El transporte desempeña un rol fundamental en el desarrollo socioeconómico, permitiendo el acceso a oportunidades de salud, empleo y educación, así como a bienes y servicios clave para la vida moderna. Sin embargo, en las últimas décadas el incremento de la frecuencia y severidad de lluvias, sequías y temperaturas extremas, entre otros fenómenos climáticos, ha derivado en fallas e interrupciones en infraestructuras y servicios de transporte, con significativos costos para las economías y poblaciones de los países de América Latina y el Caribe (ALC).
¿Cómo podrían estos eventos impactar en las infraestructuras de transporte críticas en la región?
En este blog resumimos los hallazgos de la publicación insignia “Transporte 2050: el camino hacia la descarbonización y la resiliencia climática en América Latina y el Caribe”.
Por ejemplo, recientemente fue necesario limitar significativamente las operaciones del Canal de Panamá por los bajos niveles de agua observados en los lagos que alimentan su sistema de esclusas, debido a la escasez de lluvias. La reducción en la capacidad del canal resultó en demoras e incrementos en los fletes, aumentando los costos logísticos. Las previsiones climáticas a 2100 sugieren que, de no tomar medidas decisivas a nivel mundial, la temperatura global seguirá en aumento, con el consecuente incremento e impacto de eventos climáticos extremos.
Impactos históricos del cambio climático sobre el sector transporte
En los últimos años, América Latina y el Caribe ha experimentado un incremento en el número de desastres naturales ocasionados por eventos climáticos extremos. Argentina, Brasil, Colombia, Haití, México y Perú concentran la mayor frecuencia de inundaciones y ciclones tropicales desde 1900 (Figura 1), los dos tipos de desastres naturales reportados con mayor frecuencia en la región.
Los sistemas de transporte de la región se han visto particularmente afectados por estos fenómenos. Por ejemplo, el paso de la tormenta tropical Eta y el huracán Iota por Honduras en 2020 generó daños por US$82 millones en la infraestructura de transporte y pérdidas estimadas en US$59 millones por la interrupción de servicios de transporte. De forma similar, el paso del Huracán Dorian por Las Bahamas en 2019 resultó en más de US$88 millones en daños y pérdidas para el sector transporte.
Existen diversos factores que aumentan la exposición y vulnerabilidad del sector transporte al cambio climático (CC), incluyendo la ubicación geográfica de los activos, la redundancia de las redes de transporte, los estándares de diseño de la infraestructura y las características socioeconómicas de cada país. Por ejemplo, los sistemas de transporte de los países del Caribe son especialmente vulnerables ante tormentas tropicales por su ubicación geográfica y el menor tamaño de sus economías. En general, los países con menores ingresos enfrentan mayores consecuencias y dificultades para recuperarse después de eventos climáticos extremos, ya que suelen tener infraestructura de menor cobertura y calidad, y menores recursos disponibles para reparar los daños.
Desafíos futuros del cambio climático para el sector transporte
Si no se implementan medidas de adaptación, el CC podría generar importantes amenazas para diferentes modos de transporte de la región. Los incrementos proyectados en el nivel del mar podrían causar inundaciones en diversos aeropuertos costeros, limitando las actividades turísticas y la conectividad de ciertas zonas, especialmente en países insulares. De forma similar, numerosos puertos clave podrían sufrir inundaciones a causa de esta misma variable. Se destacan las implicaciones para la red de transporte marítimo regional por afectaciones en puertos clave como los de Panamá (Figura 2).
Para las carreteras, se espera que los incrementos en temperaturas extremas aceleren el deterioro de pavimentos, mientras que las precipitaciones extremas incrementan la probabilidad de deslizamientos por saturación del suelo. Las proyecciones indican que la infraestructura vial de países de menor tamaño estará especialmente expuesta a incrementos extremos de temperatura (Figura 3). Por su parte, la red de carreteras del Cono Sur experimentaría los mayores incrementos en la precipitación máxima acumulada durante cinco días consecutivos.
Teniendo en cuenta las amenazas que el cambio climático genera sobre el sector transporte, el BID apoya a los países de la región en la identificación de riesgos y en la elaboración e implementación de estrategias de adaptación para mejorar la resiliencia de sus sistemas de transporte. En República Dominicana, por ejemplo, el empleo de la metodología Blue Spot permitió priorizar la inversión en la red vial y seleccionar las medidas de adaptación requeridas. Al mismo tiempo, sus resultados apoyaron la gestión y desarrollo del Programa de Rehabilitación y Mantenimiento de Infraestructura Vial en la República Dominicana y la Rehabilitación de la carretera Duarte (tramo Navarrete-Montecristi) dentro del Programa de Rehabilitación y Ampliación del Puerto de Manzanillo. Para continuar profundizando acerca de la resiliencia del sector transporte en la región, te invitamos a consultar nuestra publicación sobre transporte y cambio climático.
Descarga aquí nuestra publicación insignia sobre transporte y cambio climático en la región: Transporte 2050: el camino hacia la descarbonización y la resiliencia climática en América Latina y el Caribe.
Autores externos
María Eugenia Rivas
María Eugenia Rivas es economista de transporte con más de diez años de experiencia en el sector, trabajando en equipos multidisciplinarios en servicios de consultoría y organismos internacionales. Tiene experiencia en diseño de políticas, investigación y regulación, gestión de proyectos y análisis económico en el sector transporte, con foco en transporte sostenible. Se ha desempeñado como asesora de movilidad eléctrica para las Naciones Unidas y como consultora del BID en el Departamento de Infraestructura y Energía. Previamente, trabajó en servicios de consultoría, asesorando al sector público y privado en las áreas de evaluación socioeconómica, planificación y regulación del transporte. María Eugenia es graduada de la maestría en Economía del Transporte de la Universidad de Leeds (Reino Unido).
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