Pese al impacto de la pandemia del COVID-19 en la industria de cruceros, se espera su recuperación a medida que se incorporan estrictos protocolos de bioseguridad y se incrementa la inmunidad colectiva. En muchos países de América Latina y el Caribe (ALC), la industria turística de cruceros es un motor clave para sus economías. Por ejemplo, esta actividad representa alrededor del 70% del PIB de las islas mexicanas de Cozumel, o el 3% de la actividad económica del Grupo Puerto de Cartagena.
A nivel mundial, previamente a la pandemia de COVID-19, la industria movilizaba alrededor de 30 millones de pasajeros anuales, ascendiendo a un valor de US$134 mil millones y generando 1,1 millones de empleos directos. ALC representaba un tercio de esos valores. Cartagena, una de las ciudades más importantes en la región para esta industria, recibía alrededor de 15.000 turistas diarios, con un gasto promedio por pasajero que superaba los US$120, unido a los beneficios económicos indirectos en materia de creación de empleo y utilización del puerto.
Frente a estos beneficios económicos, los cruceros generan también una serie de externalidades negativas, que requieren ser mitigadas para brindar una mejor calidad de vida en las ciudades destino de esta industria.
Entre los desafíos mencionados por las comunidades locales se encuentra el incremento de la contaminación, la sobreocupación del espacio peatonal y la congestión urbana. La problemática ha escalado a tal punto que algunos de los principales destinos turísticos de cruceros del mundo, como Málaga y Dubrovnik, han establecido un límite a la cantidad diaria de naves que pueden acceder a sus puertos.
De acuerdo con evidencia internacional, en ciudades densamente pobladas y con puertos instalados en áreas neurálgicas de la actividad socioeconómica, la congestión creada por la gran cantidad de turistas que desembarcan y embarcan en un período estrecho de tiempo puede suponer un importante stress para la movilidad urbana. Este es el caso de ciudades como la anteriormente mencionada Cartagena, y también Buenos Aires (Argentina), Lima-Callao (Perú) y Montevideo (Uruguay). Ahora bien, hasta el momento no existe estudio que cuantifique y caracterice el impacto de la industria en la movilidad de las ciudades de ALC. Sin esta información es difícil tomar decisiones efectivas de política y de inversión que puedan mejorar la interface puerto-ciudad.
Y decimos “hasta el momento” porque en nuestra publicación insignia de transporte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ilustraremos los impactos espaciales y económicos de la actividad de cruceros en la región.
Ello con el fin de brindar herramientas a los tomadores de decisiones, para generar cambios que reduzcan el impacto de esta importante actividad en la calidad de vida de las ciudades-puerto. Aquí incluimos un anticipo de estos resultados, que presentaremos en la Reunión Anual del Comité de Investigación de Transporte (Transportation Research Board – TRB) de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, a celebrarse este mes de enero de 2021.
En nuestras estimaciones, utilizamos datos de congestión de la plataforma Waze para las cuatro ciudades mencionadas, y datos de Marine Traffic para la actividad de cruceros, para todo el año 2019.
Los resultados sugieren que, con excepción del caso del Callao, la congestión es sistemáticamente superior y estadísticamente significativa en los escenarios en que se presenta actividad de cruceros que en aquellos donde no hay turismo marítimo. En otras palabras, la actividad de cruceros efectivamente incrementa la congestión urbana. La mayor diferencia relativa se presenta en Cartagena, donde la congestión incrementa casi un 50% durante los días de actividad de cruceros, seguida por Buenos Aires y Montevideo, con 30% y 27% respectivamente. En los siguientes gráficos pueden visualizarse los niveles de congestión en los días con y sin cruceros, para estas últimas dos ciudades.
La actividad de cruceros representa una fuente de ingresos muy relevante para la región. No solo genera un gran número de empleos directos, sino que da lugar a dinamización económica a través del gasto de los turistas en la ciudad y una mayor utilización de los puertos. Sin embargo, las externalidades negativas han de ser consideradas para lograr una relación más armónica entre el sector y la población local.
Leave a Reply