico lanzó la “tarjeta mujer”. Esta tarjeta de pago por contacto es para todas las mujeres usuarias y cuenta con beneficios como menor tiempo de espera en línea y tarifas promocionales. Las mujeres son las mayores usuarias del transporte público en La Paz. Garantizar que su experiencia en este y en el espacio público en general sea seguro es fundamental. Iniciativas como esta son un inicio a la inclusión de la perspectiva de género en el desarrollo urbano de la ciudad. Con leyes y políticas públicas que aseguren una vida libre de violencia, aseguramos igualdad de oportunidades y derechos de mujeres y niñas de La Paz.
[1] abuso emocional, hostigamiento y violencia física en espacios laborales; humillaciones y agresiones físicas y sexuales en la vida escolar de la mujer; abuso sexual y violaciones en espacios públicos, por amigos, conocidos, desconocidos o por parte de familiares distintos a la pareja
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