El asesino envió una carta al investigador, desafiándolo:
“Elegí la ciudad para mi próximo crimen porque es la capital del único país de América Latina donde en 2011 el número de suicidios casi triplicó el de homicidios.
“No es la única irregularidad que me molesta de esa ciudad: es la única que hasta hace poco tenía más víctimas mayores a los 50 años que menores a los 20. Esa tendencia se revertió en 2010 y voy a tratar de consolidarla con mi crimen: mi víctima será una persona joven, exactamente dentro del rango de edad donde los homicidios más aumentaron entre 2010 y 2011”.
Y continuó su acertijo:
“Voy a aprovechar que mi víctima concurre siempre al festejo principal del día del santo en cuya semana se produce anualmente el mayor número de homicidios en Jamaica. Pero no te confundas que no es el mismo mes en que se da el pico de asesinados en ese país y debes tener en cuenta que el santoral no caerá en 2014 en los días de la semana donde se da el mayor número de homicidios en Costa Rica. Y aunque el sexo de la víctima sea el que menos porcentaje de víctimas registra a lo largo de toda la región, no se vaya a creer que las razones son que podrían explicar 8 de cada 10 asesinatos a personas de ese sexo en Quito. En todo caso, busque el móvil en el que causa más de la mitad de los homicidios en Bogotá”.
El investigador que leía el e-mail no podía creerlo:
“Tenga en cuenta que lo cometeré con con el tipo de arma que provoca 9 de cada 10 homicidios en Tegucigalpa. Y si quieren evitarlo no necesitará palpar a todos los asistentes. Tengo el sexo y el rango de edad donde se concentra el mayor número de las víctimas de violencia homicida en República Dominicana, pero no nací allí sino en el país de América del Sur que tenía la mayor tasa de homicidios en los noventa y que más ha logrado reducirla desde ese momento hasta hoy.
“¡Ah! Mi pista final: encontrará todas las respuestas a estos acertijos en un reciente estudio del BID sobre violencia homicida en América latina y el Caribe, y en las bases de datos del Sistema Regional de Indicadores Estandarizados de Seguridad y Convivencia Ciudadana. No se asuste, es largo revisar todo ese material, pero si anotó bien las pistas todavía tiene un buen tiempo por delante para leerlo y capturarme…”
El investigador se puso a leer el estudio y empezó a descartar posibles víctimas y victimarios, buscando el perfil más cercano de quien debían proteger y a quien debían detener. A ver hasta qué punto los lectores de Sin Miedos logran hacer lo mismo.
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