En los últimos años, la actividad portuaria se ha incrementado debido a la evolución del comercio internacional, el desarrollo de las cadenas de suministro globales y una mayor demanda de servicios logísticos. En este contexto, las ciudades-puerto se han convertido en importantes vías de acceso a mercados externos, a la par que conectan cargas marítimas y terrestres. Si bien ello ha redundado en significativos beneficios para el desarrollo económico local, también ha potenciado las externalidades negativas del transporte, entre las cuales se encuentra la congestión vial. En este blog analizamos el impacto de la obra del Paseo del Bajo en Buenos Aires, como medida para mejorar el tráfico urbano en zonas aledañas al puerto y evidenciamos que una mejora en la relación puerto-ciudad tiene un efecto directo en la calidad de vida de los ciudadanos.
Desde la Revolución del Contendor en 1956, con el icónico viaje desde Nueva York hasta Houston, la relación puerto-ciudad ha evolucionado considerablemente.
Esto se debe a reducciones en tiempos y costos de transbordo entre camiones y buques, y posibilidad de enviar carga de regreso usando el mismo contenedor. Sumando la actividad de cruceros, esta relación trae beneficios significativos para la ciudad; generación de empleo en servicios logísticos y turísticos; incremento del acceso a mercados internacionales; y la transferencia de conocimiento por parte de las industrias relacionadas con la actividad portuaria. Según la OECD, el valor agregado en el grupo de puertos en Rotterdam durante el 2007 representó 10% del PIB regional y en el grupo de puertos de El Havre/Ruan este valor alcanzó el 21%.
La concentración de actividades económicas en espacios reducidos, frecuentemente ubicados en puntos centrales de las ciudades-puerto, unido al tráfico propio del área portuaria, conlleva externalidades negativas. Principalmente, hablamos de congestión vial. En este blog anterior, se presentó como el uso de datos crowdsourcing recolectados por Waze permitió calcular el nivel de congestión de tráfico en las áreas portuarias y, en conjunto con los datos de MarineTraffic, estimar el impacto de la actividad de cruceros. En el caso de Buenos Aires, se reportó que la congestión de tráfico durante los días de actividad de cruceros fue 30% mayor. Este es un dato no menor dado que, al encontrarse el puerto próximo a la zona central de la ciudad, el incremento en la congestión tiene un impacto potencial importante en las principales actividades de Buenos Aires.
Para reducir este impacto, las autoridades sectoriales disponen de acciones de política para gestionar de forma oportuna tanto el transporte de carga, de entrada y salida al puerto, como la movilidad de pasajeros, motorizada o activa (peatones y bicicletas).
Esto permite una mejor interacción de la ciudad y sus dinámicas con el acceso al puerto. La separación del tráfico portuario del tráfico urbano es una medida que ha demostrado su impacto positivo en ciudades-puerto como Los Ángeles, Miami y Amberes. El 27 de mayo de 2019 Buenos Aires inauguró la obra del Paseo del Bajo. Ésta consiste en una autopista semi soterrada con diseño de trinchera abierta; exclusiva para tránsito pesado y autobuses de larga distancia, en una zona neurálgica de la ciudad, caracterizada por un alto nivel de congestión vial.
Según el Gobierno de Buenos Aires, unos 91 mil vehículos particulares, 28 mil pasajeros de buses y 15 mil vehículos pesados de carga solían atravesar todos los días el centro porteño. Todos ellos obligados a compartir los mismos carriles viales, sin que este lugar fuese su destino (Gobierno de Buenos Aires, 2019).
El gran afluente de carga en el área se da por la importancia de las conexiones al puerto de la ciudad y a la terminal Ómnibus de Retiro.
Frente a una demanda de tráfico creciente, la carencia de infraestructura apropiada hacía insostenible la movilidad en el microcentro (eje Madero-Huergo); con efectos en la conectividad de las distintas zonas de Buenos Aires y su Área Metropolitana (AM). Esta zona estaba entre las más congestionadas del AM. Principalmente en las venidas Alicia Moreau de Justo y Huergo, ocasionando, además de alta congestión, otra serie de externalidades negativas (Gobierno de Buenos Aires, 2019).
El Paseo del Bajo se extiende ahora desde la autopista Buenos Aires-La Plata, hasta su empalme en el norte con la autopista Illia (Figura 1). La obra recorre las avenidas Alicia Moreau de Justo y Huergo-Madero, las avenidas Ramos Mejía, Antártida Argentina y Castillo. La extensión de este proyecto es de 7,1 kilómetros, con 12 carriles nuevos, 15 cruces transversales (cinco son peatonales). Incluye un total de 13,6 hectáreas de espacio público y verde (Gobierno de Buenos Aires, 2019b).

¿Ha sido exitoso el proyecto de Buenos Aires, como lo ha sido en otras ciudades-puerto?
En nuestra próxima publicación sobre congestión en las ciudades de América Latina y el Caribe respondemos a esta pregunta. Los resultados de nuestra evaluación de impacto indican que la reducción promedio de la congestión ocasionada por la inauguración de la obra fue de un 18%, con respecto al período previo al evento (Figura 2). Con la alta desagregación temporal de los datos recolectados, logramos hacer una estimación por submuestra. Ésta permitió confirmar que la reducción se dio principalmente en las horas pico; con una disminución del 26% en el periodo 7-11am, y del 30% en el período 3-8pm.
¿Qué beneficios ha traído esta reducción para los habitantes de la ciudad?
Nuestros resultados muestran una reducción promedio del 18% del tiempo parado en tráfico para los vehículos que transitan por la zona. Se considern los primeros 30 días laborales posteriores a la inauguración de la obra y un promedio de 72.461 horas totales que los ciudadanos perdían por día en esta área debido a congestión de tráfico. Lo que es equivalente a un ahorro mensual de 391.228 horas, ahorro que se mantuvo durante el resto del año.
Proyectos de infraestructura como los del Paseo del Bajo, y otras herramientas a disposición de la política pública, como planificación integrada de las actividades puerto-ciudad, uso de tecnología para la gestión de tráfico, horarios extendidos de atención de las terminales portuarias y sistemas de turnos para la recepción de camiones, contribuyen a reducir los efectos negativos de la congestión.
Leave a Reply