El acoso sexual en el transporte público es una de las principales manifestaciones de violencia basada en género, ¿cómo combatirlo?
¿Alguna vez has sido víctima de acoso sexual mientras te movilizas por tu ciudad? Probablemente te ha pasado más de una vez. El acoso sexual en el transporte público es una de las principales manifestaciones de violencia basada en género, y afecta principalmente a las mujeres y la población LGBTIQ+ a la hora de movilizarse por nuestras ciudades.
Un estudio del Ministerio de Transportes y Comunicaciones del Perú en 2020 encontró que en Lima y Callao 65% de las mujeres encuestadas han sufrido acoso sexual en el transporte público. Asimismo, en 2014 Lima fue clasificada como la tercera ciudad con el sistema de transporte más peligroso para las mujeres en el mundo después de Ciudad de México y Bogotá.
Un problema enraizado y normalizado
Lamentablemente, el acoso y la violencia sexual son problemáticas que culturalmente se han normalizado en nuestra vida privada (como en el hogar) y pública (como en el transporte público y el espacio urbano). Las personas tienen muchas dudas y creencias ambiguas sobre qué es y qué no es acoso.
Para lograr un cambio positivo en el comportamiento de las personas es necesario primero reflexionar y modificar actitudes que reflejan violencia de género que por años se han maquillado de “normales”. Es fundamental entender el problema desde su raíz, analizando las percepciones que tienen hombres y mujeres sobre el acoso sexual en el transporte público.
Un estudio cualitativo, financiado por el BID y realizado en Lima y el Callao (Perú), buscó explorar la percepción que usuarias, usuarios y operadores tienen sobre el acoso sexual y su abordaje en el transporte público. Dentro de los resultados, la normalización del acoso es una de las más evidentes. (Janos, 2021).
Los entrevistados en esta investigación consideraban que las miradas y los piropos, que son formas de acoso verbales, y gestuales podían ser malentendidos, y que la intención con la que se realizaban determinan si son o no un acto de acoso. Y la gran mayoría de los hombres señalaron que para ellos eran acciones válidas para interactuar con una mujer. Sin embargo, tanto las miradas y los piropos son formas de acoso y de las más comunes en el transporte público junto a los tocamientos y roces.
Cambiar comportamientos, yendo al núcleo del problema
¿Cómo podemos enfocar los esfuerzos en una prevención sistemática que tenga un alto impacto y sea duradera en el tiempo? Una iniciativa del Transport Gender Lab del BID, junto con la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) y el Behavioral Insights Team (BIT), está desarrollando una intervención basada en ciencias del comportamiento para reducir la violencia sexual en el Transporte público en Lima y Callao. Para cambiar de raíz el acoso en el transporte.
Las ciencias del comportamiento se han convertido en un aliado para las políticas públicas. Al entender las conductas de las personas, no siempre de manera racional, basados diferentes sesgos o prejuicios. Y en este caso ocurre con la normalización que históricamente hemos hecho ante el acoso o el temor a denunciar al agresor en caso de ser víctima. Estas son apenas el principio de las barreras que se enfrentan a la hora de responder al acoso de forma adecuada.
Las víctimas también sienten que habrá indiferencia por terceros en caso de levantar la voz. También, los ciudadanos que puedan observar una situación de acoso sufren una barrera o dificultad para percibir la agresión o identificarla como acoso, debido a la normalización de la violencia o la falta de conocimiento o información sobre cómo actuar en casos de presenciar acosos callejeros.
Los operadores de servicio también perciben que es una pérdida de tiempo y dinero, sienten miedo a las reacciones de otros pasajeros y de los empleadores por los posibles retrasos que puede generar actuar en estas situaciones.
Las intervenciones basadas en ciencias del comportamiento se caracterizan por obtener resultados de bajo costo, fáciles de implementar y con un impacto a largo plazo y este será el primer proyecto con este enfoque en la región.
Superar las barreras para obtener respuestas efectivas al acoso
Las intervenciones que se plantean en Lima y Callao se enfocan en la prevención inmediata y la educación en contra del acoso sexual en el transporte público. Entendiendo las limitaciones del transporte público para realizar prevención inmediata, se busca contribuir adicionalmente a la implementación efectiva del protocolo de atención como mecanismo de protección y educación contra el acoso.
La iniciativa es una de las primeras en utilizar ciencias del comportamiento para combatir de forma sistemática la problemática que representa el acoso en el transporte público. Un ejemplo concreto lo encontramos únicamente en Bangladesh donde, basados en información similar a la de este proyecto, se diseñaron carteles dentro de los autobuses con el objetivo de informar e incentivar a las personas a intervenir y detener de forma segura el acoso.
Cada 25 de noviembre se conmemora el día internacional contra la violencia de género. Combatir el acoso en el transporte es luchar por la igualdad de género que promueve el BID:
El acoso contra las mujeres sucede en las calles, en el autobús, en las estaciones…
Y para ti, ¿qué es acoso? ¿Cómo puedes contribuir a combatirlo y prevenirlo?
Sobre autores
Andrew Morrison
Jefe de la División de Género y Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo. Antes de incorporarse al BID, tuvo el cargo de Economista Principal del Grupo de Género y Desarrollo del Banco Mundial y se desempeñó también como Coordinador Regional en Género para América Latina y el Caribe dentro de la misma institución. Ha sido Profesor Asociado de Economía en la Universidad de Tulane y en la Universidad de Nuevo México. Ha publicado libros y artículos en temas de igualdad de género, migración internacional, mercados laborales y prevención de violencia. Obtuvo su Doctorado en Economía en la Universidad de Vanderbilt.
Florencia Tufró dice
Hola quisiera un poco mas de información sobre el estudio que financió el BiID en Perú, sobre la percepción de las situaciones de acoso en medios de transporte de usuarios/as y operadores/as. En Argentina, desde un equipo de investigación de la Obra Social Ferroviaria (OSFE) estamos emprendiendo un estudio de similares características, y nos seria muy útil ´poder contar con los antecedentes del trabajo realizado en Perú. Nuestro abordaje también es desde las ciencias del comportamiento, y el proyecto estará financiado, por el Consejo Económico y Social de nuestro país, a través de una convocatoria abierta para proyectos sócales.