El miércoles 16 de octubre fue el Día Mundial de la Alimentación 2019. Este es un día importante no solo porque hay que hacer conciencia y ayudar a las personas que padecen hambre y desnutrición, sino porque la buena alimentación es un asunto que nos afecta absolutamente a todos, incluso a quienes estamos bien alimentados. Esto se debe a que la alimentación es la intersección entre la salud, la producción de alimentos y el medio ambiente.
Salud y buena alimentación
Todos sabemos que una buena alimentación es clave para una buena salud. Después de todo, uno es lo que come. Pero ¿qué tan cierto es esto? De acuerdo con , las malas dietas se han convertido en el principal factor de riesgo de enfermedad y muerte en el mundo. En 2017, por ejemplo, 22% de las muertes de adultos estuvieron vinculadas a las malas dietas. Y es que el llevar una mala dieta no solo implica desnutrición, anemia o sobrepeso, sino que puede generar una serie de enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, algunas autoinmunes (como la diabetes tipo 2) y varios tipos de cáncer.
Te preguntarás entonces ¿qué es una buena dieta? Sobre esto hay mucha confusión porque a menudo aparecen investigaciones con resultados contradictorios. Sin embargo, la comunidad científica está cada vez más de acuerdo (ver, por ejemplo, las recomendaciones de la OMS, las del Ministerio de Salud de Canadá, o las de la Comisión EAT-Lancet) en que una buena dieta tiene alta variedad de alimentos y es rica en frutas, verduras, legumbres, nueces y cereales enteros, y baja en azúcares, grasas saturadas, grasas trans, sal, carnes rojas y carnes procesadas. (ver, por ejemplo, los datos del Global Dietary Database). No es de sorprenderse, entonces, que en la región tengamos altas tasas de prevalencia de algunas de las enfermedades mencionadas arriba. Por ejemplo, datos de la OMS para 2016 indican que la prevalencia de sobrepeso entre mayores de 18 años era de 57.8% en la región contra un 49% a nivel mundial, y que las tasas de mortalidad asociadas al cáncer colorrectal y a la diabetes mellitus eran de 10 y 45.9 por cada 100,000 habitantes, respectivamente, contra 9.4 y 35.4 a nivel mundial.
Producción de alimentos y buena alimentación
De acuerdo con la FAO, ¡66% de la producción total de cultivos proviene de solo 9 especies de plantas! Nuestras dietas son menos variadas de lo que pensamos. A menos que seas una de las personas afortunadas en consumir muchas frutas y verduras y alimentos poco procesados (como los cocinados en casa), probablemente tu dieta tiene un alto contenido de maíz (en jarabe endulzante, por ejemplo) y trigo. Esto no es saludable y la culpa no es solo de los consumidores al decidir qué comprar y qué comer. Hoy por hoy, gran parte de la producción agropecuaria y agroindustrial no es coherente con una buena alimentación. Aunque todas las personas quisieran llevar una dieta saludable, los sistemas alimentarios en América Latina y el Caribe no están llevando a todas partes la variedad y la calidad de alimentos necesarias para una dieta saludable. Por el contrario, abundan los alimentos ultraprocesados y las bebidas azucaradas, que tienen efectos perjudiciales sobre la salud.
Este problema no ocurre solo en América Latina y el Caribe. Desafortunadamente, gran parte del mundo enfrenta un problema semejante y, contrario a lo que se piensa, esta situación se agrava conforme los países pasan de un nivel bajo de ingresos a uno medio, pues la población empieza a consumir más carne y alimentos procesados.
Medio ambiente y buena alimentación
Lo que comemos también tiene implicaciones medioambientales. La agricultura, la ganadería y la pesca tienen impactos profundos en el medio ambiente: deforestación, pérdida de biodiversidad, emisión de gases de efecto invernadero, consumo y contaminación de agua y degradación de suelos, principalmente. El modo de producción actual de alimentos no es sostenible. Ante eso, además de hacer la producción más eficiente y amigable con el medio ambiente, también podríamos generar incentivos para cambiar las proporciones de los alimentos que producimos. Después de todo, no todos los alimentos tienen el mismo impacto ambiental (la ganadería, por ejemplo, tiene impactos mucho mayores que los cultivos).
Diversos estudios (como Springmann y otros (2016)) han encontrado que si todos comiéramos dietas saludables la producción de alimentos tendría impactos medioambientales mucho menores que en la actualidad y sería sostenible.
En suma, la buena alimentación es sumamente importante. El adoptar dietas saludables nos traería una doble ganancia: mejor salud y mayor sostenibilidad medioambiental. Ambas cosas son urgentes en la región (y en todo el mundo). De ahí la importancia del Día Mundial de la Alimentación.
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